miércoles, 15 de abril de 2020

Un pueblo traicionado



No me cansaré de recomendarlo, debería ser de lectura recomendada en todos los institutos.

Paul Preston, uno de los más reputados hispanistas de la actualidad hace un exhaustivo repaso a los tejemanejes de la clase política española desde 1876 hasta la actualidad.

Fundamental para entender que la tensión social en España no es (ni ha sido) cosa de "izquierdas" y "derechas", si no entre "los de arriba" (y sus lacayos) y "los de abajo". Lo de izquierdas y derechas es un cuento más para dividir a los de abajo. El clásico"divide y vencerás".

Si piensas que quizás estás"en medio", te equivocas, estás debajo. Si estuvieras arriba no estarías leyendo estas líneas. Que tengas Netflix y Spotify y un coche con climatizador y ABS no te convierte en burgués, aunque tengas algunos vicios de la burguesía.

Si nos remitimos al principio de Pareto, el 20% suele ser la causa del 80% y a la inversa. En cuestiones de riqueza a nivel mundial las cifras varían, pero se acepta que el 5% de la población posee el 85% de la riqueza. Ahí están los de arriba y los de abajo.

Los medio de comunicación, que insisten en dividir a los de abajo entre izquierdas y derechas, inmigrantes y nacionales, creyentes y ateos, etc, etc, etc, pertenecen a los de arriba.
En ellos trabajan a su servicio lacayos muy bien pagados. Judas siempre los hubo. Algunos costaron 30 monedas, otros 300 o 3000, pero muchos se compran con 3.

Antes de posicionarte en contra de los intereses de los tuyos, reflexiona si no estarás cayendo en la trampa y trabajando gratis para los otros

lunes, 13 de abril de 2020

Terroristas disfrazados de salvapatrias

La historia debería servir, al menos, para no repetir los mismos errores.
Durante los primeros lustros del siglo pasado determinados sectores de la sociedad hicieron uso de pistoleros y terroristas a sueldo con el fin de provocar a los anarcosindicalistas, quienes entraban indefectiblemente en la espiral de atentados y asesinatos, lo que ocasionaba que el Gobierno incrementara la represión sobre la clase trabajadora.

En cuanto se conseguían avances sociales, siempre había quien prendía la mecha para que los disturbios transmitieran la sensación de que el gobierno no era capaz de mantener la democracia, sugiriendo así la creación de un gobierno de mano dura.

Así se llegó a la dictadura de Primo de Rivera, apoyada entre otros insignes por el abuelo del rey emérito, Alfonso XIII.

La vuelta a un sistema democrático (todo lo democrático que permitía la habitual manipulación de las elecciones instaurada con la Restauración) trajo la Segunda República, el 14 de abril de 1931. Durante este período, la estrategia de desgaste del gobierno a base de incrementar artificialmente el caos social fue una constante.

La idea era provocar una situación insosteniblde que justificara un golpe militar. De hecho, hubo dos golpes de estado fallidos antes del de julio del 36. Por detrás de las maquinaciones, siempre aparecían los mismos nombres repetidos; Juan March, Lerroux, Gil Robles, Mola, Alfonso XIII... Exceptuando a Lerroux, mercenario de la política, todos los demás eran, supuestamente, "insignes patriotas".

El anarquismo ya ha desaparecido, no así esa banda de salvapatrias, que son los que ahora no tienen ningún escrúpulo en utilizar el terrorismo (des)informativo con el mismo objetivo golpista que en 1936.

Si caemos en la polarización, ganan, es lo que buscan, tensar la cuerda hasta que se rompa. Hay que ser pacientes, ignorar sus provocaciones y combatir sus mentiras con elegancia y con datos que desmonten los bulos.

Si cometemos el error de no castigar los actos de terrorismo, por miedo a ser acusados de represores, estamos dejandoles actuar impunemente.  No se puede ser tolerante con los intolerantes, porque son un cáncer para la convivencia. Acordémonos del general Sanjurjo.

sábado, 4 de abril de 2020

Tribalismos


El tribalismo es un concepto del campo de la antropología que hace referencia a un fenómeno cultural por el cual los individuos crean grupos u organizaciones de naturaleza social con los que identificarse y reafirmarse como parte de un algo más grande.

Debido a que se trata de un fenómeno cultural, el tribalismo tiende a expandirse abarcando prácticamente todos los ámbitos de la vida de la persona, ejerciendo una influencia bidireccional. Es decir, la persona intenta dejar una huella de su paso por la organización y, a su vez, la propia organización ejerce una influencia sobre la persona.

Los dos párrafos anteriores los saqué de la web psicologíaymente y sirven para contextualizar un fenómeno que se está volviendo muy preocupante y que estos días de confinamiento se está agudizando debido al uso intensivo de las redes sociales.

Los dueños de las plataformas digitales se las ingenian para mantenernos enganchados el máximo de tiempo posible a la suya, en eso consiste su negocio. Para ello, nos enseñan personas y opiniones afines, ya que así nos sentimos más reconfortados con lo que vemos y nos quedamos más rato.

Esta situación tiende a reforzar las convicciones, ya que si no hay debate interno, las opiniones se radicalizan, con lo que el monstruo se retroalimenta.  Los algoritmos nos mostrarán opiniones tan radicales o más que la nuestra,  Y así ad infinitum.

Cuando en un debate desistes y te vas porque te sientes agredido o insultado, están ganando ellos, ya que se pierde pluralidad en el debate y su opinión es ahora un poco más predominante. 

Si te cabreas y muestras tu enfado, están ganando, porque es lo que quieren, que te vayas.  Así es más fácil imponer su punto de vista; entre los suyos.  Entre "nosotros", que "ellos" son el enemigo. 

La batalla de la pluralidad se gana con estoicismo y perseverancia porque los argumentos y las evidencias no sirven de nada con los fanáticos.  Igual algún día podemos recuperar el debate constructivo, pero eso no será en las redes sociales.

miércoles, 1 de abril de 2020

Comprar en China con urgencias



En todos los países hay estafadores.  Los hay grandes pequeños y de todos los colores.  Y cuando huelen miedo o necesidad proliferan como buitres alrededor de un cadáver.  China no iba a ser una excepción, así que ahora se están poniendo las botas.  No, los "chinos" (que también, algunos), hay que matizarlo: los "estafadores chinos".

Nosotros compramos alguna cosilla por allende los mundos y en China tenemos un par de proveedores regulares.  Contactamos en su día con ellos como hace la mayoría, a través de alibabá.  Preguntamos por lo que buscábamos, pedimos (y pagamos) unas muestras para certificar que hablábamos de lo mismo, debatimos las opciones y le hicimos el pedido a la que consideramos la mejor.

Entre el primer paso y el pedido pasaron como seis meses.  La primera vez; ahora que nos conocemos el proceso dura algo menos de 30 días.  Preguntamos precio, solicitamos muestras y cuando verificamos que se corresponde a lo que queremos, lo pedimos.  Si se trata de una reposición de algo que ya hemos pedido, el pedido se concreta en 8 líneas de WeChat y el pago en una oficina de Western Union, media mañana.

Conocemos muchas historias de "chinadas", por eso fuimos muy cautos con el primer pedido a cada proveedor.  Aún así, nada nos asegura que pedidos subsiguientes lleguen sin sobresaltos.  Un empleado que huye con el pago, una fábrica que cierra o un cambio de proveedor por parte del nuestro pueden trastocar lo esperado con el pedido.  Pero eso también puede pasar en España.

Por eso, nos fascinó sobremanera la candidez con la que se lanzaron a los pedidos de material sanitario para la crisis del Coronavirus, las diferentes administraciones del estado español.  La falta de previsión aprieta y ningún político quiere ser el primo que se quede sin material sanitario para los suyos,sería públicamente crucificado.  Pero la mayoría de las compras las están haciendo personas sin experiencia alguna tratando con empresas chinas, personas que compran con un dinero que no es suyo. Ha pasado lo que tenía que pasar en un elevado índice de probabilidad.

Ya veremos la millonada que se ha ido por el retrete y por la que habrá que pedir responsabilidades, supongo.  También las disculpas que tendrán que pedir muchos medios a China y a los chinos.  Porque la palabra "estafa" en la misma frase que "China" o ""chinos" se suelta con demasiada facilidad cuando no es ni China, ni los chinos, los que ha estafado a los primos que han puesto a hacer los pedidos.  Como si España o los españoles fueran responsables del agujero de, por ejemplo, Javier de la Rosa con los kucaitíes. 

En Sedeenchina, una empresa que se dedica a asesorar a empresarios que quieren hacer negocios en China y a efectuar controles de calidad in situ de la mercancía antes de ser enviada a su destino, lo explican muy bien en este artículo. No somos clientes suyos, nuestros pedidos son pequeños para requerir sus servicios, pero no nos perdemos ninguno de sus podcasts desde que salió el primero.

En éste, Adrian Díaz cuenta fantásticamente como le está yendo su ofrecimiento de asesorar gratuitamente a quien quiera en España comprar material sanitario. Para flipar...