En 2014, las regiones del Donetsk y Lugansk, enmarcadas en la margen derecha de la Ucrania que parte el Dniépr, siguieron los pasos de Crimea y, después de un referéndum de autodeterminación (que las autoridades de Kiev consideraron ilegal), proclamaron la independencia de ambas regiones y constituyeron dos repúblicas.
Después de unas intensas campañas de los independentistas, bajo la consigna (por resumir mucho) "Kiev nos roba", el resultado en los referéndums fue avasallador en cuanto a participación y aceptación de la propuesta "independencia: Sí" por un 79 y 89% de votos, respectivamente.
Luego, los de Kiev mandaron (tarde) al ejército y los tanques, que se encontraron con una tropa independentista fuertemente armada con cosillas de esas que usa para la guerra el ejército ruso. Y así, hasta hoy.
Hay escritos es este país ríos de tinta sobre los referéndums ilegales, sobre el derecho de autodeterminación y sobre quien recae la legitimidad de decidir su destino, si al pueblo que habita un territorio o al Estado que lo oprime. Se supone que lo oprime porque si no no querrían la independencia.
Por eso nadie ha reconocido (hasta hoy) a las repúblicas del Mar Negro, porque es abrir (de nuevo) el delicado melón sobre el derecho de autodeterminación y la viabilidad de la vía brava en caso de que el Estado rechace organizar un referéndum al uso o deslegitime los resultados de uno convocado sin su consentimiento. Lo de proclamar la independencia, pero sin suspenderla temporalmente de un modo cobarde e ingomimioso.
El ejemplo para bávaros, corsos, sicilianos, catalanes y otra docena de pueblos europeos con inquietudes independentistas podría ser demoledor y por eso, también, la UE tiembla cada vez que se habla de la parte derecha del Dniépr, la prorrusa.
A Putin, Kiev y toda la parte izquierda del río se la trae al pairo. Viéndose cercado por todas partes como se está viendo, la salida al Mediterráneo por el Mar Negro adquiere una importancia geoestratégica vital. Y Sebastopol siempre fue la sede de la armada rusa. Habría puesto "Red army blues" de los Waterboys como banda sonora al post, pero se habría malinterpretado, seguro.
He oído algunas analogías descerebradas, como que recuerda a Hitler cuando la anexión de los sudetes, que vino seguida a los seis meses del resto de Checoslovaquia. Ni puta idea. Aquello, como la posterior invasión de Rusia, fue un tema de recursos. Cereales, comida. Por resumir mucho.
Esto es un tema de defensa estratégica, los rusos se quedarán en Crimea, el Donetsk y Lugansk con la misma determinación que pasarán tres leches de Kiev.
Excepto si Estados Unidos insiste en colocar misiles en la frontera rusa. Ahí sí que se liará gorda y la factura la volverá a pagar el resto de Europa, que debería mirar a Rusia más como un aliado que un enemigo, que no lo es. De Europa, digo, las tonterías imperialistas que tengan con los USA son otra historia en la que no deberíamos entrometernos. Por salud económica y geoestratégica, digo
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