La historia debería sevir para
que aprendamos de los errores y que no los repitamos.
En 1929, el crack de la bolsa en
EEUU colapsó en pocas semanas la economía del país. Hoover, el presidente,
confió en políticas liberales clásicas para salir de ella, con el resultado de
que 14 millones de estadounidenses se fueron al paro entre 1929 y 1932. Un
tercio de la población estaba en niveles de pobreza extrema.
Entonces llegó a la presidencia
Roosvelt, un tipo que se definía como "algo a la izquierda del
centro," impulsó el new deal, una serie de medidas sociales y una
regulación de los mercados financieros para evitar que volviera a suceder el
pelotazo especulativo del 29. Esencialmente, esa regulación consistía en que
los bancos no podían especular con los depósitos y ahorros de los clientes,
estableciéndose la distinción entre bancos de ahorro y bancos de inversión. Muy
resumido, pero claro.
El new deal inicial, de
fundamentos completamente keynesianos, funcionó estupendamente hasta que los
sectores más conservadores de su partido abogaron por no incrementar el
déficit, aplicando políticas de austeridad. El resultado, recesión en un año,
en 1937. La economía de EEUU se salvó por que se convirtieron en proveedores de
los países que ya estaban en plena segunda guerra mundial.
Al acabar la WWII, el
"Wellfare State" se extendió a los principales países europeos, en
gran parte por el miedo de los sectores conservadores a que los modelos
socialista o comunista de la Europa del este se impusieran en sus países, sobre
todo en Francia e Italia, donde los respectivos Partidos Comunistas tenían un
peso importante. Así pues, aunque sea indirectamente, le debemos al comunismo
el estado del bienestar.
Todo fue relativamente bien hasta
que Reagan y Tatcher abolieron la ley que impedía a los bancos de ahorro
especular con ahorros y depósitos, con el resultado que ya conocemos; el boom
de Wall Street y el catacrack de 2008, cuyos causantes salieron impunes e
inmensamente ricos del mismo (véase el documental "Inside job", por
ejemplo).
No nos sirve un sistema que va de
puta madre (para algunos) en las épocas de bonanza y que colapsa cíclicamente,
pagando las consecuencias de la caída siempre los mismos. La desregulación de
los mercados financieros sólo genera riqueza fictícia para unos pocos en épocas
de crecimiento y un trasvase de riqueza real (propiedades a cambio de
cancelación de deudas) en épocas de crisis. Curiosamente, la riqueza real
trasvasada va a parar a los mismos que generan la riqueza fictícia. No es un
negocio, es una estafa.
A pesar de que todo el mundo
tiene claro que ese descontrol del mercado financiero fue la causa del colapso
de 2008, no se ha hecho nada, a nivel legislativo, por evitar que vuelva a
suceder.
En cada crisis, la brecha de
riqueza real entre unos y otros se abre más. No hay ecosistema u organismo en
la naturaleza que pueda crecer indefinidamente sin llegar a a colapsar en algún
momento, pero tenemos (hemos tenido) que soportar el mantra religioso del
"crecimiento" como motor de la economía.
Con esta parada por la pandemia,
hasta los más neoliberales abogan por la renta universal mínima. Como después
de la Segunda Guerra Mundial, tienen muy claro que la gente no va a tolerar
otra factura del capitalismo y que si se la intentan hacer pagar arderán las
calles y los bancos.
Ahora es el gran momento para
recuperar las ventajas sociales y laborales perdidas durante el último decenio
y para replantearnos seriamente de que forma nos organizamos para que coma todo
el mundo sin que el planeta colapse.
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