A las 6:45 me despierta el runrún de la gente que empieza a moverse. No tengo nada que hacer hasta las 9, así que me enrosco en el saco con los auriculares. No le pongo el sleep y, al rato, una melodía reclama mi atención. Es una bonita canción pop para arrancar el día, el Yet Again de Grizzly Bear, que me despereza. De todos modos, son ya casi las ocho. Al ir a colocar las alforjas, soy incapaz de encontrar la llave del candado de la bici. Es la primera noche que la he atado en todo el viaje.
Todo tiene solución y la Guardia Urbana me presta una cizalla. Asusta un poco ver lo fácil que es robar una bici con las herramientas adecuadas...