miércoles, 8 de febrero de 2012

Estrellas Poker Tour madrid. Dias 3 y 4

Antes que nada, incluyo este link a un diccionario de términos de poker.  Entiendo que para alguien neófito en el poquer el post de ayer era un auténtico galimatías.  Supongo que es lo mismo que me sucede cuando me encuentro en una conversación de mujeres.  No entiendo nada... ¿Alguien tiene un diccionario mujer-español o algo parecido? Se lo agradecería en el alma.  Se que no me servirá para comprenderlas, pero al menos podré disimular un poquito mejor.

Respecto al sábado, día tres del torneo, que empezaron jugando los 59 que tenían asegurado un pellizco del prizepool, una de dos.  O no fuimos a dormir pronto o íbamos cansados, porque el sábado desperté a la hora de comer.  Desayunar a la hora de comer yo lo hago en casa, habitualmente, pero Perico es más de horarios tradicionales.  Decidimos encaminarnos a la plaza del pueblo, que garantiza, como todos los pueblos de España que allí algún garito de bebercio y manduca se encuentra.

Dando vueltas para aparcar vi esta curiosa academia.  Me acordé de Raúl Mestre y, también, de unos cuantos que se sientan en una mesa de poker y que no saben que porcentaje es 9 de 46 y para que sirve, lo que me parece muy bien hasta que me pinchan a mí ese porcentaje en el torneo caro del domingo... 
Leí en alguna parte una ingeniosa frase:  Desde que sólo juego manos basura, ya no me meten badbeats.  Ahora los meto yo o me echan legítimamente.  Así, ya no me cabreo jugando al poker...

Ante la encrucijada emocional que supone escoger que comida, nada mejor que unas cañitas para lubricar las neuronas.  No me acuerdo que comimos, ji ji... Juro que no vuelvo a ninguna parte sin una Molineski.  Pero tampoco creo que importe.


¡Ahora me ha venido a la cabeza!  Había fabada y parrillada de carne en el menú.  A mi, la fabada me desencadena guerra biológica durante la digestión.  Perico se encargó de ella y yo de la carne.  Con algo más sobre la mesa... que tampoco tiene importancia (y no recuerdo)... 
Perico había decidido jugar el paralelo y lo de la fabada podía servirle como contramedida a los raises y reraises que se suelen desencadenar en las mesas.  Yo tenia una xuntanza con Pacocho y Julio Díaz, mitad placer mitad bisnes.  Aunque Julio convierte cualquier bisnes en un placer, así que fué una reunión de placer.  Si, soy consciente de lo que acabo de escribir y de las pajas mentales que se hará más de uno.  Hagan un favor; al menos no se limpien el cerebro con la cortina, gracias...

Paseando por las instalaciones del Casino me topé con otro de los cracks que me faltaba conocer en vivo, a Paco Torres, eltren.  Se estaba jugando el acceso a la mesa final del domingo pero, la verdad, un torneo deja de interesarme lo más mínimo en cuanto me eliminan.


Como Perico insistió en jugar el paralelo...


... tomé prestado su vehículo y me bajé a Madrid, a ver el Zaragoza-Madrid y el Villarreal- Barça con P8, Contaja y Tizona.  Contaja se tomó cumplida revancha del martes, aunque tampoco desató en exceso la euforia.  Lo del miércoles era definitivo.  Lo del sábado es una brecha, pero aún queda mucho por recorrer.  Y cómo más te subes más dientes pierdes en la caída, caso de que la haya.

Terminado el partido, los ánimos para estirar el post-partido estaban bien, pero no algunos cuerpos, aún castigados por los restos que dejan los excesos.  Yo le había prometido a Perico que, si le rompía el coche, no iba a ser con un índice de alcohol en sangre que anulara su cobertura de siniestros, así que me volví al Casino, a ver cómo le estaba yendo.  Me tocó hacer de fotógrafo y de camarero.  Yo, encantado de tener algo por hacer....

En la mesa final del torneo de high-rollers estaba Rebe.  Me puse cerca por si precisaba kleenex, estar preparado para sacarlos instantáneamente.


Rebenido es de esas personas con un enorme sentido del humor.


Y un jugón.  En el high-rollers quedó segundo.  Sólo Pizu quedó mejor que él...


A las dos estaba fundido, pero nos juntamos con Emilio Pérez y con José Luis Rodriguez, dos ilustres gallegos.  Estuvimos de anécdotas hasta más allá de las cinco, tres horas impagables e irreproducibles.  Si me acuerdo de las historias narradas, pero no se puede contar apenas nada.  Les tengo en mucha estima cómo para que me tengan como una cotilla.


Ese día no oí roncar a Perico, señal de que me dormí antes que el.  Instantáneamente, vamos. ¿Insta-clapao, sería el termino?

El domingo, una vez recogidas mis pertenencias esparcidas por la habitación, nos dirigimos a La Latina para sesión de tapas y algo de vida social.  Los bebés de hoy día ya vienen con un descaro... "Aún vivo en casa"... Lo malo es que la camiseta se vende en un pack de 12 unidades que va desde la talla 6m hasta la XXL, pasando por 12a, 16a, M...


Estuvimos de sufridores de Nadal, pero la cagué con un lapo que lo condenó.  En un momento del quinto set, creí ver una mirada de debilidad en el serbio y dije: Djokovik está buscando una excusa para perder, vamos a meter pasta por Nadal.  Nadal ya no ganó ningún juego más...

Luego, lo típico, huevos rotos, cañitas y más cañitas, risas diversas.  Y no, no recuerdo como se llama el sitio dónde comimos.

Primera ronda de cafés en otro sitio en el que me acordé mucho de César Garrido y de Vedast...


Avisos curiosos y divertidos.  Este vale para la guerra de palabras de Noemi y Mactans...  A ver si la reactiváis, que andáis algo perezosos para subir cosillas al blog...


Foto de despedida y nos fuimos a otro garito...


Este, especializado en tés y tartas.  Aproveché para ver a Marta e Iván, que también han sido papás recientemente.

Hacía como un año largo que no nos veíamos y han pasado muchas cosas en ese tiempo, no todas buenas.  De todo hay que saber superarse y el sentido del humor de Iván es inmejorable.  El sentido del humor es imprescindible para transitar feliz por esta vida.

La tertulia duró hasta que casi fué hora de coger el tren.  Despedidas (todas hasta pronto), besos, abrazos, alguna lagrimilla...  En el tren me dormí antes de que arrancara....

Igual algún día pincho algo gordo en algún torneo en vivo.  Y si no lo hago, lo viajado y la gente que he conocido ya no me la quitan.  Que buen premio es...

I am the Resurection...

Diez días después de empezar el tratamiento, soy otro cuerpo.  Y otra persona.  Porque la desidia se instala silenciosamente, sin ruido.  Y llega a formar parte de tu habitualidad, sin que te des cuenta.  A ella va dedicada la canción que cierra el post.

Tres tareas se abren por delante para los próximos meses:

Uno; recuperar la forma costará un poquito más de lo que creía. El único ejercicio que me deja hacer el reumatólogo, por el momento, es caminar y natación. Nada de bici, cargar peso, padel ni sexo salvaje. Le haré caso un par de semanas o tres, como mucho. Y es que me conozco. Y él no me conoce a mi, si no no me pondría tres meses de recuperación. Cuando me corté el tobillo (tendón, arterias, nervios, músculo... todo hasta el hueso) los médicos rezaban para que pudiese caminar con normalidad. A los seis meses volvía a jugar a fútbol-sala, con normalidad. También es cierto que estamos hablando de 20 años atrás, pero ahora tengo mas fuerza mental que entonces.

Dos; terminar el libro. De una puta vez... Ya se acabó la tontería. Si el 31 de marzo el equipo de voluntarios correctores no tiene el borrador, invito a cenar a todo aquel que recuerde estas líneas. A 30 de abril estará terminada la versión definitiva y en manos de alguien que pueda editarlo.

Tres; sorpresa. Me he metido en un proyecto interesante con unos amigos y este tiene que ver la luz a finales de abril como muuuuy tarde. Hay que echarle una pila de horas para terminar de dejarlo bonito.
No va a haber tiempo para mucho más, en cuanto llegue a casa el domingo...

I am the resurection...

Down down, you bring me down
I hear you knocking at my door and I can’t sleep at night
Your face, it has no place
No room for you inside my house I need to be alone
Don’t waste your words I don’t need anything from you
I don’t care where you’ve been or what you plan to do
Turn turn, I wish you’d learn
There’s a time and place for everything I’ve got to get it through
Cut loose, you’re no use
I couldn’t stand another second in your company
Don’t waste your words I don’t need anything from you
I don’t care where you’ve been or what you plan to do
Stone me, why can’t you see
You’re a no-one nowhere washed up baby who’d look better dead
Your tongue is far too long
I don’t like the way it sucks and slurps upon my every word
Don’t waste your words I don’t need anything from you
I don’t care where you’ve been or what you plan to do
I am the resurrection and I am the light
I couldn’t ever bring myself to hate you as I’d like
I am the resurrection and I am the light
I couldn’t ever bring myself to hate you as I’d like

martes, 7 de febrero de 2012

Estrellas Poker Tour Madrid. Dia 2

Cuando uno está cansado, suele dormir bien aunque Perico esté de serenata ronqueril y eso es lo que hice la noche del día 1 al día 2.  Como un bebito.
Una vez aseaditos, nos fuimos hasta el Alcampo (¿o era el Mercadona?... Dios, menuda caca de memoria) para aprovisionar la neverita de la habitación.  Lo normal; unos yogurs, unas latitas de bebida energética, barritas de cereales para prevenir una caída de azúcar de Perico, unos sandwiches, algunos refrescos y, por supuesto, una docena de cervecitas.  Decidimos portarnos bien, no volvernos gilipollas.

Para la noche del día 2, el viernes, estábamos invitados a una cena que organizaban unos coleguitas con los que estuvimos en Las Vegas, en el III desafío de Los Pelayos.  Quedamos con Johnny por Las Rozas, creo (conduciendo Perico y sin gps no pretenderéis que supiese dónde estaba) para tomar unos vinos (él) y unas coca-colas nosotros (sigo pasmado con la cabeciña que le pusimos a los momentos pre-torneo).  A la hora programada de la cena, las 10 de la noche, estaba previsto que empezara el penúltimo nivel del día, así que excusamos nuestra presencia y prometimos agregarnos en el primer local de copas y/o alterne en el que se cayeran después de cenar.

A las dos, puntualmente, se hizo el chafelandil y empezó el dia 2.  La vista de la sala era algo así, desde la mesa que me había tocado. 


Hacía tiempo que no jugaba un torneo en vivo y a lo largo del día 1 constaté un nivel de agresividad en los jugadores más alto que en las últimas veces que jugara, sobre todo a la hora de abrir, lo que quería decir que la peña estaba jugando más manos de las que suelen ser habituales.  Esto es relativamente bueno para un jugador tight agresivo cómo yo, pero te deja en manos de la varianza si no runeas bien las cartas.  Por que la agresividad no es sólo pre-flop. Los tiros suelen caer en todas las calles.  Para echar alguien de un bote, con menos de un lanzallamas estaba complicado.  Por contra, también podías encontrar a la tipica señora de Casino, nit entre nits y a algún TAG agazapado.

Le había estado dando vueltas a la estrategia óptima para afrontar el día 2.  Si desplegaba mi juego clásico de OR entre el 10 y el 20% dependiendo de la posición, contando con 4betear un 35% de las manos que me 3beteasen y 3betear TT+ y AQs+, dejando algún cold call con monstruos o con parejitas bajas esperando pescar una trucha, para desconcertar, me iban a calar en una hora y poco, perdiendo valor mis manos buenas y obligándome a moverme hacia una zona loose de juego en la que no estoy demasiado cómodo, en una fase del torneo (a partir del nivel 12) en la que un error en un bote podía ser fatal. 

Decidí, pues, ganarme una imagen tight en el primer nivel o dos y luego abrir rangos, aplicándole, además, un efecto random a los mismos.  Decidí dejar al azar un añadido al OR del 10% aprox, abriendo todos los botes que me llegaran limpios y que coincidieran con el segundero del cronómetro entre 0 y 10 segundos, además de mi rango habitual de confort.  Y un 3bet aleatorio sobre cada bote que me llegara subido del 5% aprox, resubiendo cuando la manecilla del segundero estuviera entre el 0 y el 5, además de los rangos habituales.  Esto lo leí hace tiempo en alguna parte y tenía ganas de ponerlo a prueba (no cito la fuente, lo siento, porque no la recuerdo, tengo que hacer algo con esta memoria, porque de los porros, que yo no fumo de eso, no es) .  Me costó un poco el día 1 porque no llevo reloj y no podía tener la BB y su cronómetro sobre la mesa, así que la coloqué haciendo tic-tac al lado de los cojoncillos.

Luego, claro, hay que escoger el jugador.  A los jugadores loose se les gana jugando (bien) tight y agresivo y a los loose, jugando (bien) tight y agresivamente.  La teoría básica del poquer se escribe en un folio y medio o menos.  La práctica llenaría la biblioteca de Alejandría.

Pero, de entrada, me colocaron en la mesa 24, la segunda que se iba a desmontar, con lo que eso de formarse una imagen no tenía ningún sentido.  Así que me senté, con mis 39.100 puntos, a verlas venir.  No es una estrategia que vaya a ganar ningún premio, lo sé.  Pero no se me ocurrió otra.  Es lo que sucede cuando uno es un pez...


En la 25, Pableras tampoco parecía tener muy claro que hacer de entrada... :)



Lo de verlas venir fué figurada y literalmente.  Cuando me senté me tocó el Hijack y sólo me llegó un bote simplemente abierto (los demás 3beteados) hasta que me llegó la ciega.  Mis compañeros de mesa le habían echado azúcar anfetamínico a los cereales del desayuno, o algo parecido.  En ese plan, decidí esperar a que rompieran la mesa, a no ser que tuviera una opción muy clara.

La única mano que jugué fueron unos 88 en la BB que el random quiso que le tocara en una mano en la que había un miniraise de UTG+1 y dos calls por detrás.  Como tenía toda la pinta de un squeeze de libro, me pagaron dos.  En el flop A82, dos picas.  Mis ochos eran rojos y preferí jugarlos de cara con las dos picas, esperando que se rebotara un As.  Pero mi cb de poquito más de medio bote no obtuvo respuesta.  Minutos después desmontaban la mesa y me mandaron a la 9 con 42.600 fichas. Había salido vivo de la trinchera.  Y la mesa en la que me colocaban iba a ser una de las últimas del día en ser deshecha, así que ya podíamos empezar con la táctica prevista.

Mientras ordenaba cuidadosamente mis fichas, todas con el número orientado hacia el mismo lado, una manía de tantas que tengo, en pilas de 20, 10 y cinco, para un fácil recuento, fui observando la mesa.  No conocer a nadie no quiere decir que no haya nadie conocido, así que tenía que ir poniendo post-its mentales según lo que fuese viendo.  Bueno, conocidos había uno, un tal Poli Rincón... :)  

Yo soy de todo, menos tímido.  Y él, otro tanto.  Como había tres guiris que apenas abrían el pico, enseguida nos dimos a la coña.  En el descanso, cuando estábamos de unas risas guapas, apareció Perico para decirle: Oye... ¿Pero tú sabes que este es del Barça?.  Poli, rapidísimo: Eso no tiene nada que ver para pasárnoslo bien...  Mientras no estemos en un campo de fútbol...  Como jugador de poquer lo quisiera siempre en mi mesa... :)  Y como tertuliano, también.  Un tipo majo como he visto pocos.


La mesa, una joya, la verdad.  Las pocas ostias que había, en la otra punta.  Poli se jartó a pillar premiums (tres AA, dos KK, dos QQ...), con el consiguiente cachondeo de claro, como venía de imagen de PS, pues el software estaba rigged...  Con el buen rollito le levanté dos botes, uno de ellos con AQ y AK38 en el board, donde se tiró de mi second barrel enseñando AQ.  Si yo hubiese sido uno de los guiris, seguro que no lo hace.

El más rarito de los tres extranjeros que había, un tipo con aspecto de marmota, cero palabras, ninguna actitud gestual, ni en los descansos, le hizo una que, a la postre resultaría definitiva para mi torneo.  Le envidó (estando con unas 10.000 fichas) en la BB ante un raise de Poli que este pagó, algo mosqueado por la actitud del tipo en cuanto hacía un movimiento.  Colocaba las manos sobre la mesa, se quedaba mirando a un punto en el infinito y ni se movía ni contestaba nada de lo que le dijeses.  Ni en ese momento, ni en cualquier otro.  El tipo parecía, literalmente, desenchufado.  En esa ocasión, enseñaron AQ y QT para sinamigosconocidos.  El soft demostró no estar rigged, al menos en favor de su figura y le tiró un T en el river al guiri.  En la siguiente mano, en un duelo btn vs sb, le levantó el stack a la sb con KJ vs AQ y JQ en el flop.  Y K en el river...

En ese momento empezó a abrir la mitad de los botes o más a base de OR´s de 2´2 bb´s.  A media tarde ya nos tenía a todos hasta los mismísimos cojones.  Coincidió que atravesé un desierto de cartas que duró dos horas.  Nada jugable durante dos niveles.  Si me daban algo medio decente, era en un bote abierto o en mala posición.  Los 4 OR aleatorios que hice fueron contestados 3 con 3bets a las que había que dar crédito, dado lo poco que me moví y otro que hice con 97 de picas con un call de la bb que me entró de cara en un flop AJQ de corazones.  Hice una 3bet con aire que fué contestada con un all in de otro tipo que no se había movido en una hora. 

Hubo una vuelta entera en la que me dieron todas las manos un 4. 84, T4, J4. 74... ¡3 veces, 2 consecutivas!  Generoso con las cartas no es que estuviera el dealer.  Y mientras, el tonto a lo suyo y con más suerte que un quebrao. En ese momento cometí la cagada del torneo, cuando pensé:  El gilipollas éste es el que me va a doblar...

A él le tocó uno de los 3bet random, estando él en le Hijack y yo en el botón.  Call.  Flop con un A y me donkea de cara.  Yo tenía J6o y creo que ni escogiendo las cartas le ganaba la mano. 

A pesar de que algún botecito me llevé, las ciegas y los antes iban minando poco a poco mi stack.  Hasta que llegó la jugada definitiva.  Yo ya había separado 24.000 fichas en un montón. 2400 para la ciega grande y 1200 para la pequeña y otras mil y pico para los antes.  En cuanto me pasara las ciegas, me quedaban 10 bb´s, así que sólo tenía un movimiento; columnita de fichas al centro.

Era el final de la sexta hora de juego del segundo día y puse la ciega grande.  La mesa empezó a foldear y cuando le llegaba la mano al mendrugo ya tenía decidido que le iba a pushear cualquier cosa medio decente.  Le toca hablar y pone 5.300 fichas.  Levanto las cartas y veo Ad8d.  Si buscaba una excusa, eso era medio motivo.  Sin mediar palabra cojo el montoncito de 24k y lo coloco al lado de mi ciega.  Luego, cuando iba a coger el de la ciega pequeña y los antes, el croupier, muy correcto, me recuerda que la apuesta hay que hacerla en un solo movimiento, si no la has anunciado de voz, cosa que no hice.  Tenía 26400 dentro y 2100 fuera.  Si me resubes me tiro, le dije.  Puso una cara de esas que apetece desmontar de un guantazo y me respondió: Putdemol, putdemol (Put them all, put them all) y levanta A4 de picas.  Bueno, un 3 outer, iba bastante por delante.

Pero el lapo mental que lancé minutos antes aterrizó en todo el tapete.  La primera carta del flop, un 4 de corazones.  Y un 5 y un 6 de diamantes.  Quedan dos cartas por salir y me valen todos los diamantes (9) para color, los ochos (3) para pareja superior y los sietes (3) para escalera. Media baraja, que se dice... La carta del turn es roja, el 9 de corazones. Ahora, además de las anteriores para ganar, me servía que se doblara un 5, un 6 o un 9 para el split, pero nada. La del river, que también es roja, es el As de corazones.  Estaba eliminado en el puesto 83.  Teniendo en cuenta que cobraban 59 y que el elemento era propenso a jugar demasiadas manos y que lo tenía a la derecha, no era descartable pensar que, de ganar ese bote, hubiese podido entrar en premios y luego allí, quien sabe.

Me chiné tanto que me levanté, le di la mano sin siquiera mirarle y me piré sin despedirme del resto de la mesa.  Mil perdones caballeros.  No fué culpa suya.  La próxima vez que nos veamos reiteraré mi petición de indulto...  Al salir de la sala Mandalay, sólo buscaba a Rebenido para llorarle el bad beat... :)

Todos los reveses tienen su lado positivo.  Como Perico también había saltado por los aires, teníamos tiempo de una duchita y de asistir a la cena.  Hay que reconocer que nuestros coleguitas tienen el morro fino...

El sitio es una vinacoteca (no, tampoco me acuerdo ni del nombre ni de dónde estaba.  Prometido, mañana compro una molineski).  Hubo que pasar dos veces la fregona para absorber las babas que soltaba Perico.




Contamos con invitada de lujo.  Una pobre señorita que ni conoce el orden de jugadas, ni le importa, en medio de una panda de enfermos de la baraja francesa.  Hay que reconocer que no tengo tacto ninguno...


A pesar de contar anécdotas y más anécdotas que giraban en torno a los naipes y a los viajes que hemos hecho gracias a ellos, no fué ella la que se quedó frita en la ronda de chupitos... Él dirá que estaba pestañeando cuando le saqué la foto, pero no conozco a nadie que ronque cuando pestañea...

Un par de rondas de copichuelas cayeron como agua de mayo para empujar la cena, en otro garito de cuyo nombre no soy capaz de acordarme (esto empieza a dar pena...)


Pero estaba cansado y con el regusto amargo de haber saltado del torneo de esa fea manera, that´s poker, así que retiramos antes de la segunda etapa nocturna.  Me debo hacer mayor, quizá...

domingo, 5 de febrero de 2012

Estrellas Poker Tour Madrid. Día 1

El jueves, nos levantamos a una hora decente para abandonar el hostal de dónde saldríamos sin ser fagocitados por las cucarachas. Amanecí con algo de cansancio atrasado pero sin la molesta resaca.  Haber hecho bondad el día anterior tuvo sus beneficios inmediatos.  A veces no sé de donde saco el sentidiño, si yo nunca tuve.  Con toda probabilidad lo puso Perico y yo me limité a asentir. 
Si el estómago me hacía un poquito de ruido al salir del hostal, al entrar al sitio que propuso el chófer para desayunar empezó a parecer un bicho prehistórico.  No era para menos.

Perico estuvo estudiando por la zona, en sus años mozos y como tiene el morro fino no suele ir a sitios chungos (el hostal es una excepción).  El problema fué escoger.  A veces el exceso de oferta no es bueno...


No recuerdo como se llama el sitio, maldita memoria y maldita pereza de apuntar las cosas.  Pero está a esta altura de la Castellana, mas o menos, a mano izquierda.


Llegamos al Hotel en Torrelodones.  Hotel Torrelodones, pronto me di cuenta que era difícil olvidarse del nombre del sitio dónde tenía las cosas, aún en el caso de ponerme a nadar en un lago alcohólico profundo.  Si en Madrid el personaje típico es el chulapo, pues no íbamos a ser menos.

¿Adivináis cual de los cuatro coches es el de Perico? Luego se quejará de que le multan...


La habitación no tenía nada que ver con la que tuvimos el día anterior y eso hizo desbordar la alegría del Quiyo de San Juan.  Al lado del hostal, aquello parecía el Majestic.


A la una, llegamos al Casino para las acreditaciones y el papeleo correspondiente.  Con tiempo, las cosas suelen salir mejor... 


A las 14h, puntualmente, empezó el torneo.  El aspecto de la sala Mandalay era el que sigue; impresionante.  Se habían apuntado 486 jugadores, de los cuales 219 jugaron el miércoles.  Había pues 486.000 euros en el bote de premios que se repartirían 59 jugadores.  El ganador se embolsaría la nada despreciable cifra de 113.000 euritos, salvo los previsibles pactos en la mesa final.
Antes de que empezara el chou, había tenido el placer de conocer en persona a algunos de los jugadores con los que tengo buen rollito internético, como FalarKO, pero que no había tenido el gusto de conocer en persona.


En mi mesa, sólo reconocí a Armando Muñoz Calero.  Tres a mi izquierda, iban a ser unas ciegas difíciles de robar.  Que no reconociera a más jugadores no quiere decir que no hubiera alguno bueno más.  Tampoco estoy demasiado al tanto de la actualidad pokeril últimamente.  Al final, exceptuándole a él, el resto era bastante asequible.


Sobre el torneo, poco que decir que no se haya escrito ya.  Una estructura excelente, con niveles de una hora de juego y una organización espectacular.  hay que reconocer que la gente de Pokerstars sabe lo que se hace.  En la foto está la zona de prensa.

El marcador, clarito y grande, para que nadie tenga dudas.  Trataré de no ser palizas contando manos, pero tratándose de un torneo de poker no voy a hablar del secreto del pa amb tomaca, digo yo...


Cómo la estructura lo permitía, decidí dedicar el primer nivel a observar y poner etiquetitas a los jugadores.  También a recuperar la costumbre de ir llevando la cuenta del bote de cabeza, lo que no fué fácil al principio. Jugar por internet atrofia algo el cálculo mental visual.
Al final del primer nivel gané mi primera mano pagando un turn con A7 y tres ochos en la mesa.  El river fué una K y creí que el A tenía suficiente valor de showdown cómo para no complicarme la vida, como así fué.
La mesa no me pareció muy dura y aproveché mi imagen tight para hacer crecer poquito a poco el stack con 3bets en el momento oportuno. 
Cada dos niveles (dos horas) había un descanso.  La riada de jugadores hacia la zona de fumadores era inmediata. 


Y los comentarios, una pesadez. Todo el mundo contando manos. Veías a alguien  a quien hacía tiempo que no saludabas y tú con un educado ¿Que tal? y hala, ya te estabas comiendo una mano. Pues tengo un agro a la derecha y resulta que le resubo con asdamasuited y el tío va y... Pero tío, que te estoy preguntando por tu vida;  tu señora, o tus niños o lo que sea, que me importa una mierda tu torneo... 
Lo peor era cuando el ¿Que tal? se lo decías a alguien por pura educación y el tipo hala... Pues me acaban de joder ochomil fichas en un pot en el que estaba commiteado...  Joder... Me importa un carallo tu vida, sólo estaba siendo educado, imagínate el megatruño que me importa tu torneo. Díos mío, que infierno.  Daban ganas de ir con una pistola eléctrica y cuando abrieran la boca meterles una descarga en todo el pecho.
En cuanto al resto de mi torneo (ahora voy a ser yo el que relate manos, este es mi blog y cuento lo que me sale de los cojones) creo que hice un día 1 correcto.  Bastante nit, aunque incluí un par de 3bets con aire (una con J3 de corazones que le dedico a Rompiendo Billetes, lástima no poder rehacer el historial de manos). 


En el segundo nivel, me levantaron un bote que subí de media mesa con ATs para ver un flop AT2.  La ciega grande pagó flop y turn x y me donkeó el river J.  Call para verle AJ.  A pesar de esa mano, todo iba perfecto hasta que saltó por los aires el tipo que estaba a la derecha del croupier (yo estaba a la izquierda) y trajeron a un tal Kaju.  En diez minutos quedó claro a que venía.  Abrió todos los botes que le llegaron limpios y resubió la mitad de los abiertos.  No me dejó ni una mano limpia.  En ese panorama, a los cuarenta minutos le mandé una 3bet con AtQt (nitazo total) para ver un flop con una Q y dos cartas bajas.  Check suyo y cb mía de 1800 (2/3) a la que hace call instantáneamente. 9 en el turn y me pega 2100 de cara.  Esa apuesta me descoloca un poco y pago por el river.  No hay proyectos peligrosos a la vista, pero tampoco me fío del tipo.  Un Supernova élite tiene algunas manos jugadas y es posible que me esté mamoneando de más.  El river es un rey. Su check podría ser de debilidad pero creo que mi mano vuelve a tener valor de showdown y me limito a enseñar mi AQ.  Él tiene Q9 y con sus dobles se lleva el bote.  No creo que se tirase ante una apuesta mía en el river, aprovechando la K.  Esa mano me toca un poco y bajo hasta 11.000 fichas.
Poco después vendría la primera de las dos veces en las que estuve all-in en el torneo. Con las ciegas 150-300 hay un OR en UTG a 750. Una señora, con el juego previsible de señora, resube a 3000.  Yo me encuentro con AtKt.  El rango de 3bet de la señora era cerradito, cerradito.  Pero ya había abierto dos botes *5 y enseñado TT y JJ. Es que no me gusta jugarlos, manifestó antes, enseñando las cartas.  Así que pensé que había bastantes probabilidades de que fuera eso lo que tenía y no KK o AA y que se tiraría ante una nueva apuesta por detrás.  Mandé mis once mil fichas al centro con la intención de que la señora no pagara, porque entonces si que estaba en un brete.  Estuvo resoplando dos minutos tranquilizadores.  Al menos era un flip.  Al tercer minuto ya sabía que no era ni AK, ni TT, porque las hubiese tirado.  Cuando decide pagar, enseña QQ.  Me tiran una K en el flop y un proyecto de color en en turn.  En el river sólo tenía un out en contra y no salió, así que me puse con 23.000.

Poco después trajeron a un tipo de aspecto oriental a la derecha de Kaju.  Si antes no me llegaban manos limpias, ahora lo raro era que sólo estuvieran subidas, mimá, vaya jartá meterse guantazos los dos.  Una mano (la de J3) cuando fuí yo el que puso la tercera, después de haber estado cuarenta minutos desaparecido, se me quedaron mirando fijamente los dos y ahí quedó patente que, al menos, se poner cara de poker.  Porque yo creo que ni en las trincheras de Guadalcanal encontraría un marine dos miradas tan furibundas.  Me tuvieron en vilo un minuto antes de tirarse ambos.  Estuve a punto de enseñarles las cartas pero no hay que dar nunca información gratis.  Al rato bajaron algo el ritmo de agresividad entre ellos y el resto de la mesa pudo jugar algo.

Me perdí el bote de la noche por exceso de prudencia (por cagón, vamos). Estando en Hijack, UTG abre a 1075, con la ciega grande en 300. Hay un call en media mesa y yo veo 77. El call, al menos, es casi obligado, teniendo fichas. Pero el jugador a mi izquierda, un portugués que se había movido poco, empieza a apilar fichas, como si fuese a subir.  Armando está mirando al portugués, no a mi.  Ahi me vi en el escenario del portugués pagando y Armando haciendo un squeeze de libro o al portugués subiendo y teniéndome que tirar después.  Y no fuí.  El flop KJ7, dos tréboles, termina en un triple all in (que hubiese sido cuádruple de andar yo por la mano). El primer jugador enseña AK, el portugués QT, dos trébole y el tercero AJ, dos tréboles. Un T en el turn le dió la mano al portugués con doble pareja.  El bote fué de casi 90.000 fichas.  A posteriori es muy fácil hacer valoraciones.  Pero en ese momento no lo vi claro...
Armando Muñoz se fue en el quinto o sexto nivel.  En un duelo de ciegas, termina all-in con KK en un flop con dos diamantes, si no recuerdo mal, para ver como el otro jugador le paga con dos diamantes y aparece el quinto en el river.  Un buen torneo, pero con las cartas en contra, que se le va a hacer.

No tuve excesiva suerte con las truchas en cold call.  Sólo me salió una en la BB con dos patitos negros.  En un flop con 3 corazones, hice check con la intención de resubir fuerte la cb, pero me encontré un check y otro corazón en la mesa.  Algo de tiempo y nuevo check.  Me apostó flojito en un movimiento que me olió fatal y pagué rezando por que se doblara alguna carta en el river, cosa que no sucedió.  Nuevo check y apuesta fuerte del colega, más de 3/4 del bote.  Me tiro y enseña el As de corazones, pillastre...

El otro set que hice fué abriendo yo el bote con 88.  Con AK8 en el flop hice una cb std, pero las dos ciegas se tiraron, que penita.  O no...

A lo largo del día no es que tuviera grandes cartas.  La pareja más alta, JJ, una vez.  Y luego el AQ con Kaju que me costó un dinerete.  Si los niveles hubiesen sido más cortos o la estructura más heavy, hubiese tenido que moverme con basura y saltado por los aires con toda certeza.
En los dos últimos niveles decidí moverme lo mínimo preciso para sobrevivir al día.  Tenía el stack algo por encima de la media y ya estaba algo cansado.  Cuando acabó el día, sumaba ocho horas de juego, once metido en el Casino.  Apareció Perico para preguntarme si quería un espirituoso, miré al marcador y como vi que quedaban 13 minutos le hice call a Mr. Johnnie Walker.  Mientras hay fichas, no hay alcohol es un principio que aplico desde hace tiempo.  Pero ya estaba prácticamente finiquitado el día, pensé, así que porque no...

En la última mano, casi me meto en un berenjenal.  Me llega limpia al puesto 6 y abro con A6 de corazones.  Todo el mundo recoge sus fichas, pero la ciega grande decide quedarse a jugar un ratito más y paga. JT2, dos diamantes en el flop. Check y cb mía, 2200.  Call.  Ahí empiezo a pensar que la voy a cagar a destiempo.  El turn es un 7.  Check-check, no quiero líos.  El river es otra J que completa el color.  Me pasa.  Pienso que casi cualquier mano que tenga le da el bote, así que hay que intentar llevárselo.  Si hubiese tenido color no creo que me hubiese pasado, así que juego a simularlo o a simular la J y apuesto 5300 en un pot de casi 9000. ¿No me la estarás jugando? me pregunta la ciega grande, un tipo la mar de majo. Me encojo de hombros y pongo cara de percebe.  Después de un largo minuto, tira sus cartas, no demasiado convencido de su movimiento.  Resoplo hacia dentro y cuento mis fichas antes de meterlas en la bolsa. 39.100.  La media está en 32800.  Estupendo, nene.  Primer paso conseguido.

Más relajadito, aprovecho para degustar el Johnnie Walker con tranquilidad.  En la barra hay cracks a montones y tengo el placer de conocer a uno de los tipos que más ganas tenía de tener delante, Manuel Labandeira.



Otro de los que me faltaba por conocer era a Juanzo, otro almacén de anécdotas.


A una horita prudente, las dos, estábamos en la puerta de la habitación.  Perico también tenía una cantidad respetable de fichas, 66.000.  De los 486 jugadores iniciales, quedábamos 222.  Perico iba en el puesto 13 y yo en el 63.


Estrellas Poker Tour Madrid. Dia 0

El miércoles, día del viaje, me levanté tronzado.  El día anterior había ido por la mañana a arreglar unos papeles a Betanzos, luego a Coruña a mi clase de Pilates y aún paré en Perillo a por las resonancias, las famosas fotos de 465 pavos.  En Coruña me quise hacer el chulito y bajé andando desde la estación de autobuses hasta Riazor.  Y volver, después de acoplarme a la comida de Rudy y Alejandra, gracias majos, también a pie.  Es un trayecto de media hora que, para una persona normal, es un paseíto.  Para mi, era como una media maratón.

En Miño, a las ocho de la tarde tomando un té con una amiga, ya había decidido que me iba a acostar en cuanto llegase a casa y que me levantaría pronto para hacer lo que tenía pendiente; un post, el artículo para Letra en Obras, recoger la cocina y apañar los gatos... ah! y la maleta, importante si vas a pasar un par de semanas fuera de casa.  Sonó el teléfono.  Vicen, diciéndome que tenía que ir a jugar a billar, que Rubén trabajaba y que Camacho estaba en Uruguay o al revés, pero que eran sólo dos y jugábamos con el equipo de Willy, al que le tenemos un especial cariño y que no nos ha ganado un partido en los cinco años de liga.

Okey, pues, lacasitos de tramadol al canto y pa Coruña otra vez, con la funda del taco al hombro.  Llevaba sin montar el taco desde la final del play-off de septiembre, pero jugar contra el equipo de Willy motiva.  Se me escaparon las dos primeras partidas de bola-8, pero la tercera, que jugaba con mi amigo Willy, no.  Hizo un saque perfecto (para mi), esparciendo bien las bolas, pero no metió ninguna, así que le dejé mirando como le hacía un bonito siete y negra.  La de bola-10 me la regaló el chaval de la misma forma que yo le regalé la de bola-8 y gané mis dos de parejas, con lo que terminé haciendo 3 puntos de los 5 que jugaba, lo que no está mal.  Y les ganamos 10-5 en lo que es un buen inicio de liga.  Pero llegué a Miño a la una, me paré en la cervecería un ratito y me metía en la cama a las dos y media.
A las diez de la mañana, no tenía uno de mis mejores días.  Y mi espalda menos.  Abrí la maleta para empezar a meter cosas, consulte el horario de autobuses para llegar bien a pillar el talgo y empecé a recoger la cocina, dejar listos a los gatos y terminé el artículo para Letra en Obras.  A todo esto recorrí veinte veces los 70 metros del apartamento buscando la mochila que había llevado el día anterior con la ropa de pilates y la cámara y no la encontré.  Sabía que no me la había llevado al billar y que la tenía al subir al bus, así que la deducción era clara, aunque difícil de asumir. ¿Cómo podía habérmela olvidado en el bus, si sólo llevaba eso y las fotos de las resonancias?  Llamada a la compañía y me dicen que me avisan en cuanto sepan algo.  Tócate los cojones, irme a Madrid sin cámara.  Podía ir sin calzoncillos de recambio, pero sin cámara...

Me monto en el bus dirección Coruña y al bajar en la estación me dirijo a la oficina de Arriva con menos fe que los discípulos de Jesús en el lago de Genesaret.  Nunca he encontrado nada que perdiera.  Pero tras 43 años, esta estadística se rompió y ahí estaba mi mochila, con la cámara dentro.  Bueno, por fin mis pérdidas se toparon con una persona buena.

Me instalo en el talgo, con bastante espacio, saco el número 2 de Orsai y me dispongo a disfrutar del viaje.  No hay una sóla historia de las que contiene la revista que esté de relleno, que genialidad de publicación.  Y el proyecto para este año es más maravilloso aún que el del año pasado.  Y cada vez tengo más claro que son mi primera opción para publicar el libro cuando lo termine.  Si no soy capaz de interesar a 1.500 personas de esa divertida comunidad para que lo compren, me puedo ahorrar el trabajo de mandarlo a una editorial.

Una de las cosas que más me gusta de los viajes largos es contemplar a mis compañeros de viaje e imaginar las historias que contienen.  Poco sé de esta muchacha, pero aparecerá en un capítulo del libro, el que escribí en cuanto dejamos Ourense.  Probablemente ella nunca sabrá que tiene un papel secundario en la novela de un tarado con el que compartió viaje en tren...


Contemplar paisajes y dejar vagar la mente es uno de los pequeños grandes placeres de la vida.  El tren es de los pocos medios de transporte en los que me cuesta dormir, así que llené varias hojas de la libreta.  Dos borradores para capítulos del libro y dos decenas de ideas que, muy probablemente morirán en esa Uniextra cuadriculada tamaño A4.


Perfectamente acomodado, fui combinando la escritura con la lectura, ajeno a que, en el mismo tren viajaba Pacocho.  Estos de Renfe deben tener una alarma antidisturbios en el programa de emisión de billetes porque a mi me colocaron en el vagón 2 y a él en el 13, el último.  Hasta que estábamos a 100 kms de Madrid, 6 horas de viaje después, no llegamos a la conclusión de que viajábamos en el mismo medio de transporte, después de ir viendo lo que cada uno wasapeaba...


Llegamos a Madrid y empezó el momento de reencuentros.  En la estación nos esperaba Perico, que había venido con gorrita para su perfecto rol de chófer.  En una tarde ya acumulaba dos multas.  Si pensaba que le iba a decir eso de "siga a ese taxi, las multas las pago yo" iba fino de cojones.  En la estación también están Tizona y Marian.  De ahí nos dirijimos a un bar que no tengo ni puta idea de donde está, pero que no tiene pinta de ser la peña blaugrana ni mucho menos.  Con el primer disparo fuera de Higuaín ya me dí cuenta que no será muy conveniente gritar los goles del Barça en voz muy alta....


En la mesa estábamos empatados.  Pot y Contaja son madridistas, Tizona y Pacocho tenían pasta puesta por la victoria del Barça, Marian estuvo una vez en el Nou Camp y a Perico lo que le preocupaba es que no faltase cerveza.


Esta es la muestra de que dos personas pueden ser amigas a pesar de rivalidades futbolísticas.  Contaja es socio merengue de médula y tribuna y mi devoción por el buen fútbol teñido de azulgrana es de todos conocida.  En la media parte me las prometíamos muy felices, pero si sufrir adelgaza, en el último cuarto de hora me dejé las calorías de las tapas allí mismo.


A la salida, foto histórica.  Nunca habíamos coincidido los cuatro a la vez en el mismo espacio, excepto cinco minutos en Barajas cuando nos íbamos a Las Vegas en el desafío de Los Pelayos y Pacocho se quedó en Madrid.  Ha habido múltiples veces que hemos coincidido tres de los cuatro jinetes del Apocalipsis, pero nunca los cuatro.  Ese momento no se volvería a repetir en todo el fin de semana...

Nunca hay que decir "nunca", ni "siempre" ni "imposible" ni "seguro".  Una vez le dije a Marian, hace casi dos años, en una despedida, algo parecido a esto:  Hasta siempre, creo que nunca volveremos a vernos.  Es imposible que el destino vuelva a juntarnos.  Tanto lapo en una frase tenía que tener una acertada respuesta por parte del destino...


La mejor manera de continuar la fiestecita era dejarnos conducir por Contaja a uno de esos garitos que si no vas con él no entrarías ni de broma.  Al ser miércoles éramos prácticamente los únicos clientes del sitio, con lo que nadie se pudo sentir molesto por el jaleo...


A una hora prudente, Perico y yo nos retiramos.  Ambos jugábamos el torneo al día siguiente y no era cuestión de echar el resto nocturno en la primera noche.  A las dos estábamos debidamente acostaditos en un hostal en el que rápidamente decidí que ni iba a ducharme y si utilizaba la taza, tenía que ser por una emergencia.  El gasto corría a cargo de Perico, que se portó como el caballero que es durante todo el finde, así que no era cuestión de ponerse tiquismiquis.  Y cuando uno está agotado, cualquier sábana limpia es un buen sitio para dejar reposar el cuerpo cansado...

Hay rumores que el grupo hizo un roto en algún sitio, pero están sin confirmar...

viernes, 3 de febrero de 2012

Mi dolor de columna y el método Pilates

Llevo cinco sesiones (de 7) del tratamiento que me sugirieron en una prestigiosa clínca reumatológica de Barcelona (si me dejan bien, contaré cual és). De entrada, diré que lo primero que he recuperado es el ánimo.  Cuando te has acostumbrado a estar mal físicamente y desaparece el dolor y las molestias, tu humor mejora al instante.  Sucede con una migraña, pues imagina con un dolor intenso y constante que duraba ya ocho meses.  Hoy he pillado el tren de vuelta a Reus después de correr tres manzanas. Correr... Ya ni me acordaba...

Por cierto, en el Sergas sigo estando en el buzón de espera de neurocirujía.  Desde el 27 de junio no han tenido cojones ni de marcar una primera visita.  Para cuando me den vez puede ser que esté jodido por haber entrado en los 50, así que no anularé la visita.
Después de las resonancias magnéticas detectaron en la clínica que el disco lumbar, el que me tenía hastiado hasta lo imposible, no estaba tan tronzado como parecía en la radiografía.  Pero también vieron desgaste y desplazamiento en dos discos cervicales más, cuatro en total.  Descartada la cirujía, el tratamiento propuesto consiste en unas infiltraciones  en las vértebras (ni he preguntado de que, ni quiero saberlo), seguidos de un ratito de exposición a una fuente de microondas infrarrojas, para acabar en una máquina de estiramientos.

En total, entre resonancias, consulta, tratamiento y transporte habré gastado unos 3.000 euros para que me dejen como estaba hace un tiempo.  También hay que decir que mi cuerpo lleva 43 años de desgaste y que esa gente cura, no hace milagros.

Si bien el tratamiento está funcionando, estoy entre indignado y decepcionado. Porqué es una forma sencilla de solucionarle la vida a alguien que está muy jodido, estoy indignado con la Sanidad Pública por no solucionar un problema de fácil arreglo.  También estoy indignado conmigo mismo por no haber acudido a esta gente antes.  Y la decepción viene por que tenía una semi-solución delante de las narices y no la he sabido aprovechar antes, simplemente porque pensaba que ese no podía ser el arreglo a tanta limitación.

A lo largo de estos meses hubo dos cosas que paliaron el dolor, al menos momentáneamente.  Una, el Tramadol, del que no he querido abusar pues genera tolerancia.  Dependencia, también, pero eso me preocupaba menos. Así que cuando ha habido un evento o una salidita en moto, me he procurado dosis generosas de Tramadol y a hacer vida normal ese día.  Las pirulas del analgésico las hacía correr por la garganta como un nene los lacasitos.  Eso si, los tres días siguientes, tumbado en el sofá, maldiciendo mis huesos.  He visto más pelis y series en estos seis meses que en toda mi vida.

El otro gran alivio para el dolor vino de las clases de Pilates. Si, de Pilates.  Yo pensaba que eso era gimnasia de gordas y viejos con un balón de playa.  Menuda ignorancia. 
En un concurso que hacían a través de facebook los de Pilates Wellness and Energy gané un pack que incluía cuatro clases personalizadas y ocho más en grupo. Si me apunté al concurso, la verdad, teniendo en cuenta que nunca me toca nada, es porque un amiga a la que le fué bien me lo recomendó y porque eran tres clicks de nada. 

Y me tocó, así que me fuí hasta la calle Pondal, 8, donde esta gente tienen su centro de Coruña y me puse en manos de Juan, que ha resultado ser un excelente profesor.  El sitio no es como un gimnasio tradicional.  Nada más entrar, te das cuenta que la forma de trabajar va a ser diferente.  Yo tenía cuatro clases individuales, pero los grupos son de cinco personas o menos, para que la atención sea algo más personalizada.  Se prima la calidad del movimiento, antes que la cantidad.  Se trabaja el cuerpo como un todo integrado y es muy importante la conexión entre éste y la mente.  A pesar de lo disperso que soy, no me aburrí ni una sóla clase.
En cuanto tuve marcada mi primera clase, me informé un poco más acerca de lo que iba a hacer.  Resulta que Pilates era el tipo que diseñó el método que lleva su apellido.  Esencialmente, es una educación corporal completa, donde se trabaja toda la musculatura, incidiendo en la más profunda, que suele descuidarse en el trabajo de gimnasio tradicional. Trabajar los músculos pequeños para fortalezer los grandes, tratando de conectar mente y cuerpo y poniendo énfasis en la respiración. Yo creía que había aprendido a respirar bien con la meditación, pero dónde de verdad lo he hecho ha sido con el profe de Pilates.  La respiración plena ayuda a estabilizar la columna y las extremidades y el movimiento debe ser con el mínimo esfuerzo posible.  El fortalecimiento del abdomen tiene consecuencias inmediatas en la salud de la columna
Antes de acudir a la clínica de Barcelona había hecho cuatro clases de una hora.  Al salir de esas sesiones, han sido las cuatro veces que me he sentido mejor en los últimos meses .  Pero no sólo la espalda.  Mejora el humor, el estado de ánimo.  Salía como nuevo.  Y adquieres conciencia corporal y te preocupas más a menudo de mantener la postura correcta estés donde estés.  La sensación de bienestar al final del día es genial.

Tumbado en la máquina de estiramientos de la clínica de Barcelona y pensando el pastizal que les estoy pagando, decidí que voy a seguir yendo a Pilates aún cuando se me acabe la oferta del bono.  Los principios que me aplica el reumatólogo de dos mil pavos largos el tratamiento son los mismos que los que me transmite Juan, mi profesor de Pilates. Y yo diría que los de Juan son más completos.

Y aunque, cómo en todo, hay sitios y sitios y este no es de los baratos y es porque esta gente tiene hecha una inversión en máquinas que facilitan la aplicación del método.  Ya me he dado cuenta que vale la pena pagar un poquito más por un sitio serio y una atención más personalizada.  Aunque tenga que alquilar mi cuerpo para pagar la cuota.
Dejo unas fotos de mi experiencia Pilatística.  Ese es el cuerpazo que está en alquiler... :) (Abstenerse zoofílicos y otras especies de degenerados)




En Coruña están en la calle Pondal, nº8, aunque tienen centros por toda España.  Dejo su web para que la podáis visitar, al/la que le pueda interesar:  Pilates Wellness and Energy.

Luz al final del túnel

Dicen que, a partir de una edad, la gente no cambia.  Es mentira.  Siempre se puede cambiar, si uno quiere.  O si las circunstancias te llevan a ello. De las victorias, de cuando todo va bien, apenas se aprende algo.  Conducen al inmovilismo. Es de las caídas, de los errores cometidos, de dónde uno  adquiere experiencias que le mejoran; que le preparan para la victoria.
Tengo muy poco que ver con la persona que era hace dos años.  Casi nada, excepto el pasado.  Mi aspecto físico tratará de desacreditar esta afirmación, pero es por dentro, por donde el cambio ha sido más notable.  A ello han contribuido cuatro importantes derrotas.
Dos reveses afectivos me han vuelto increíblemente racional ante las emociones. Es como si el instinto hubiese tomado por completo el control de ellas.  Y lo digo con el convencimiento de que el instinto es más racional aún que el propio raciocinio.
Primero me di un cantazo en los dientes por dejar desbocarse el corazón a sabiendas (racional e instintivamente) de que tenía demasiadas odds en contra como para meterme en esa jugada. Luego perdí una batalla contra el cáncer que estábamos convencidos de que íbamos a ganar.  Cuando se te va una persona querida, con 36 años, una alegría desbordante y unas ganas de vivir como pocos las tienen, con la de malnacidos que andan sueltos, certificas que eso que se oye a veces por ahí de que “Dios quiere a todos por igual” es otra puta mentira.  Si Dios existe, le importamos muy poco como especie y nada como individuos. Es más, cada día que pasa estoy más convencido de que simplemente somos química muy evolucionada en un Universo aleatorio. 
En la vida, puedes conseguir cualquier cosa que te propongas.  Pero con desearlo con todas tus fuerzas no es suficiente.  Hay que poner los medios y la actitud adecuada y ambas dependerán de lo que dicta la realidad, que es tan implacable como la muerte.  Una lectura errónea de la realidad te llevará al seguro fracaso, por mucha ilusión y ganas que le pongas en que algo suceda.  La analogía con el poker es directa: Una lectura errónea de la mano terminará con parte de tu stack, eso si no con todo.
Me sucedieron otras dos circunstancias que, en principio, parecerían negativas, pero que han resultado, en balance, no sólo no serlo, sino que me han mejorado muchísimo como persona.  Al menos eso creo. 
Quedarme sin trabajo (esa esclavitud bien pagada en la que habitaba) me ha convertido en el dueño absoluto de mi tiempo y lo he podido dedicar a decidir en qué voy a emplear la otra mitad de mi vida y en conocerme mejor.  También he tenido que aprender a contar el dinero y a mirar el precio de las cosas que compro, lo que no es malo.  Pero no volveré a alquilar mi tiempo según las reglas de otros.  Si lo hago (que lo tengo que hacer, claro), será con las mías.
Cuando me diagnosticaron las hernias discales (1 lumbar y 2 cervicales, que al final eran 4) y me prohibieron el ejercicio físico intenso y/o prolongado descubrí, a la fuerza, que despacio se vive mejor.  Los días duran más y disfrutas de los pequeños detalles que antes se escapaban. Y he decidido vivir despacio el resto de mis días.  Despacio e intensamente.
Pero claro, un hiperactivo como yo necesita un sentinazo de adrenalina de vez en cuando.  Pero el estado de mi espalda no me lo permitía.  El dolor me detenía por completo muchas veces.  Sobre todo después de abusar de la química para paliar el dolor.  Hubo momentos en que vivir despacio era un sueño de velocidad. Y eso mina lentamente el ánimo de cualquiera.
Por suerte (y con dinero para costear un tratamiento privado) esa limitación física está a pocos días de desaparecer.  Hay tres tareas importantes que me esperan y los próximos tres meses van a ser muy intensos. Y lentos.  No pienso volver a permitir que mi ritmo de vida se desboque.  Salgo de este túnel y se abre un hermoso valle delante.  La oscuridad ha estado bien porque te permite pensar con calma.  Pero ahora toca moverse.
The Show must go on!