Después de las experiencias de Irak, a donde fuimos para quitarle a Sadam unas armas de destrucción masiva (que Bush y Aznar sabían que el dictador iraquí NO tenía), y de Afganistán, a donde fuimos a por un Bin Laden que se sabía que estaba en Pakistán, cuestionar la versión oficial no sólo es legítimo, si no que se vuelve necesario.
En Irak solo tuvimos las imágenes que nos proporcionaba el ejército USA. Los periodistas no iban donde querían si no donde los soldados les llevaban. Una única versión que se demostró que estaba llena de mentiras y que omitió decenas de episodios vergonzosos.
En Afganistán fue más de lo mismo, aunque las redes sociales nos empezaron a proporcionar una visión ampliada de lo que pasaba. Las crónicas de auténticos héroes como Amador Guallar (@AmadorGuallar) o Mónica Bernabé (@monicabernabe1) nos hicieron ver que se mintió sobre los motivos de la "misión humanitaria".
Cortar la señal de televisión de un canal de noticias es algo que siempre se le ha criticado a Cuba, China o Venezuela, con razón. Que los "defensores de la democracia" hagan lo mismo con RT actualidad, así como sus canales en Twitter y Telegram, mientras nos bombardean desde todos los medios posibles con una versión sesgada, sólo quiere decir que hay algo detrás de todo esto que no quieren que sepamos.
Esta vez no me engañarán.
"La verdad os hará libres" (Juan 8,32)
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