Del prefijo de orígen griego metá: mas allá.
Desde los orígenes de todos los juegos de azar se ha presupuesto que la única ciencia que influía en el resultado de los mismos era la estadística y su ley de probabilidades. ¿Seguro?
¿Por que aceptamos que no podemos influir sobre la suerte, más allá de jugar correctamente y esperar?. ¿Las rachas, buenas o malas, son también fruto del azar? ¿Seguro?.
Aceptamos esas reglas del juego debido a que no hemos podido definir la composición de la suerte. ¿Es algo físico? ¿Químico? ¿Espiritual? ¿es, simplemente, un concepto?. Zsum, zsum. Zsum, zsum... ¿a que huele la fortuna?.
Si pudieramos definir de que está hecha la suerte podríamos avanzar en el control del azar. Si viéramos que es algo físico, como el electromagnetismo, habría que buscar el correspondiente imán. O generar las condiciones de atracción idóneas. Ahi está la opinión de la mayoría de la gente supresticiosa que anda siempre cargada de amuletos diversos, objetos que sirven para atraer a la suerte.
Si descubriéramos que responde a algo químico, como las feromonas, pues sólo habíra que saber sintetizar el inefable olor de atracción. Si, en cambio, es espiritual, sólo habría que trabajar las facetas mentales necesarias.
¿Puede la suerte estar hecha de otra materia? Buena pregunta. Mi limitada cultura general no me apunta ninguna más, pero quedo abierto a sugerencias. El tema es interesante, creo. Cualquier avance en el conocimiento acerca de la composición de la suerte convertiría al azar en algo predictible. En una primera fase vendría a ser como la meteorología. Podríamos predecir, pero no influir, en el resultado. Un ejemplo vendría a ser el conocer que el Gordo de Nadal va a tocar en Albacete. ¿Donde exactamente?. Bueno, no sé. Pero en Ferrol no hace falta que compres. Ese conocimiento, al alcance de las masas, supondría el fin de la Lotería. O no. Imagina los décimos que se venderían en Albacete...
Y claro, la repolla sería poder influir sobre ella. Sería como echarse AXE por todo el cuerpo, antes de bajar a la mesa de juego y ver como todas las cartas de la mesa completan tus draws, con la nubecita rosa de la suerte sobre tu cabeza. Sólo de pensarlo se me llena el miembro de sangre.
En conclusión... ¿La suerte es sólo un concepto, una definición?¿Como lo veremos dentro de 200 años?
Desde los orígenes de todos los juegos de azar se ha presupuesto que la única ciencia que influía en el resultado de los mismos era la estadística y su ley de probabilidades. ¿Seguro?
¿Por que aceptamos que no podemos influir sobre la suerte, más allá de jugar correctamente y esperar?. ¿Las rachas, buenas o malas, son también fruto del azar? ¿Seguro?.
Aceptamos esas reglas del juego debido a que no hemos podido definir la composición de la suerte. ¿Es algo físico? ¿Químico? ¿Espiritual? ¿es, simplemente, un concepto?. Zsum, zsum. Zsum, zsum... ¿a que huele la fortuna?.
Si pudieramos definir de que está hecha la suerte podríamos avanzar en el control del azar. Si viéramos que es algo físico, como el electromagnetismo, habría que buscar el correspondiente imán. O generar las condiciones de atracción idóneas. Ahi está la opinión de la mayoría de la gente supresticiosa que anda siempre cargada de amuletos diversos, objetos que sirven para atraer a la suerte.
Si descubriéramos que responde a algo químico, como las feromonas, pues sólo habíra que saber sintetizar el inefable olor de atracción. Si, en cambio, es espiritual, sólo habría que trabajar las facetas mentales necesarias.
¿Puede la suerte estar hecha de otra materia? Buena pregunta. Mi limitada cultura general no me apunta ninguna más, pero quedo abierto a sugerencias. El tema es interesante, creo. Cualquier avance en el conocimiento acerca de la composición de la suerte convertiría al azar en algo predictible. En una primera fase vendría a ser como la meteorología. Podríamos predecir, pero no influir, en el resultado. Un ejemplo vendría a ser el conocer que el Gordo de Nadal va a tocar en Albacete. ¿Donde exactamente?. Bueno, no sé. Pero en Ferrol no hace falta que compres. Ese conocimiento, al alcance de las masas, supondría el fin de la Lotería. O no. Imagina los décimos que se venderían en Albacete...
Y claro, la repolla sería poder influir sobre ella. Sería como echarse AXE por todo el cuerpo, antes de bajar a la mesa de juego y ver como todas las cartas de la mesa completan tus draws, con la nubecita rosa de la suerte sobre tu cabeza. Sólo de pensarlo se me llena el miembro de sangre.
En conclusión... ¿La suerte es sólo un concepto, una definición?¿Como lo veremos dentro de 200 años?