A Clara le gustaba sacar a pasear a Terry sobre la una, cuando la mayor parte de bares ya estaban cerrados, pero quedaban las terrazas puestas. El fantasma estaba sentado en todas las mesas que compartieron juntos, pero cada día que pasaba, su imagen tenía menor nitidez.
A pesar de ello, Clara no quiso esperar a que se desvaneciera del todo y decidió pintar un retrato suyo. Diez días después, ya terminado, lo envolvió como para regalo y lo escondió detrás del sofá. Desde esa noche, el fantasma ya no se volvió a sentar en las mesas vacías de las terrazas en las que Terry enredaba.
Clara pospuso hasta la siguiente limpieza general, en Navidad, la decisión de que hacer con el cuadro. Entonces sería más fácil deshacerse de él.
2 comentarios:
Hay que cuidarse de Clara.
Te ha quedado bien tu micro, te felicito Albert
Quisiera hacer una historia a base de micros, de flashes mentales.
Empezarla la empecé, como tantas cosas.
A ver si soy capaz de continuarla hasta darle forma.
Gracias por el cumplido, Malque.
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