domingo, 19 de julio de 2020

La angustia

La angustia es la expresión asfixiante de la incertidumbre por el futuro. Se instala en el plexo solar y, conforme crece, oprime cada vez más a los pulmones,  impidiendo respirar correctamente. 

También oprime la boca del estómago, alterando la sensación de hambre y la de sed. Con el tiempo altera el sueño, el humor y la libido y puede llegar a ser paralizante.

Cuando uno no respira correctamente, se complica la gestión de los pensamientos negativos. La angustia impide su mera contemplación y le dificulta a la mente focalizarse en otra idea.

La angustia es invisible, no pinta una mueca en el rostro de las personas ni escribe "ayuda" en su frente. Sólo quien la ha superado y conoce bien a quien la padece puede llegar a identificarla.

En su día, aprendí a combatirla con ejercicios de respiración y meditación, mucha meditación. No se gana la pelea en un día, ni en una semana, ni en un mes.

Muchas veces sucede que no hay farmaco  que la mitigue en vigilia. Los somníferos solo la posponen unas horas y la vuelta del mundo de los sueños a la realidad se vuelve angustiante por sí misma.

Ahora huelo la angustia a mi alrededor. La huelo a metros de casa, en algunos vecinos; la huelo a cientos de kilómetros de distancia, en amigos atrapados en la capital, a miles de millas, en mensajes de voz que me llegan de Argentina. 

La huelo en personas que aún no saben que están angustiadas. Olerla  tan a menudo se empieza a volver angustiante.

Si algo hemos aprendido en la primera oleada del virus es que es mejor prevenir que curar. Las consecuencias de la segunda oleada serán demoledoras y dejarán un ejército de personas angustiadas.

La próxima epidemia, probablemente pandemia, va a ser de angustia, deberíamos irnos preparando.

Deberíamos empezar a establecer los mecanismos para detectar a los angustiados y ayudarles, son nuestros familiares, nuestros amigos, nuestros vecinos. Entre todos formamos está sociedad y todos formamos parte de un todo unitario.

En una aspecto coinciden todas las religiones, expresiones espirituales y códigos éticos; en cuidar del prójimo como de nosotros mismos. 

Va a tocar demostrar la calidad humana de nuestra sociedad porque la alternativa es un caos como nunca imaginamos.


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