Debo llevar unas 80 horas en los que no soy capaz de reírme con los sarcasmos de mi espalda. Creía que habíamos encontrado un punto de equilibrio entre su sentido del humor y el mío, pero veo que, a ratos, no. Como no quiero desarrollar tolerancia al tremadol sólo me dopo uno de cada tres días. Hoy, día del Señor, tocaba, así que voy a tratar de aprovechar mejor el día que los dos anteriores, en los que lo único que hecho ha sido encallarme tres veces en una sesión sobre lo mejor del 2011 y mejorar algo mi cultura cinematográfica. Hasta ví una peli en blanco y negro de 3 horas y pico y dos veces el inicio de Dersú Uzala, aunque me quedé dormido las dos veces antes de diez minutos. También cayó la cuarta temporada de The Big Bang Theory, aunque eso no sé si entra en la categoría cultura cinematográfica...
No escribo un folio de la novela desde el martes, lo que tiene preocupado a mi manager. Paciencia. Ponme una bonita secretaria que tome notas al dictado. Recuérdale que estamos en verano y que en casa no hay aire acondicionado así que no hace falta que venga muy abrigada.
Ayer me dí cuenta que tengo que mejorar mi relación con alguna gente del pueblo. Me llevo bien con todo el mundo, si, pero siempre quise guardar la distancia justa para poder preservar mi intimidad. Pero cuando estás en casa sin poderte apenas mover y descubres que, en una horrenda falta de previsión (indigna de mi) no hay comida para los gatos, toca pedir un favor. Tenía dos teléfonos de confianza y ninguno respondió, es lo que tienen las vacaciones. Si hubiese sido comida para mi, me hubiese apañado de cualquier forma, probablemente con el telepizzamiño Pero no hay telefriskis o telebreakies. Menos mal que siempre tengo la suerte de atoparme con gente de buen corazón y los gatos no pasarán hambre alguna, por el momento. Mil gracias, señorita, le debo una.
El otro día me quedé algo insatisfecho con el post de Miño. Hay que tener en cuenta que la fotografía es luz y que la climatología no entiende de tus ganas o necesidades de hacer fotos y muchas veces no te proporciona la iluminación adecuada. Así, quedaron fotos por tirar que ayudan a mejorar la imagen de Miño. Por eso he buceado un poquito en el archivo para sacar algunas de ellas y dejar al pueblo un poquito mejor que el otro día. Ahí van...
Una vista desde el faro de entrada al puerto...
Cuando no hace un buen día, la ría siempre ofrece un aspecto majestuoso, misterioso o ambas cosas a la vez.
El cambio de temperatura de la noche a la mañana, proporciona estampas muy propias de Galicia.
Y los atardeceres de otoño son un espectáculo diario.
Y si en el casco urbano no falta de nada, paseando por los alrededores tienes miles de sitios donde perderte, o donde compartir un instante con la sensación de que el momento es único.
Hala, ahora si que me quedé a gusto...
2 comentarios:
yo también he quedado a gusto...
seriously, i'm falling in love with your town, man!
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