Este post llevaba en el borrador (como otros 34) desde hace mucho tiempo. Para concretar, éste estaba ahí desde el 5 de mayo de 2010. Hoy me apetece sacarlo de ahí, probablemente por la dosis justa de cañas y despecho acumuladas a lo largo de la tarde.
Sobre canciones es como sobre gustos, muy complicado ponerse de acuerdo. En 2010 aparecieron un par de cientos de grandes canciones. Un par de decenas de ellas, excepcionales. Sin necesariamente estar en este último grupo, hubo dos que se me quedaron tatuadas en el alma. Una de ellas es el Green Knight, de Memory Tapes. Sobre el grupo obviaré hablar. Para el que le interese su trayectoria, ahi está la wikipedia, y ahí está la canción.
Si ambas canciones me han llegado tan hondo es por que soy incapaz de escucharlas concentrándome en las letras y en la música, a la vez. O disfruto de una, o de otra, o de ambas alternamente. Pero me es imposible hacerlo de las dos, a la vez.
Tanto la música cómo la letra son una melancolía profunda, llevada con una dignidad admirable, en cierto modo. Si yo tuviera un zurullo en el alma como éste, ni se me ocurriría hablar de él. A la altura de Robert Smith, y lo digo sin pasarme.
Vayamos con la letra, que es complicado de sacar por los vocoders y los coros muy en segundo plano, superpuestos a la voz principal, que se limita a murmurar la letra, probablemente porque no tiene ganas para más. Encima no está en ninguna página de lyrics. Estas canciones difíciles hacen que, como con las mujeres, sean interesantes sólo por eso.
(Don't close your mouth) Baby you know it's like I'm sleeping
(Don't close your mouth) I feel so close to you now
(Don't close your mouth) And even though I'll never hold you
(Don't close your mouth) I can watch the ones who will
Perdida la mujer amada, imagina, como en un sueño despierto, que la tiene cerca. Sabiendo que está inalcanzable, se tortura con aquellos que si tendrán lo que él desea. Pero sin llorar el badbeat. Simplemente asumiendo, con la cabeza bien alta y sin revolcarse en sus miserias (esto lo supongo porque suelo ser optimista con la gente), cómo es la cruel realidad.
I wanna give you my love
I wanna call your name
Estas dos frases son el único momento en toda la canción en las que parece no rendirse, expresando lo que siente, aunque, la verdad, sin demasiada convicción. Son dos frases casi inmejorables para contarle a alguien que le quieres. Sencillas, pero directas y muy tiernas.
Pero con las dos siguientes vuelve a la realidad de perdedor rechazado. Aqui si que hay que reconocer que lagrimea un poco el momento que se fué.
At the sound of my voice you turn away
I remember when you were young and afraid
En pocas canciones vi resumido el relato de un vete a tomar por el culo en sólo dos frases, de una forma tan elegantemente poética.
La canción es una melancolía, así que en ese plan sigue, metiendo el sacacorchos en lo más hondo del corazón, sin compasión alguna y retorciéndolo como pocos masocas podrían hacer.
After all of this time
I still feel strange
Things that I've done that I can't say
I followed a voice that called my name
Bien releída, de dignidad, nada. Se revuelca en su mierda sentimental sin miramientos, mientras se tapa con la batamanta y le da al play del Love will tear us apart, de Joy Division, lamentando no tener cojones ni una cuerda para pasarla por una viga a mano. Igual es tan desgraciado que tiene los cojones, la cuerda, pero le falta la viga.
Luego, en la parte final, divaga. Como el que habla sólo, borracho, porque ya no le escuchan ni sus mejores amigos. Al borracho y al despechado, eso nunca le importó. Si hace falta, le narrará a la luna llena su desgracia, noche tras noche, con un vaso de escocés sin hielo en mano. A pelo, tratando de conseguir, inútilmente, que Bukowski se sienta un afortunado a su lado.
Do you remember we were running in the summer grass (you) can't help me)
I hit the water, it was shining like a sheet of glass (you) can't help me)
I tried to swim back to the surface, something held me back (you) can't help me)
You didn't even try to reach your hand up to me then (you) can't help me)
La parte musical:
Ya de inicio, tanto el ritmo impuesto, cansino y desganado (la pandereta parece contratada pistola en mano) y el teclado, triste y con cien cosas mejores que hacer, no auguran una trama feliz.
Después de la intro del primer párrafo de la canción, viene uno de los mejores samplers incluídos jamás en una canción (1:03 a 1:24) , el de las converse (tienen que ser unas converse) derrapando en el parqué de una pista de baloncesto, mientras se escucha el bote cansado de un balón que más que de basket, parece medicinal. Es una de las mejores metáforas acústicas que escuché nunca sobre la soledad de alguien, la del amargado que se va a jugar un one on one consigo mismo y, muy probablemente, pierde en el último segundo.
Después de esto, se desata uno de los mejores minutos musicales de la historia cósmica de la música, entre 1:35 y 2:37. A pesar de la pesadez amarga de la historia, los instrumentos se desatan, tratando de tapar la amargura de la canción. La guitarra reniega del plan en el que la han metido sus colegas y trata de cambiar de tema o de garito. Y, a pesar de que no le hacen ni caso, sigue insistiendo alegre, as su puta bola. Vale, el guitarra no pasa el control antidoping. Tampooco. De los que tocan algo en la canción, aunque sea las bolas, no lo hace nadie. Ningun gran tema musical de los últimos 500 años se compuso sin estar bajo el efecto de alguna sustancia que alterase la percepción común, no jodamos. El guitarra queda disculpado.
De fondo, el amigo gay del letrista hace unos coros casi imperceptibles vocoderizados, llorando porque su colega no es homosexual como él. Pero llorando aún más porque se da cuenta que, ni en ese momento de bajón total de su amigo, tampoco lo va a conseguir.
El productor le añade una capa con un efecto vinilo, para darle un tono aún más vintage a la composición. Es de las pocas veces que los clic-clic de un viniilo quedan bien en una canción. Le añaden el toque justo de decadencia.
El piano, que probablemente esté aporreado por la mujer que desencadena la tragedia, sigue tratando de marcar un ritmo looser. Pero ya dijimos que, en este espacio de la canción, todos van a su aire, con el acierto de que, encima, queda sublime.
Cuando el cantante termina con la letra y empieza con el aaaah - uuuuh, queda claro que está hasta las cejas de MDMA. Del bueno, que envidia. Si no, después del desparrame emocional que ha hecho, debería haber concluído la canción volándose la tapa de los sesos con una Walter p-47, como un dgno caballero teutón. Las drogas, bien empleadas, han evitado muchos suicidios. Mal empleadas, de acuerdo, han provocado un lote deles, por supuesto, no voy a a hacer apología de la química recreativa. Al menos en éste post.
Además de comerse un par de buenos éxtasis, la maría circulaba alegremente durante la grabación. Si no, no se entiende que después del time 2:38 sigan tocando los instrumentos, sólo para no dejar solo al gilipollas, que sigue divagando sobre su detritus emocional. Esta parte de la canción, si la hubiesen suprimido, hubiese sido mejor para todos.
En cuanto acabaron la grabación, probablemente se quedaran dormidos en un rincón de la sala de mezclas, acusando el abuso de drogas y el amigo gay aprovechó para abrazar inocentemente a tristón, que se dejó, ajeno a los ocultos deseos de aquel.
Suerte que estas cosas se graban. Si no, no hubiesen sido capaces de volver a grabarla igual al día siguiente, ni en los venideros.
Como me mola montarme paranoias sobre las canciones buenas... :)
Y lo que mola de verdad de esta canción es, por supuesto, que todos nos hemos sentido alguna vez como el gilipollas. Y, de vez en cuando me la pongo porque musicalmente es muy buena. Pero también para conformarme viendo que hay alguien que está peor que yo... :)
Terminaremos con un remix delicioso