38 horas en posición horizontal, excepto una vez que semigateé hasta el baño (la vejiga no entiende de hernias) y otra hasta la nevera, para hacer acopio de frutas, que cumplen con el objetivo doble de ingerir sólidos y líquidos. Consecuencias de los últimos días.
El finde empezó en cuanto Luis descargó la moto. Al poco ya estábamos probando el asfalto y contemplando los paisajes gallegos. Rápido se apuntó Raúl Vicente, después de comer estupendamente a la vera del castillo de Santa Cruz.
Las tres motos negras impresionan paradas. Más de uno aún se preguntará que fué lo que le adelantó por esas carreteras, uno detrás de otro...
El viernes hicimos una rutita de... 170 kms... La magia del voltaren y el tramadol en dosis generosas. Ahora entiendo por que Rivaldo no entrenaba hasta el miércoles cuando jugaba infiltrado el domingo anterior, Diosssss.
La casa rural de Ordes, para nosotros solitos. Mientras afuera caía lorenzo a plomo, dentro se estaba estupendamente, al resguardo del fresquito de la piedra.
Por la tarde tenía las muñecas como si hubiese estado haciendo el chimpancé de zoo durante 24 horas. Hoy, la parte baja de la espalda es un ente invasor.
Al terminar el recorrido, llegaron Perico y Pacocho y nos fuimos al torneo del Atlántico. Creo que me acordé de mantener una postura correcta para la espalda, aunque no estoy muy seguro. El dolor es una alarma de que algo no funciona correctamente y el doping apaga esa lucecita.
A Perico y a mí nos pusieron juntos, al igual que a Pacocho y a Luis. Con 7 mesas no era muy complicado que algo así sucediera.
En la mía, también Miki, otro ilustre peniqueño.
En cuanto desmontaron dos mesas, Luis vino a parar a la nuestra. Ahí empezó el espectáculo. Creo que su open-rango estuvo en torno al 90%. Yo lo tenía dos puestos a mi derecha y las dos veces que le ataqué venía bien servido, con lo que me dejó mermadito para que me apuntillaran de una forma muy cruel que no relataré. No se cuentan bad beats. Si alguien tenía dudas de si jugamos en equipo (solemne memez) ese día le quedó claro. Lo único que hacemos es cambiar porcentajes. Luego, cada uno con su stack se busca la vida lo mejor que puede.
A pesar de las vacaciones y de que la estructura del torneo es muuuuuy jugable y de que el precio es casi simbólico, sólo vinieron 65 jugadores, que llegan para llenar la mitad de la poker room.
Al final de la noche, teníamos 3 stacks en el día 2. El mío ya dije que no estaba entre ellos.
El sábado había que cumplir con la segunda parte del leit-motiv de Luis para venirse desde Cáceres hasta aqui. Una vez rodadas las motos, quedaba el marisquito, para lo cual hay sitios excelentes en la calle de los vinos de Coruña. Rudy y Alejandra hicieron de perfectos anfitriones.
Un primer plano para dar algo de envidia...
Una vez recargados de fósforo, que dicen que va bien para la memoria nos fuimos hasta el Casino, a por el día 2.
Luis siguió con su chou particular. La verdad es que es incomodísimo de tener en la mesa.
Al final, el caballito que pinchó fué Perico, aunque estas dos fotos sacadas en la mesa final podrían indicar lo contrario...
Aqui le vemos posando con su parte del cheque. El pacto entre los 3 que quedaban le dejó 1000 euritos, para pagar los gastos y algo más, vamos...
El domingo amaneció lluvioso y tuvimos que suspender la salida en moto que había programada (¿los riñones pueden emitir suspiros de alivio?). Al salir a la calle pude ver la bandera que me habían colocado a traición en la ventana de la cocina. Tenga usted amigos para esto...
Con el tiempo que tuvimos (una joya comparada con el horno que era el resto de España) nos dedicamos a tomar cervecitas al borde de la ría.
Domingo y lunes de consola, pelis y tertulias de terraza repletas de anécdotas (Budapest, Venezuela, Las Vegas...) en las que se cebaron en mi como hienas. Pero bueno, que se le va a hacer. Si soy el que genera situaciones cómicas, tampoco no me importa que se rían conmigo o de mí, llegó un punto en el que tenía dudas.
Me voy a dormir. Por la tarde me endiñé un tramadol de supervivencia y se le están pasando los efectos. Mañana tengo visita y el viernes llegan los ex-compis del trabajo. Muy mal no lo debí hacer como jefe cuando el equipo de ventas al completo se viene a pasar el fin de semana a casa.