Ahora mismo es domingo y son las nueve de la mañana en Las Vegas. En la zona española de la península son las seis de la tarde. No va a ser fácil llevar la crónica al día. Esto es una vorágine. Apenas tenemos un minuto libre. Se hará lo que se pueda. Ahora mismo acabo de llegar de exprimir la noche en el Wynn. Dormiremos un ratito y por la tarde, de nuevo a la carga. Aqui, los horarios son diferentes. Yo diría aún mas. Aqui no hay horarios. Vamos por días... El miércoles por la tarde quedamos en el Hotel de Jorge Doormangore, en Vigo. Pacocho nos acompañaría hasta Madrid. Eso es garantía de que el viaje tiene que ser entretenido. Preferimos conducir de noche para evitar atascos. Llegamos a Madrid, aparcamos el Astra y cogimos el metro hasta Barajas. Ya había unos cuantos del grupo. Los reencuentros son siempre muy emotivos. Vinieron incluso compañeros del ventrilo a despedirnos. Me vienen a la cabeza Artax, Chispilla y Solmo3. Seguro que me olvido de alguien. A pesar de que no nos vemos demasiado a menudo se nota que hay muy buen feeling entre nosotros. Conozco por primera vez a la mitad del grupo. Es una alegría volver a ver a Tizona, a Alberto Boal, a Mena, a Oscar, a Vanessa, a Christian, a Jeri, a Pola, a Perico, a tantos...
El poker no entiende de rivalidades deportivas, como se puede observar...
El check in se hace sin apenas problemas. En hora salimos hacia Philadelphia. ¿A quien se le ocurre ponerle a una ciudad nombre de queso para untar? A un americano, claro. Por el camino practicamos nuestro spanglish. Frases como "Aproching the onion" (arrimar la cebolleta), "Twisting it brown" (liarla parda) y "building a chicken" (montar un pollo) pasan a engrosar nuestro rico dialecto. Pronto habrá que hacer una gramática... El viaje transcurre sin demasiados sobresaltos. Ocho horas y media de vuelo son un tute, aunque la mayoría cae en brazos de Morfeo.
Como podéis ver, alguno ya se ha puesto con el tema "cantera".
Para Tizona, por ejemplo, el viaje es un momento. Cuando despierta ya estamos sobre territorio americano. Este es el momento en el que entramos en América. Algunos, como yo, por primera vez...
En el control de entrada my chupa-chups gigante me ayuda a pasarlo rápido. Me pregunta si soy alguien famoso. "Not now... But stay with my face, sir, i´ll be". Toma farol y aporreada de idioma. Tizona quiere fumar y tenemos que salir del aeropuerto. Nos cuesta encontrar la forma de volver a entrar. Ya me veia el título de mis memorias "El cigarrito de Alvarito. Memorias de un gallego en Guantánamo". Cuando encontramos al resto les comentamos "We didn´t have it all with us" (no las teníamos todas con nosotros).En la comida, nos sentamos al lado de unas muchachitas la mar de lindas. Les invitamos a tomar algo en el pub del aeropuerto. "Señor, tengo quince años.." Ay Dios, como sube esta generación, de crecidita... Obviamente es un insta-fold...
Adalia y Manjarín casi se quedan en Philadelphia. El primero por tener un apellido que parece nombre de mujer. El segundo se apellida Herrera, al igual que un narco colombiano... Tela. Los sueltan justo a punto para que cojan el avión con nosotros.
Cinco horas mas de avión. Leer y jugar al poker chino es la opción para matar el rato. Se habla sobre grandes jugadores. Gus Hansen no es nadie, parece ser. ¿Ganó Gus Hansen a alguien de Móstoles, alguna vez?. Pues eso le falta para ser un grande...
La llegada a Las Vegas es espectacular. Aqui el vendedor de bombillas se ganó un retiro dorado en el paraíso de los vendedores. Recordamos a todo el mundo las dos indicaciones mas importantes:1- No aceptar caramelos de desconocidos.2- No contraer matrimonio con nada que tenga bigote o ande a cuatro patas. Son situaciones que, en Las Vegas, tienen una clara expectativa negativa.En el aeropuerto, al salir del finger, lo primero que te espera es un rack de 30 tragaperras. Por si no tenías claro a donde llegaste. Hay anuncios de espectáculos por todas partes. Anoto ir a ver, si se puede, el de los hombres azules. Nos recibe Javier García-Pelayo, Abanicoo. Es un excelente anfitrión. Nos espera un autobús para llevarnos al hotel.
Esto es un derroche de energía... De camino al hotel tengo que reconocer que la Strip me deja boquiabierto.
El check in dura un ratito. Quedamos para ir a cenar al Bellagio. Eso es un sitio de nivel. Lujo y glamour derrochado a espuertas. En la cena me duermo. Al terminar me voy a acostar. Son las dos de la madrugada y apenas he dormido las últimas 48 horas. Mañana mas...
1 comentario:
que envidia por diosssss, aqui con lluvia, mal tiempo, grrrr y vosotros ahi entre luces de neon, hoteles legendarios, ufffffff, quien puediera, mas vale que nos cuentes todo con detalleees eh??????????? y muchas afotos plus, muchas, muchas. jejejejeje.
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