17 horas de cama para recuperar la espalda fué el precio, pero valió la pena.
Me enteré el mismo sábado al mediodía de que Dorian iba a estar por la noche en el PlayaClub, en uno de los conciertos del fin de gira de La ciudad subterránea. Desde que murió Sesé sólo he ido a un concierto, el de Godfathers y por que era casi obligatorio. Son una banda histórica y la oportunidad de verlos en directo, cosa que no había hecho, podía ser única. Además, podía ir en bus y quedarme a dormir en casa de un amigo, con lo que no se hacía necesario castigar de más la columna subiéndome a la Daytona.
Meses atrás, hasta me desactivé un servicio de alertas que me notificaba semanalmente todos los conciertos que se hacían a menos de 70 kms. de casa, para evitar que se me pusieran los dientes largos. No recuerdo el último concierto al que fuí sin ella, la verdad y no he querido pasar por el trago de ir a uno y en un momento de subidón, buscarla al lado para compartir el momento y recordar que ya no está.
Por eso he estado renunciando a una de las experiencias que más me gustan en esta vida, la música en vivo. Pero ya era hora de pasar página al respecto y Dorian, uno de sus grupos favoritos (y mío) era el motivo perfecto. Los vimos juntos en un concierto que dieron en La Fabrica de Chocolate, en Vigo.
Así que empecé a anestesiar la espalda a media tarde, para que no me diera la lata y a las doce salí de casa, rumbo a Coruña. Llegué un pelín tarde, pues tuve un problema con la visera del casco, que se me empañaba y tuve que parar para desmontarla y limpiarla bien. Llegué justo cuando arrancaba Verte amanecer, la segunda del set. La sala estaba llena pero tengo sitio en el backstage y desde ahí se ve bastante bien el espectáculo y no estás sometido a molestos achuchones.
¿Para que creer en Dios si él no cree en nosotros, yo que encontré mi lugar en el color de tus ojos, en el fondo todo lo que quiero es verte amanecer, arrancó mi primera sonrisa. Vi el set list y me había perdido sólo Veleros (pasé mucho tiempo en esta ciudad, buscando el cielo en los charcos...). Bueno, no era momento para hacer un drama.
Al entrar había arovechado para hacer unas fotos desde el fondo de la sala.
¿Para que creer en Dios si él no cree en nosotros, yo que encontré mi lugar en el color de tus ojos, en el fondo todo lo que quiero es verte amanecer, arrancó mi primera sonrisa. Vi el set list y me había perdido sólo Veleros (pasé mucho tiempo en esta ciudad, buscando el cielo en los charcos...). Bueno, no era momento para hacer un drama.
Al entrar había arovechado para hacer unas fotos desde el fondo de la sala.
Tuve todo el rato la sensación de que ella estaba ahi, en medio de la gente. No se lo hubiese perdido por nada del mundo en su etapa de viajero en un cuerpo mortal y como supongo que los espíritus pueden colarse sin pagar y viajar a altas velocidades, entre otras fabulosas características como no tener que pagar IBI ni impuesto de la renta, aprovecharía para colocarse en medio de la pista, que es el punto de mejor acústica, con un gin-tonic, a la mierda los médicos. Sobre todo con Más problemas. Creo que voy a tener más problemas, e-ee-he, si tomo mis medicinas e-ee-eeé-he.
Un repaso completo al disco y a algunos de sus hits anteriores, como Tan lejos de ti, un tema que cobra fuerza a cada escucha o Corta el aire, canción con la que pasé el único mal momento de la noche, con las últimas frases, que habíamos coreado tantas veces, estando ella en sus peores y en sus mejores momentos. De la vida que soñamos aún nos queda lo mejor... Lamentablemente, no será así. Me quedan por hacer unas cuantas cosas por los dos, eso ya quedó prometido.
Dorian se han ganado el cariño y el respeto de la gente por toda España (agotadas las entradas en la mayoría de conciertos) y en México, de donde venían de hacer tres paradas y han dejado de ser, hace tiempo, el grupo que compuso A cualquier otra parte, un tema que tiene una gran aceptación entre el público femenino. Ahora tienen un bagaje para un concierto de primera durante una hora y media larga.
Guardaron para el final Malas Semillas, con un estribillo fácil con que el público ahogó la voz de Marc. Na-na-na-na, nanananá.
Marc subió a algunos de los asistentes de primera fila al escenario. Además de tener buenas canciones son un grupo muy cercano a la gente que les sigue. Siempre se toman la molestia (que no sé si es tal) de atenderles al final de los conciertos y no rezuman soberbia por ninguna parte.
En los bises, una versión en acústico de Simulacro de Emergencia. Me gusta más la original, pero es una canción que creo que me molaría hasta en versión reggetón. Bueno, no, no nos pasemos...
¡Que pronto se van los años!
y que largo es el camino...
Si hay una salida
seguro que no es por aqui...
Cubro el hueco de tu ausencia
con remedios que no curan
Se derrama el tiempo
mientras me alejo de ti
Que difícil es ver claro
cuando las noches son siglos
los dias, segundos
y esto, un último adiós...
y que largo es el camino...
Si hay una salida
seguro que no es por aqui...
Cubro el hueco de tu ausencia
con remedios que no curan
Se derrama el tiempo
mientras me alejo de ti
Que difícil es ver claro
cuando las noches son siglos
los dias, segundos
y esto, un último adiós...
También en los bises, enlazaron una canción suya, que no soy capaz de recordar (ay, la libretita) con el A Forest, de The Cure. En ese momento me ganaron para siempre.
Al acabar, aún pude conversar un rato con ellos y darles alguna sesión mía donde he usado canciones suyas, hacernos algunas fotos y tuve que rechazar la invitación de Marc de acompañarles al Blend Club, donde hacía un DJ set. Había calculado mal la dosis de tramadol y hacía rato que se me habían pasado los efectos y el dolor de la espalda me bajaba por la pierna y me subía hasta el ojo derecho y no había traído ninguna pirulilla de repuesto (en contra de lo que pueda parecer, fuí previsor), así que tuve que poner rumbo a casa.
De noche y con la carretera mojada no se debe correr, así que me tomé el viaje de vuelta como un paseo, tarareando versos y recordando grandes momentos. Los recuerdos es uno de los grandes tesoros que no nos pueden arrebatar.