El verano es otra de las excusas perfectas para ralentizar el ritmo de vida. El mío no, que ya va al tran-tran. Me refería al del resto de la gente. Estos días Miño se llena de gente de fuera que viene a pasar unos días de descanso. Se les reconoce a dos calles. Por la indumentaria y por su caminar pausado. En los bares, por su facilidad para entablar conversación, lo que permite conocer otros puntos de vista y otras formas de vida.
Estos días he conocido tres personas peculiares. El primero, un ex-boxeador olímpico por España. Me contó que, de pequeños, los hermanos (eran 12)tenían un juego divertido. Se colocaban calcetines de deporte en las manos, apagaban la luz de la habitación y se liaban a guantazos entre ellos. Excelente entrenamiento para un boxeador. Con la luz abierta tiene que ser fácil, entonces, esquivar un meque...
El segundo, el ex-guitarra de un grupo de rock radical vasco. Durante 19 años fué heroinómano y se chutó en los cinco continentes. Lleva limpio 8 años y recorre el mundo en una autocaravana, su única posesión. La heroína le llevó varias veces a la India, aunque no fué el misticismo del sétimo continente lo que le incitó a desintoxicarse. Fué el surf, que descubrió en Galicia, lo que le alejó del jaco. A pesar de ser el autor de un par de canciones bastante populares, no recibe ni un duro de derechos de autor, por que sus ex-colegas no se lo pasan. Uno de ellos es un conocido llorica en las reuniones con foto en la escalera de la Zarzuela. Al tipo, que no le den lo que es suyo se la trae completamente al pairo, con tal de no discutir. Un día vendió todo lo que tenía, que era suficiente para, bien administrado, vivir el resto de su vida conociendo gente, pueblos y playas para surfear. Y ahora es un tipo feliz.
También conocí a un inspector de la SGAE, no demasiado orgulloso del trabajo que le toca hacer, a veces. Reconoce que es bastante jodido trabajar para la empresa peor valorada del país. Cree que esa percepción de la gente es debida, sobre todo, al canon digital, con el que no está demasiado de acuerdo. Me da un dato: En España, las sociedades de derechos de autor recaudan la tercera parte que en Estados Unidos, un mercado ocho veces mayor, gracias sobre todo a ese canon. La diferencia está en que aqui, cuando compras un reporductor-grabador, tienes que pagar el parche y el loro, aunque no te lo lleves. En Estados Unidos esperan que abordes un barco, antes de zumbarte una buena multa.
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