Creo que 1917 es la película más marrón que he visto nunca. En Lawrence de Arabia, al menos el cielo era azul. En 1917 son marrones hasta los ríos y los bosques.
No me gusta el color marrón en ningún punto de su gama. Es el color de la putrefacción, de las camisas pardas y de las heces en cualquiera de sus texturas o procedencias.
1917 recuerda con una crudeza muy marrón que solo hay una cosa más estúpida que luchar en una guerra por los intereses de otros; morir en ella. Entonces, hasta tu sangre se vuelve marrón.
La vimos en casa, en una pantalla de 32". De verla en el cine habría salido llorando lágrimas marrones`
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