Ayer era la churrascada anual del Non Sei. Curiosamente no me cogía en Vigo, si no de camino a casa, asi que desviarse 20 kilómetros para ver a unos buenos amigos era obligado. Una vez en A Silva, no ir a ver a la abuela era motivo de lapidación. La abuela no es "mi" abuela, sino la de Sesé, pero siempre me hizo sentir como un nieto suyo. Eso y que carga las pilas un montón ver a alguien de su edad con su energía hace que esa visita sea muy apetecible.
Así que hice otro pequeño desvío y me paré en su casa. Lo primero que hizo fué preguntarme por mis padres. Ellos se tienen un cariño muy especial y se sienten familia a pesar de que, técnicamente, dejaron de serlo. Luego me preguntó por mi tía, con quien compartieran una tarde memorable, hará un par de veranos. La abuela sólo habla gallego y mi tía un castellano muy avalenciandado. Vamos, que no se entendían ni papa pero se lo pasaron de pinga.
Luego hablamos de nosotros y, finalmente, del entorno. Me contó que muriera una señora vecina, que llevaba un par de años como un vegetal por culpa de una embolia, mejor para ella, para vivir hay que contar con unos mínimos, y terminamos conversando sobre la muerte y la vida. Y sobre vivir y morir y cómo.
La vieja tiene organizado hasta su funeral, que crack. Por supuesto, nada de tanatorio. El velatorio, en casa, en el comedor, como ya se le hiciera a su difunto marido. Abrimos esta puerta y la otra y la gente puede ir pasando. Y así podemos hacer, en la casa, comida y café. ¿sabes cuanto cuesta un café en el tanatorio?. Y licores. Os que veñen, ben merecen una copa, ou duas, ou as que faga falta... (no lo traduzco por que creo que no hace falta). Consigue emocionarme.
En Galicia, un funeral no es necesariamente triste. Es un motivo de xuntanza (juntarse). Y si está previsto, puede ser una fiesta, por que no. El de la abuela, el día que sea, será de las gordas, está prometido. Esperemos que dentro de mucho tiempo. Cuando sea mayor, quiero ser como ella.
Así que hice otro pequeño desvío y me paré en su casa. Lo primero que hizo fué preguntarme por mis padres. Ellos se tienen un cariño muy especial y se sienten familia a pesar de que, técnicamente, dejaron de serlo. Luego me preguntó por mi tía, con quien compartieran una tarde memorable, hará un par de veranos. La abuela sólo habla gallego y mi tía un castellano muy avalenciandado. Vamos, que no se entendían ni papa pero se lo pasaron de pinga.
Luego hablamos de nosotros y, finalmente, del entorno. Me contó que muriera una señora vecina, que llevaba un par de años como un vegetal por culpa de una embolia, mejor para ella, para vivir hay que contar con unos mínimos, y terminamos conversando sobre la muerte y la vida. Y sobre vivir y morir y cómo.
La vieja tiene organizado hasta su funeral, que crack. Por supuesto, nada de tanatorio. El velatorio, en casa, en el comedor, como ya se le hiciera a su difunto marido. Abrimos esta puerta y la otra y la gente puede ir pasando. Y así podemos hacer, en la casa, comida y café. ¿sabes cuanto cuesta un café en el tanatorio?. Y licores. Os que veñen, ben merecen una copa, ou duas, ou as que faga falta... (no lo traduzco por que creo que no hace falta). Consigue emocionarme.
En Galicia, un funeral no es necesariamente triste. Es un motivo de xuntanza (juntarse). Y si está previsto, puede ser una fiesta, por que no. El de la abuela, el día que sea, será de las gordas, está prometido. Esperemos que dentro de mucho tiempo. Cuando sea mayor, quiero ser como ella.
