Leyendo La vida sexual del Dj, divertido artículo de Diego A. Manrique llegué a este blog, No breasts, no requests (Sin tetas no hay peticiones), un fotoblog donde se recogen mensajes que envía la gente al Disc Jockey y avisos de los garitos acerca de las reglas que rigen en ellos.
No sé si aún hay gente que piensa que el Disc Jockey liga mucho. Pero, por si acaso, recordaré que es un mito comparable al que circula por internet acerca de los caimanes que aparecen por el inodoro. Si no te traes a tu novia, las posibilidades de terminar la noche retozando acompañado son cercanas a cero. Puedes conseguir algún teléfono o mail durante el set, pero poco más. Casi siempre que fuí puse música hasta el cierre del local. Eso, como poco, son las 5 de la mañana. En el Playa nunca termino antes de las seis y media, casi cuando amanece. La fauna que queda a esa hora es lo que queda y el estado en el que se encuentran, bastante previsible. Lo mejorcito ya se lo han llevado hace horas.
Tampoco te creas que, después de estar enlazando discos durante 3 horas o más tienes demasiadas ganas de frotar tus pezones desnudos contra otros pezones desnudos, aunque sean la coronación de unos senos turgentes (comprendidos entre las tallas 90 y 100 -copas B y C-) y firmes.
A esa hora, a lo sumo, sirves para tomar la última antes de (merecidamente) planchar la oreja en la almohada.
No es que haya hecho muchos live set desde 1985 y 1986, donde si pilotaba los platos de una pequeña disco, los viernes. Lo de hacer de DJ siempre me lo tomé como un hobby. Desde el año 2000 suelo hacer dos o tres directos anuales, que suelo prepararme en casa, escogiendo cariñosamente las canciones, orientadas al público habitual de la sala donde voy. Y sólo voy a sitios donde fehacientemente sé que los gustos de los habituales coinciden con los míos. Ni hago bodas, ni prostituyo mi estilo. Igual por que todavía no me han ofrecido el precio suficiente, por supuesto. Y bueno, una vez hice una boda. Pero las instrucciones de los novios eran: "Un par de valses y luego metes tralla para que se piren todos los viejos y nos quedemos la juventud". Y así fué. Las miradas de algunos de los invitados de más edad, desfilando hacia la puerta, eran de antología.
Porque suelo llevar el set preparado, las peticiones son incómodas. Aunque te encajen en el estilo. Normalmente las atiendo, desmontando mi sesión y volviendo a ella en cuanto puedo. Pero hay gente que parece no saber donde está ni que lo que te piden no pega ni con cola con lo que estás poniendo. El alcohol y el haber pagado una entrada, sumado al ego desorbitado de algun@s tienen un efecto demoledor en ese sentido.
Viendo el blog antes mencionado, No breasts, no requests, he recordado algunas anécdotas divertidas, otras entrañables y otras patéticas. Entre estas y las fotos que le he pinchado a Mick Fiction de su blog (no ha contestado a mi petición de hacerlo) pensé que sería un buen motivo para compartirlas en este espacio. A eso vamos.
Como dije, tampoco me prodigo demasiado en directo. Eso hace que no tenga una lista de lo que no tengo o de lo que no voy a poner, bajo ningún concepto, aunque alguna vez deseé tenerla colgada a la entrada de la cabina, para evitar situaciones incómodas respecto de los gustos musicales del/la peticionari@. Normalmente suelen ser más ellas las que se animan a sugerirte lo que debería estar sonando, en cuanto el alcohol las deshinibe en el sentido erróneo.
Algunos Disc-Jockeys si van preparados para estas situaciones, señal de que su paciencia al respecto ya ha sobrepasado su límite.
Disuasorio. Igual por 20 pavos, hablamos de que es lo que quieres. Eso tampoco te garantiza que te lo vayan a poner...
Peticiones, 20 $
La excusa del cumpleaños es la más manida. Si Santa Segulena viene el 24 de julio pidiendo hip hop, se va a quedar con las ganas. Y si el Rey Juanca quiere escuchar Nino Bravo el dia de la Hispanidad, va a tener que ponérselo al llegar a casa. Por Navidad, el niño Jesús no puede entrar en una discoteca. Y San José se quedará sin oir Metallica.
No me importa que sea tu cumpleaños...
Ingenioso artefacto, este del puño de cómic. Aunque seguro que alguna vez se habrá quedado con las ganas de no quedarse a medio camino de la cara o los genitales del osado peticionario.
Que quede claro...
No soy una jukebox. Soy un jodido DJ...
Lo que es disuasorio en este caso es el atuendo. En cuanto la DJ acerque el oído a tu boca, para oírte mejor, probablemente te quedarás en blanco. Yo me desmayaría, aprovechando para una frotadita durante la caída...
Decirlo más claro, complicado...
Deja de joder. Estoy mezclando...
Fin de la primera parte...