La epidemia invisible que se acerca, para la que tampoco estamos preparados, es la de trastornos mentales y de comportamiento, que tendrá unos efectos secundarios peores que los de la Covid-19.
Porque si la tienen que atender los psicólogos y psiquiatras del Sistema Público de Salud, no darán hecho ni trabajando 24/7.
También estaría acertado que los filósofos empezaran a perfilar como queremos que sea la Sociedad que saldrá de todo esto. Porque también está claro que el modelo que teníamos ha demostrado no servir.