Mañana salgo hacia Irún en tren, mochila a la espalda y bicicleta embalada. Me vuelvo a meter en el Camino de Santiago, esta vez en la versión Norte, la primigenia, la que usaban los peregrinos cuando la Reconquista aún no había avanzado lo suficiente para poder caminar por la interminable meseta castellana y sus planicies eternas.
Dicen que la del norte es la versión más bonita de todas, por el paisaje. Lo sabremos a la vuelta, la cámara de fotos dará cuenta de ello. La intención es llegar hasta Gijón, al menos. El motivo principal para ir es hacer un reconocimiento para sondear las posibilidades comerciales que tienen Cantabria y el País Vasco para el proyecto Lucerito Artesanía. Todos sabemos como está el mercado y para que nos sea rentable la empresa hay que estirar la ruta norte algo más, antes de embarcarnos definitivamente en el proyecto. Hasta Gijón ya tenemos claro todo el potencial que hay, ahora toca indagar más allá.
Pero andamos algo justos de pasta, así que la manera más efectiva y barata de llevar a cabo esa prospección es esta por la que hemos optado, hacerla en bicicleta. Cero gasto en gasoil y dormir en albergues, 5 € por noche. Quedan lejos las épocas cuando en la tabaquera montábamos media huelga si nos alojaban en un hotel de menos de cuatro estrellas. Los tiempos han cambiado y el que no se adapta, sucumbe.
Obviamente no es sólo un sacrificio provocado por las telarañas de la caja. Desde que terminé la primera aventura en el Camino tenía unas ganas locas de volver a hacerlo y el conato de etapa que hice el año pasado no me quitó el mono, más bien todo lo contrario. Así que juntaremos trabajo y placer en una aventura que tiene algunos número para no salir bien.
Porque hay dos condicionantes que pueden estropearla. Uno, el tiempo. Alguien recortó el calendario y nos robó el mes de abril y en mayo ya se sabe la que suele caer. Un poco de lluvia sería aceptable. Pero demasiada no, se supone que tengo que tomar cantidad de notas y visitar posibles clientes. Mojado como un pollo es un poco complicado.
El otro handicap es la espalda. Hay varias apuestas a que no llega al final del tercer día pero me quedo con la sentencia de la doctora: Si no lo hago ahora, igual ya no lo puedo hacer más adelante. Ya hace tiempo que, con la esperanza de vida en la mano, estoy en la fase decreciente de mi vida, así que no lo pensé demasiado. Ahora aún aguanta, así que adelante.
Voy surtido de antiinflamatorios y calmantes por si le da por dar la murga excesivamente. Si aquel pudo ganar siete Tours dopado hasta las cejas, tampoco es tan indecente que me apoye en el tramadol y el diclofenaco para superar eventuales molestias.
Tengo preperado más equipo del que debo llevar, toca por la tarde hacer una selección de lo que realmente es imprescindible. Cada gramo de más en el equipaje es un lastre que acumula desgaste muscular innecesario. Algo de ejercicio está bien para la operación bikini, pero que sea el justo y necesario, no más. El gato, mal que le pese, se va a tener que quedar. Más que nada porque no suelen admitir animales (de cuatro patas) en los albergues.
No sé cuantos días me llevará. Tengo la ventaja de la ausencia de prisa. El ritmo será el que marca el "modo paseo". Apenas he sacado la bici en los últimos días y como mucho hice 25 kilómetros, así que hacer 50 o 60 diarios pueden parecer muchos. También lo descubriremos sobre la marcha, en lo que será otro ejercicio de dominio de la mente sobre el cuerpo.
Obviamente, llevo unas gigas de música para descubrir. Pero también una temporada entera del genial programa de Alejandro Dolina "La venganza será terrible". Las emisiones duran dos horas y cuando me acuesto apenas llego al minuto 20. Estos días podremos darle al "pause" y disfrutarlos completos.
Obviamente, llevo unas gigas de música para descubrir. Pero también una temporada entera del genial programa de Alejandro Dolina "La venganza será terrible". Las emisiones duran dos horas y cuando me acuesto apenas llego al minuto 20. Estos días podremos darle al "pause" y disfrutarlos completos.
Espero sacar la quincena de clientes que nos hacen falta para que sea rentable abrir la ruta. Pero si no, al menos me vendrá bien oxigenarme un poco y tener horas para continuar con la enriquecedora lucha contra el ánimo cuando éste decae por momentos porque las cosas no salen cómo uno espera cuando se trabaja duro en ellas. La decadencia está prohibida en tu mente, promulgaba la canción. Los últimos meses han sido complicados y este debería ser el punto de inflexión definitivo en el U turn que empecé hace año y medio. El ser humano cambia, si quiere. De mayor cuesta más, pero se puede.
4 comentarios:
Yo también lo hago en unos días, empiezo en Roncesvalles el día 26 (también en bici)....Buen Camino, Albert!!
Buen Camino, Carlos!
Ya lo contarás, espero.
Aqui hay crónicas aseguradas, por supuesto.
Como ya te dije, conocí el blog a raiz de tu crónica del camino y ahora en cuanto termine exámenes a mediados de junio quiero salir a hacer el del norte y a la altura de gijón, bajar a Oviedo y comenzar/continuar con el primitivo. 2 en 1. Espero que esté yendo bien el camino de momento, ¡ya nos contarás!
Prepara las piernas... :)
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