viernes, 29 de mayo de 2020

Error en el sistema. La falacia del crecimiento

La historia debería sevir para que aprendamos de los errores y que no los repitamos.

En 1929, el crack de la bolsa en EEUU colapsó en pocas semanas la economía del país. Hoover, el presidente, confió en políticas liberales clásicas para salir de ella, con el resultado de que 14 millones de estadounidenses se fueron al paro entre 1929 y 1932. Un tercio de la población estaba en niveles de pobreza extrema.

Entonces llegó a la presidencia Roosvelt, un tipo que se definía como "algo a la izquierda del centro," impulsó el new deal, una serie de medidas sociales y una regulación de los mercados financieros para evitar que volviera a suceder el pelotazo especulativo del 29. Esencialmente, esa regulación consistía en que los bancos no podían especular con los depósitos y ahorros de los clientes, estableciéndose la distinción entre bancos de ahorro y bancos de inversión. Muy resumido, pero claro.

El new deal inicial, de fundamentos completamente keynesianos, funcionó estupendamente hasta que los sectores más conservadores de su partido abogaron por no incrementar el déficit, aplicando políticas de austeridad. El resultado, recesión en un año, en 1937. La economía de EEUU se salvó por que se convirtieron en proveedores de los países que ya estaban en plena segunda guerra mundial.

Al acabar la WWII, el "Wellfare State" se extendió a los principales países europeos, en gran parte por el miedo de los sectores conservadores a que los modelos socialista o comunista de la Europa del este se impusieran en sus países, sobre todo en Francia e Italia, donde los respectivos Partidos Comunistas tenían un peso importante. Así pues, aunque sea indirectamente, le debemos al comunismo el estado del bienestar.

Todo fue relativamente bien hasta que Reagan y Tatcher abolieron la ley que impedía a los bancos de ahorro especular con ahorros y depósitos, con el resultado que ya conocemos; el boom de Wall Street y el catacrack de 2008, cuyos causantes salieron impunes e inmensamente ricos del mismo (véase el documental "Inside job", por ejemplo).

No nos sirve un sistema que va de puta madre (para algunos) en las épocas de bonanza y que colapsa cíclicamente, pagando las consecuencias de la caída siempre los mismos. La desregulación de los mercados financieros sólo genera riqueza fictícia para unos pocos en épocas de crecimiento y un trasvase de riqueza real (propiedades a cambio de cancelación de deudas) en épocas de crisis. Curiosamente, la riqueza real trasvasada va a parar a los mismos que generan la riqueza fictícia. No es un negocio, es una estafa.

A pesar de que todo el mundo tiene claro que ese descontrol del mercado financiero fue la causa del colapso de 2008, no se ha hecho nada, a nivel legislativo, por evitar que vuelva a suceder.

En cada crisis, la brecha de riqueza real entre unos y otros se abre más. No hay ecosistema u organismo en la naturaleza que pueda crecer indefinidamente sin llegar a a colapsar en algún momento, pero tenemos (hemos tenido) que soportar el mantra religioso del "crecimiento" como motor de la economía.

Con esta parada por la pandemia, hasta los más neoliberales abogan por la renta universal mínima. Como después de la Segunda Guerra Mundial, tienen muy claro que la gente no va a tolerar otra factura del capitalismo y que si se la intentan hacer pagar arderán las calles y los bancos.

Ahora es el gran momento para recuperar las ventajas sociales y laborales perdidas durante el último decenio y para replantearnos seriamente de que forma nos organizamos para que coma todo el mundo sin que el planeta colapse.

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