Llevo cinco sesiones (de 7) del tratamiento que me sugirieron en una prestigiosa clínca reumatológica de Barcelona (si me dejan bien, contaré cual és). De entrada, diré que lo primero que he recuperado es el ánimo. Cuando te has acostumbrado a estar mal físicamente y desaparece el dolor y las molestias, tu humor mejora al instante. Sucede con una migraña, pues imagina con un dolor intenso y constante que duraba ya ocho meses. Hoy he pillado el tren de vuelta a Reus después de correr tres manzanas. Correr... Ya ni me acordaba...
Por cierto, en el Sergas sigo estando en el buzón de espera de neurocirujía. Desde el 27 de junio no han tenido cojones ni de marcar una primera visita. Para cuando me den vez puede ser que esté jodido por haber entrado en los 50, así que no anularé la visita.
Después de las resonancias magnéticas detectaron en la clínica que el disco lumbar, el que me tenía hastiado hasta lo imposible, no estaba tan tronzado como parecía en la radiografía. Pero también vieron desgaste y desplazamiento en dos discos cervicales más, cuatro en total. Descartada la cirujía, el tratamiento propuesto consiste en unas infiltraciones en las vértebras (ni he preguntado de que, ni quiero saberlo), seguidos de un ratito de exposición a una fuente de microondas infrarrojas, para acabar en una máquina de estiramientos.
En total, entre resonancias, consulta, tratamiento y transporte habré gastado unos 3.000 euros para que me dejen como estaba hace un tiempo. También hay que decir que mi cuerpo lleva 43 años de desgaste y que esa gente cura, no hace milagros.
Si bien el tratamiento está funcionando, estoy entre indignado y decepcionado. Porqué es una forma sencilla de solucionarle la vida a alguien que está muy jodido, estoy indignado con la Sanidad Pública por no solucionar un problema de fácil arreglo. También estoy indignado conmigo mismo por no haber acudido a esta gente antes. Y la decepción viene por que tenía una semi-solución delante de las narices y no la he sabido aprovechar antes, simplemente porque pensaba que ese no podía ser el arreglo a tanta limitación.
A lo largo de estos meses hubo dos cosas que paliaron el dolor, al menos momentáneamente. Una, el Tramadol, del que no he querido abusar pues genera tolerancia. Dependencia, también, pero eso me preocupaba menos. Así que cuando ha habido un evento o una salidita en moto, me he procurado dosis generosas de Tramadol y a hacer vida normal ese día. Las pirulas del analgésico las hacía correr por la garganta como un nene los lacasitos. Eso si, los tres días siguientes, tumbado en el sofá, maldiciendo mis huesos. He visto más pelis y series en estos seis meses que en toda mi vida.
El otro gran alivio para el dolor vino de las clases de Pilates. Si, de Pilates. Yo pensaba que eso era gimnasia de gordas y viejos con un balón de playa. Menuda ignorancia.
En un concurso que hacían a través de facebook los de Pilates Wellness and Energy gané un pack que incluía cuatro clases personalizadas y ocho más en grupo. Si me apunté al concurso, la verdad, teniendo en cuenta que nunca me toca nada, es porque un amiga a la que le fué bien me lo recomendó y porque eran tres clicks de nada.
Y me tocó, así que me fuí hasta la calle Pondal, 8, donde esta gente tienen su centro de Coruña y me puse en manos de Juan, que ha resultado ser un excelente profesor. El sitio no es como un gimnasio tradicional. Nada más entrar, te das cuenta que la forma de trabajar va a ser diferente. Yo tenía cuatro clases individuales, pero los grupos son de cinco personas o menos, para que la atención sea algo más personalizada. Se prima la calidad del movimiento, antes que la cantidad. Se trabaja el cuerpo como un todo integrado y es muy importante la conexión entre éste y la mente. A pesar de lo disperso que soy, no me aburrí ni una sóla clase.
En cuanto tuve marcada mi primera clase, me informé un poco más acerca de lo que iba a hacer. Resulta que Pilates era el tipo que diseñó el método que lleva su apellido. Esencialmente, es una educación corporal completa, donde se trabaja toda la musculatura, incidiendo en la más profunda, que suele descuidarse en el trabajo de gimnasio tradicional. Trabajar los músculos pequeños para fortalezer los grandes, tratando de conectar mente y cuerpo y poniendo énfasis en la respiración. Yo creía que había aprendido a respirar bien con la meditación, pero dónde de verdad lo he hecho ha sido con el profe de Pilates. La respiración plena ayuda a estabilizar la columna y las extremidades y el movimiento debe ser con el mínimo esfuerzo posible. El fortalecimiento del abdomen tiene consecuencias inmediatas en la salud de la columna
Antes de acudir a la clínica de Barcelona había hecho cuatro clases de una hora. Al salir de esas sesiones, han sido las cuatro veces que me he sentido mejor en los últimos meses . Pero no sólo la espalda. Mejora el humor, el estado de ánimo. Salía como nuevo. Y adquieres conciencia corporal y te preocupas más a menudo de mantener la postura correcta estés donde estés. La sensación de bienestar al final del día es genial.
Tumbado en la máquina de estiramientos de la clínica de Barcelona y pensando el pastizal que les estoy pagando, decidí que voy a seguir yendo a Pilates aún cuando se me acabe la oferta del bono. Los principios que me aplica el reumatólogo de dos mil pavos largos el tratamiento son los mismos que los que me transmite Juan, mi profesor de Pilates. Y yo diría que los de Juan son más completos.
Y aunque, cómo en todo, hay sitios y sitios y este no es de los baratos y es porque esta gente tiene hecha una inversión en máquinas que facilitan la aplicación del método. Ya me he dado cuenta que vale la pena pagar un poquito más por un sitio serio y una atención más personalizada. Aunque tenga que alquilar mi cuerpo para pagar la cuota.
Dejo unas fotos de mi experiencia Pilatística. Ese es el cuerpazo que está en alquiler... :) (Abstenerse zoofílicos y otras especies de degenerados)
En Coruña están en la calle Pondal, nº8, aunque tienen centros por toda España. Dejo su web para que la podáis visitar, al/la que le pueda interesar: Pilates Wellness and Energy.