Sin estar secuenciando suficientes positivos, lo que implica desconocer adecuadamente la incidencia de la variante británica del Covid-19, se empiezan a tomar medidas que eran temerarias con la anterior variante.
Con dos meses desde que entró el tigre, sería lógico pensar que se habrá comido al gato y los números que valían para el gato igual se deberían replantear para el tigre.
Pues no, ¿Pá qué?