Cuando uno está cansado, suele dormir bien aunque
Perico esté de serenata ronqueril y eso es lo que hice la noche del día 1 al día 2. Como un bebito.
Una vez aseaditos, nos fuimos hasta el Alcampo (¿o era el Mercadona?... Dios, menuda caca de memoria) para aprovisionar la neverita de la habitación. Lo normal; unos yogurs, unas latitas de bebida energética, barritas de cereales para prevenir una caída de azúcar de Perico, unos sandwiches, algunos refrescos y, por supuesto, una docena de cervecitas. Decidimos portarnos bien, no volvernos gilipollas.
Para la noche del día 2, el viernes, estábamos invitados a una cena que organizaban unos coleguitas con los que estuvimos en Las Vegas, en el
III desafío de Los Pelayos. Quedamos con Johnny por Las Rozas, creo (conduciendo Perico y sin gps no pretenderéis que supiese dónde estaba) para tomar unos vinos (él) y unas coca-colas nosotros (sigo pasmado con la cabeciña que le pusimos a los momentos pre-torneo). A la hora programada de la cena, las 10 de la noche, estaba previsto que empezara el penúltimo nivel del día, así que excusamos nuestra presencia y prometimos agregarnos en el primer local de copas y/o alterne en el que se cayeran después de cenar.
A las dos, puntualmente, se hizo el chafelandil y empezó el dia 2. La vista de la sala era algo así, desde la mesa que me había tocado.
Hacía tiempo que no jugaba un torneo en vivo y a lo largo del día 1 constaté un nivel de agresividad en los jugadores más alto que en las últimas veces que jugara, sobre todo a la hora de abrir, lo que quería decir que la peña estaba jugando más manos de las que suelen ser habituales. Esto es relativamente bueno para un jugador tight agresivo cómo yo, pero te deja en manos de la varianza si no runeas bien las cartas. Por que la agresividad no es sólo pre-flop. Los tiros suelen caer en todas las calles. Para echar alguien de un bote, con menos de un lanzallamas estaba complicado. Por contra, también podías encontrar a la tipica señora de Casino, nit entre nits y a algún TAG agazapado.
Le había estado dando vueltas a la estrategia óptima para afrontar el día 2. Si desplegaba mi juego clásico de OR entre el 10 y el 20% dependiendo de la posición, contando con 4betear un 35% de las manos que me 3beteasen y 3betear TT+ y AQs+, dejando algún cold call con monstruos o con parejitas bajas esperando pescar una trucha, para desconcertar, me iban a calar en una hora y poco, perdiendo valor mis manos buenas y obligándome a moverme hacia una zona loose de juego en la que no estoy demasiado cómodo, en una fase del torneo (a partir del nivel 12) en la que un error en un bote podía ser fatal.
Decidí, pues, ganarme una imagen tight en el primer nivel o dos y luego abrir rangos, aplicándole, además, un efecto random a los mismos. Decidí dejar al azar un añadido al OR del 10% aprox, abriendo todos los botes que me llegaran limpios y que coincidieran con el segundero del cronómetro entre 0 y 10 segundos, además de mi rango habitual de confort. Y un 3bet aleatorio sobre cada bote que me llegara subido del 5% aprox, resubiendo cuando la manecilla del segundero estuviera entre el 0 y el 5, además de los rangos habituales. Esto lo leí hace tiempo en alguna parte y tenía ganas de ponerlo a prueba (no cito la fuente, lo siento, porque no la recuerdo, tengo que hacer algo con esta memoria, porque de los porros, que yo no fumo de eso, no es) . Me costó un poco el día 1 porque no llevo reloj y no podía tener la BB y su cronómetro sobre la mesa, así que la coloqué haciendo tic-tac al lado de los cojoncillos.
Luego, claro, hay que escoger el jugador. A los jugadores loose se les gana jugando (bien) tight y agresivo y a los loose, jugando (bien) tight y agresivamente. La teoría básica del poquer se escribe en un folio y medio o menos. La práctica llenaría la biblioteca de Alejandría.
Pero, de entrada, me colocaron en la mesa 24, la segunda que se iba a desmontar, con lo que eso de formarse una imagen no tenía ningún sentido. Así que me senté, con mis 39.100 puntos, a verlas venir. No es una estrategia que vaya a ganar ningún premio, lo sé. Pero no se me ocurrió otra. Es lo que sucede cuando uno es un pez...
En la 25,
Pableras tampoco parecía tener muy claro que hacer de entrada... :)
Lo de verlas venir fué figurada y literalmente. Cuando me senté me tocó el Hijack y sólo me llegó un bote simplemente abierto (los demás 3beteados) hasta que me llegó la ciega. Mis compañeros de mesa le habían echado azúcar anfetamínico a los cereales del desayuno, o algo parecido. En ese plan, decidí esperar a que rompieran la mesa, a no ser que tuviera una opción muy clara.
La única mano que jugué fueron unos 88 en la BB que el random quiso que le tocara en una mano en la que había un miniraise de UTG+1 y dos calls por detrás. Como tenía toda la pinta de un squeeze de libro, me pagaron dos. En el flop A82, dos picas. Mis ochos eran rojos y preferí jugarlos de cara con las dos picas, esperando que se rebotara un As. Pero mi cb de poquito más de medio bote no obtuvo respuesta. Minutos después desmontaban la mesa y me mandaron a la 9 con 42.600 fichas. Había salido vivo de la trinchera. Y la mesa en la que me colocaban iba a ser una de las últimas del día en ser deshecha, así que ya podíamos empezar con la táctica prevista.
Mientras ordenaba cuidadosamente mis fichas, todas con el número orientado hacia el mismo lado, una manía de tantas que tengo, en pilas de 20, 10 y cinco, para un fácil recuento, fui observando la mesa. No conocer a nadie no quiere decir que no haya nadie conocido, así que tenía que ir poniendo post-its mentales según lo que fuese viendo. Bueno, conocidos había uno, un tal Poli Rincón... :)
Yo soy de todo, menos tímido. Y él, otro tanto. Como había tres guiris que apenas abrían el pico, enseguida nos dimos a la coña. En el descanso, cuando estábamos de unas risas guapas, apareció
Perico para decirle:
Oye... ¿Pero tú sabes que este es del Barça?. Poli, rapidísimo:
Eso no tiene nada que ver para pasárnoslo bien... Mientras no estemos en un campo de fútbol... Como jugador de poquer lo quisiera siempre en mi mesa... :) Y como tertuliano, también. Un tipo majo como he visto pocos.
La mesa, una joya, la verdad. Las pocas ostias que había, en la otra punta. Poli se jartó a pillar premiums (tres AA, dos KK, dos QQ...), con el consiguiente cachondeo de claro, como venía de imagen de PS, pues el software estaba rigged... Con el buen rollito le levanté dos botes, uno de ellos con AQ y AK38 en el board, donde se tiró de mi second barrel enseñando AQ. Si yo hubiese sido uno de los guiris, seguro que no lo hace.
El más rarito de los tres extranjeros que había, un tipo con aspecto de marmota, cero palabras, ninguna actitud gestual, ni en los descansos, le hizo una que, a la postre resultaría definitiva para mi torneo. Le envidó (estando con unas 10.000 fichas) en la BB ante un raise de Poli que este pagó, algo mosqueado por la actitud del tipo en cuanto hacía un movimiento. Colocaba las manos sobre la mesa, se quedaba mirando a un punto en el infinito y ni se movía ni contestaba nada de lo que le dijeses. Ni en ese momento, ni en cualquier otro. El tipo parecía, literalmente, desenchufado. En esa ocasión, enseñaron AQ y QT para sinamigosconocidos. El soft demostró no estar rigged, al menos en favor de su figura y le tiró un T en el river al guiri. En la siguiente mano, en un duelo btn vs sb, le levantó el stack a la sb con KJ vs AQ y JQ en el flop. Y K en el river...
En ese momento empezó a abrir la mitad de los botes o más a base de OR´s de 2´2 bb´s. A media tarde ya nos tenía a todos hasta los mismísimos cojones. Coincidió que atravesé un desierto de cartas que duró dos horas. Nada jugable durante dos niveles. Si me daban algo medio decente, era en un bote abierto o en mala posición. Los 4 OR aleatorios que hice fueron contestados 3 con 3bets a las que había que dar crédito, dado lo poco que me moví y otro que hice con 97 de picas con un call de la bb que me entró de cara en un flop AJQ de corazones. Hice una 3bet con aire que fué contestada con un all in de otro tipo que no se había movido en una hora.
Hubo una vuelta entera en la que me dieron todas las manos un 4. 84, T4, J4. 74... ¡3 veces, 2 consecutivas! Generoso con las cartas no es que estuviera el dealer. Y mientras, el tonto a lo suyo y con más suerte que un quebrao. En ese momento cometí la cagada del torneo, cuando pensé: El gilipollas éste es el que me va a doblar...
A él le tocó uno de los 3bet random, estando él en le Hijack y yo en el botón. Call. Flop con un A y me donkea de cara. Yo tenía J6o y creo que ni escogiendo las cartas le ganaba la mano.
A pesar de que algún botecito me llevé, las ciegas y los antes iban minando poco a poco mi stack. Hasta que llegó la jugada definitiva. Yo ya había separado 24.000 fichas en un montón. 2400 para la ciega grande y 1200 para la pequeña y otras mil y pico para los antes. En cuanto me pasara las ciegas, me quedaban 10 bb´s, así que sólo tenía un movimiento; columnita de fichas al centro.
Era el final de la sexta hora de juego del segundo día y puse la ciega grande. La mesa empezó a foldear y cuando le llegaba la mano al mendrugo ya tenía decidido que le iba a pushear cualquier cosa medio decente. Le toca hablar y pone 5.300 fichas. Levanto las cartas y veo Ad8d. Si buscaba una excusa, eso era medio motivo. Sin mediar palabra cojo el montoncito de 24k y lo coloco al lado de mi ciega. Luego, cuando iba a coger el de la ciega pequeña y los antes, el croupier, muy correcto, me recuerda que la apuesta hay que hacerla en un solo movimiento, si no la has anunciado de voz, cosa que no hice. Tenía 26400 dentro y 2100 fuera. Si me resubes me tiro, le dije. Puso una cara de esas que apetece desmontar de un guantazo y me respondió: Putdemol, putdemol (Put them all, put them all) y levanta A4 de picas. Bueno, un 3 outer, iba bastante por delante.
Pero el lapo mental que lancé minutos antes aterrizó en todo el tapete. La primera carta del flop, un 4 de corazones. Y un 5 y un 6 de diamantes. Quedan dos cartas por salir y me valen todos los diamantes (9) para color, los ochos (3) para pareja superior y los sietes (3) para escalera. Media baraja, que se dice... La carta del turn es roja, el 9 de corazones. Ahora, además de las anteriores para ganar, me servía que se doblara un 5, un 6 o un 9 para el split, pero nada. La del river, que también es roja, es el As de corazones. Estaba eliminado en el puesto 83. Teniendo en cuenta que cobraban 59 y que el elemento era propenso a jugar demasiadas manos y que lo tenía a la derecha, no era descartable pensar que, de ganar ese bote, hubiese podido entrar en premios y luego allí, quien sabe.
Me chiné tanto que me levanté, le di la mano sin siquiera mirarle y me piré sin despedirme del resto de la mesa. Mil perdones caballeros. No fué culpa suya. La próxima vez que nos veamos reiteraré mi petición de indulto... Al salir de la sala Mandalay, sólo buscaba a Rebenido para llorarle el bad beat... :)
Todos los reveses tienen su lado positivo. Como
Perico también había saltado por los aires, teníamos tiempo de una duchita y de asistir a la cena. Hay que reconocer que nuestros coleguitas tienen el morro fino...
El sitio es una vinacoteca (no, tampoco me acuerdo ni del nombre ni de dónde estaba. Prometido, mañana compro una molineski). Hubo que pasar dos veces la fregona para absorber las babas que soltaba Perico.
Contamos con invitada de lujo. Una pobre señorita que ni conoce el orden de jugadas, ni le importa, en medio de una panda de enfermos de la baraja francesa. Hay que reconocer que no tengo tacto ninguno...
A pesar de contar anécdotas y más anécdotas que giraban en torno a los naipes y a los viajes que hemos hecho gracias a ellos, no fué ella la que se quedó frita en la ronda de chupitos... Él dirá que estaba pestañeando cuando le saqué la foto, pero no conozco a nadie que ronque cuando pestañea...
Un par de rondas de copichuelas cayeron como agua de mayo para empujar la cena, en otro garito de cuyo nombre no soy capaz de acordarme (esto empieza a dar pena...)
Pero estaba cansado y con el regusto amargo de haber saltado del torneo de esa fea manera, that´s poker, así que retiramos antes de la segunda etapa nocturna. Me debo hacer mayor, quizá...