La diana es a las 7 de la mañana. Abren automáticamente las luces y todo el mundo se empieza a mover. Me puse los auriculares y esperé a que todos salierande la habitación. Necesito algo de espacio para empaquetar los bártulos y con tres personas más, no lo tenía.
Después de montar la mochila, ese ritual repetitivo de todas las mañanas, le pregunté al hospitalera hacia donde tenía que ir. Me fuí sin una guía ni nada parecido, lo que, como me di cuenta al día siguiente, es un pequeño gran error.
Me indica como tomar el camino hacia Vilafranca y me recomienda el albergue de Jato. Pues vale, hacia allí encaminé la etapa.
Al pasar por delante del castillo, ví que hay una exposición que parece interesante; "Camino de las estrellas". Pero abren a las 11. Y la tienda de camisetas a las 10:30. La próxima vez tengo que llegar antes, la tarde anterior.
Me cuesta una hora larga salir de Ponferrada. La mañana está nublada y sin sol ni estrellas me oriento fatal. Ni los comercios con el horario mas laxo han abierto aún... Quería comprar un trípode pequeño, para las autofotos. Decidí ir engañando a la gente para que me las tomara, lo que no es una mala opción, aunque hay mucho patán encuadrando, por ahi suelto.
Al final, terminé preguntando en la estación de autobuses. Aproveché para desayunar y me comí el primer clavo del camino. Bocata de pechuga y cola, 7,80 €. Es lógico. Si los autobuses parecen aviones, los precios de la estación tienen que ser como los del aeropuerto...
En una farmacia pesé la mochila; 10.3 kgs, 2,3 más de lo recomendado. Todos juntos dimos 95,5, así que llevo 3 kilos de ropa, botas, cámara, calderilla y navaja multiusos. Compré toallitas para bebé, para la higiene post-evacuativa.
El primer disco, el acústico de Airborne Toxic Event se terminó. ¡Que flojito, con lo bueno que es el enchufado!
Los primeros kms. son urbanos. El cielo estaba cubierto y amenazaba con soltar en cualquier momento.
Ir despacio te permite fijarte en detalles que normalmente pasan desapercibidos...
Con el American Slang de Gaslight Anthem tuve la primera sorpresa musical agradable del Camino. Mira por donde, otro disco que se va a vender gracias a las descargas ilegales... Suena ideal para caminar; destila fuerza y optimismo.
Las señales que acojonan cuando vas en un vehículo a motor, pasan desapercibidas a pie...
Me detuve en Fuentesnuevas a recargar el ZEN y el estómago. Otro bocatita y una cola: 3,15 €. Mas normal.
Seguía avanzando entre edificios. Aún no había pisado tierra y debían ser las 11 y media de la mañana. Band of Skulls y Divine Comedy harán que me replantee el criterio de algunos críticos musicales. ¡Que falta de sustancia!.
Al salir de Camponayara, el camino-camino se abrió, por fin, ante mí, en el enlace de ese pueblo con Cacabelos. El otoño, languideceiente, aún deleitaba con su enorme variedad cromática. Es mi estación favorita del año. Este trayecto, a mediados de octubre, tiene que ser la repolla.
Todo ese paisaje, el aire en la cara, el olor a tierra recién regada por las nubes y la vista del camino por delante transmiten una increíble sensación de libertad. Las primeras lágrimas del Camino me brotaron de los ojos al darme cuenta que, ahora, soy libre por completo.
Las combinaciones de colores eran espectaculares. Con imágenes, ahorro palabras que no tengo para describir las vistas...
El lema del pueblo escogido para comer prometía buen acompañamiento a las viandas, como así fué. Así fué, durante todo el Camino, la verdad...
El Camino hay que hacerlo cada uno a su ritmo, aunque lo empieces en grupo. Y no hacen falta móviles para comunicarse... Es habitual perderse. Algunos, como Giovanni, auténticos especialistas.
Escogí el menú de la Pulpeira Compostela; Caldo gallego, chuletillas de cordero con ensalada, tarta de queso y té, 10 €. Conversación con unos peregrinos:
- ....
- ¿Salvar al planeta? El planeta seguirá millones de años, a no ser que choque con algo muy gordo. El problema es si la especie humana seguirá existiendo dentro de 100 años, en unas condiciones impredictibles.
(Cuanta razón...)
Con el té, leí una entrevista a Tim Hunt, Nobel de medicina. Terminaba con dos preguntas que anoté, para darle vueltas en otro momento:
¿Por que las cosas son como son?
¿Que es lo que hace que cambien?
Concluía con una interesante sentencia: "Es mejor ser pobre y honesto. Así no sientes responsabilidad hacia quien te paga". Si trabajas para otro, añadí mentalmente...
Después de comer, me cambié de calcetines y puse los pies un ratito en alto, a la orilla del río. Casi que quedo dormido, con el murmullo del agua...
Tomé esta foto para la guerra de palabras de mactans y Noemí. "Compre en panificadora Barredo y quedará muy satisfecho". Igual con luces de neón les hubiera ido mejor...
Retomé el Camino, con la ñoña de la digestión. Me dije que el haberme hecho la pedicura (uñas y duricias), antes de salir, fué una gran idea.
Empezó a refrescar, lo que fué un buen motivo para estrenar el gorrito polar bajo el sombrero. Anoté 3 canciones del Beneath this burning shoreline de Cherry Ghost. El de Ariel Pink me pareció un disco mal producido, aunque probablemente fuese yo quien no lo entendió...
Las piernas empezaron a pesarme más de lo que me hubiese gustado. Morning Breeders y Clientele no ayudaron a empujarlas, la verdad. Simon y Garfunkel son unos tipos cool y agitados, a su lado.
Me entretuve pinchando las peras que había en la cuneta con el bastón y lanzándolas lo más lejos posible. Pero me aburrí pronto, pues no sabía que longitudes estaba logrando. Anoté mentalmente para traer en un próximo viaje: un medidor láser de distancias.
La última decepción musical del día fué Lovely Luna. Con un planteamiento cercano a Dylan o Nacho Vegas, se queda en eso, en el planteamiento. Decidí apagar el ZEN y disfrutar de los sonidos del campo.
A las cinco y algo de la tarde llegué al Ave Fénix. Sin duda el más peculiar de todo el Camino. Lástima que Jato estuviera de viaje en Brasil y no pude conocerle. Jato es una de esas personas cuya vida es el Camino. Quedará la Ceremonia de la Queimada para otra ocasión.
Me duché, lavé calcetines y camiseta y... ¡me fuí a pasear por el pueblo!. El lado masoca del peregrino, seguir andando.
Un ambientazoooo!
Bueno, los jueves hay poco ambiente en muchos sitios, la verdad. El pueblo tiene algunos rincones entrañables...
A las ocho, en el albergue, dan una cena familiar. Por 15 € tienes media pensión. ¿se puede pedir más? (se puede, pero queda feo). Me apunté, claro.
Para la ocasión, fuimos 4 a mesa. Miguel, torero, 45 años, 10 Caminos en las piernas y en el alma. Completamente enganchado. Venía desde Pamplona. Paola, italiana, 42, camina desde la etapa anterior a Jaca. Jean, francés. Venía de Francia. No sé más de él. No sé francés. Es un idioma que siempre me aburrió. Y últimamente le he cogido algo de tirria, que quieres...
Con la increíble crema de calabaza y patatas afloró todo el dolor en las piernas. Nada de nada ni en los hombros ni en la espalda, sospechoso.
La cena sirvió para llenar el estómago y el espíritu. Cada uno contó su historia. Está claro que esta es una experiencia única.
Poco a poco se fueron retirando a dormir.
Me entretuve algo conversando, en el patio, con un grupito de 4 venido de Isla Cristina. Entonces no sabía la gran cantidad de horas que pasaríamos juntos y la amistad que quedaría forjada. Probé la (deliciosa) mojama que traían, antes de acostarme, sobre las diez y media.
No pude evitar fotografíar esta hojita colgada en la puerta del albergue. ¡Que bonita declaración de principios!
Total gasto del día: 36,25 €. Acumulado: 48,85 €.
Para descargar todas las fotos del día (38), sólo hay que pinchar en el siguiente enlace.