Estuve cinco días completos sin encender un solo ordenador. Una especie de desconexión digital dentro de mi desconexión vital. Los cambios profundos son como las guerras; se consiguen ganando batallas. Y las batallas, ya se sabe, hay que prepararlas concienzudamente. Conocer bien al enemigo, pero también a uno mismo.
Aproveché estos ratos sin internete ni pantallas digitales para hacer un esquema de la trilogía. La primera parte se me solapaba en el tiempo con la segunda y todavía no conozco a ningún humano que tenga el don de la ubicuidad. Y si pretendo ligar una historia, debe ser coherente, al menos en el aspecto temporal.
También aproveché para hacer algo de vida social. Con gente, fuera de la cueva, digo. El sábado fuí a ver un monólogo de un tal Yoni Mediogramo. Politoxicómico de oficio. Sin desperdicio. Bruto como un arado, pero a mi me mola el humor muy grueso. Y a este le sobra. Abstenerse de darle al play al vídeo si uno es un alma sensible.
También para comer el domingo con unos amigos con los que no lo hacía desde meses atrás. Hay gente que merece mucho la pena conservar. No pudimos juntarnos todos los de la pandilla más que para el vermut, pues todos andan ya con descendencia y ya se sabe las limitaciones que eso conlleva.
Ayer me llegó la carta con la cita para el neurocirujano. Menos mal que era preferente. Pues eso, el 13 de febrero. Habrá que mirar alguna alternativa, por que si tengo que estarme 7 meses con esas limitaciones que me impone el dolor físico, voy a terminar con el alma carcomida. Menos mal que tengo conocidos hasta en el infierno. Dicen que Dios siempre tiene un as en la manga. Esta vez me vale si Satanás lleva un comodín.
El domingo me acordé de Tizona. Debe estar contando los puntos que le lleva Vettel a Alonso y si se pueden pedir grandes premios de prórroga... :). También me alegré por Marta Domínguez. Asusta un poco lo fácil y rápido que es denostar a alguien, hoy en día. Corren las noticias que vuelan por la red. Y las calumnias. Ya no me atrevo a decir nada de Ortega Cano, ni de la Campanario, ni de los de la SGAE, no vayan a salir inocentes, después de todos los indicios...
Y se sigue dando vueltas sobre la solvencia de nuestra deuda. Y la de Italia y la de media europa. Pero el pufo gordo está en Estados Unidos. Ya ha dicho Obama que si no se hace algo, no hay pasta para pagar las facturas de agosto. ¿Qué calificación les ponen a los americanos Moody´s, Finch y cia?. Todo este follón me recuerda a la historia de mi colega que no me paga, por que su jefe no le paga, por que no le pagan unos clientes por que no les paga un ayuntamiento... Lo mismo, pero en plan macroeconómico. Dios nos pille confesados. O que saque el as de una vez. O la fábrica de hacer billetes. O algo, que esto no pinta nada bien...
Bueno, voy a ver si adelanto algo la novela. Hoy me siento inspirado. Me da que se me volverá a hacer tarde, escribiendo. O pronto, según el país que lo mire...
2 comentarios:
La ventaja que tienes es que tu tienes amigos alla, por eso la desconexion es cosa relativamente facil, cosa de decidirlo, nomas. Yo lo he pensado y creo que mi problema es que si me desconecto no tengo nadie con quien hablar (a parte de Trying, por supuesto). Y aca de noche no hay mucho que hacer.
Espero que ese asunto de la espalda se solucione rapido. Te leo y preocupo, no solo por ti sino por ese piquetito constante en mi media baja espalda...
Ya me da miedo oir hablar a Obama, sus discursos se estan volviendo tan oscuros como su piel.
Bueno, la desconexión es para no ver a nadie mas que a uno mismo y sus interioridades.
Con la espalda, esperando, de momento. Hazte mirar la tuya. Si algo malo tienes, cuanto antes lo sepas, mejor.
El negro no es Obama. Hay almas mucho mas negras por encima suyo...
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