El sábado fuí a jugar el día dos del mensual del Atlántico, en Coruña, que es un torneo con una estructura muy buena y un precio muy asequible. Ideal para quitarte el mono de jugar en vivo si tu bank está en Full Tilt y sobrevives con el subsidio de desempleo o si has ganado un paquete de 500$ en el desafio live de Poker10, a base de steps, que es mi caso, así que ya tengo pagados los de octubre y noviembre. Y si quieres pasar un ratito jugando al poker, con 110 € te dan 10.000 fichas y encuentras niveles de 40 minutos; lo dicho, una joyita de torneo, para los jugadores de segunda y tercera división.
A este día 2 había pasado con 51.000 fichas. Conmigo, otros 18 jugadores, con la media en en 37.000. No estaba mal, teniendo en cuenta que al terminar el nivel 2 del día uno tenía 3.300, después de haber intentado un par de sexymoves que no tuvieron el resultado apetecido. La estructura del torneo y mi paciencia me permitieron remontar poquito a poco hasta ese stack más que aceptable.
A este día 2 había pasado con 51.000 fichas. Conmigo, otros 18 jugadores, con la media en en 37.000. No estaba mal, teniendo en cuenta que al terminar el nivel 2 del día uno tenía 3.300, después de haber intentado un par de sexymoves que no tuvieron el resultado apetecido. La estructura del torneo y mi paciencia me permitieron remontar poquito a poco hasta ese stack más que aceptable.
Durante el día 1 se produjo un detalle curioso que influyó bastante en el devenir del día 2. Un señor se enteró bien entrada la noche que el torneo era de dos días. Como el sábado cogía un avión con destino a Argentina, le iba a ser bastante complicado acudir al casino. Así que empezó a jugar todas las manos alegremente. La varianza tiene un sentido del humor muy especial y el señor argentino se encontró al rato con un stack de 300.000 fichas, una burrada teniendo en cuenta que había un total de 740.000 en juego y que quedaban 40 jugadores.
Al final, no consiguió donar todas sus fichas y cuando se hizo el corte de 20 jugadores aún tenía 140.000, que seguían en su puesto al diá siguiente, pero sin nadie que las defendiera.
Cuando saltaron dos jugadores en nuestra mesa, bastaron unas miradas de complicidad y empezamos a jugar a toda velocidad, foldeando todas las manos excepto aquellas en las que le tocaba al ausente. Pero con ciegas 400-800, 500-1000 y 800-1600, sólo habíamos conseguido limarle 35.000 fichas a la hora de la cena.
Durante la misma, los 11 jugadores que quedábamos acordamos pedir que se repartiera el stack del jugador entre todos los presentes, para evitar pasar otra hora y pico foldeando manos en ambas mesas hasta pulirle el stack. Acordamos también que el ganador le daría 100 euros al 11º, para que así todos los presentes llevaran algo. En la cena faltaba una señorita y me ofrecí para explicarle el pacto. La señorita en cuestión, además de ser muy agradable, estaba de buen ver. Después de hablar con ella, fui a la terraza, donde estaban la mayoria de jugadores y anuncié: "Doña peras perfectas está de acuerdo con el trato, así que adelante". El comentario, hay que reconocerlo, es sexista y desafortunado. Pretendía una metonimia para resaltar lo bien puestas que la señorita tenía sus pectorales. Y lo dice uno que ha vendido bragas y sujetadores y algo entiende.
¿Como puede pasar un comentario de desafortunado a muy desafortunado? Cuando, por ejemplo, en el grupo al que te diriges está... su marido, que es lo que pasó.
Me fulminó con la mirada y se fué hacia dentro. Con las caras de los otros jugadores no había que ser muy listo para saber que había metido la pata hasta el hombro. Cuando me dijeron quien era, pues hala, a disculparse con el señor y, por supuesto, con la señorita. El comentario le enfadó más a él que a ella...
Al reanudarse el torneo después de la pausa de la cena, la dirección no atendió a la petición de todos los jugadores y decidió que las fichas seguirían en el puesto, que hiciéramos lo que quisiésemos con las manos. Cuando en la otra mesa quedaron cinco jugadores y continuamos con la misma táctica de foldearlas todas menos las de la ciega grande del sitout, decidieron cambiar de mesa no al que le tocaba, si no al ausente, en una discutible decisión, con lo que en mi mesa decidimos ir a fumar en pleno a la terraza, a la espera de que le limpiaran el stack en la otra mesa.
Pero unos números rápidos nos hicieron desistir de la idea. Iban a tardar, al menos, una hora en dejarle a cero. Las ciegas estarían en 2000/4000 o 3000/6000 y ahi, un stack de 42.000 puntos, que era lo que yo tenía, no era nada. Lo interesante de un torneo es estar en el top-3 para poder pactar y entrar con esas fichas en la mesa final eso era un milagro. De perdidos al river, dicen...
Así que hubo un nuevo pacto, en el que el 2º le daría otros 100 euros al 12º y nos sentamos los seis a partirnos la cara por cuatro puestos en la final. Miicho fué el primero en saltar por los aires y menda, después de perder dos flips y un AK vs AT, el bubble-man, con 100 pavetes para copas, eso si.
Una vez constituida la mesa final, los nueve jugadores continuaron con el robo organizado de las ciegas del ausente. A las de la madrugada quedaba 10º y ganaba 135 € que el Casino tendrá que mandarle a Argentina.
En cinco horas, pues, apenas se jugó al poker durante la primera hora y la media hora en que entre seis nos jugamos las cuatro plazas para la mesa final. Eso da unas ganas de volveeeeeer....
Una vez constituida la mesa final, los nueve jugadores continuaron con el robo organizado de las ciegas del ausente. A las de la madrugada quedaba 10º y ganaba 135 € que el Casino tendrá que mandarle a Argentina.
En cinco horas, pues, apenas se jugó al poker durante la primera hora y la media hora en que entre seis nos jugamos las cuatro plazas para la mesa final. Eso da unas ganas de volveeeeeer....
En el Casino había algunos ilustres peniqueños, así que estuve un buen rato de cháchara con ellos y con un marino noruego con el que nos reímos un rato en la mesa de poker caribeño.
Mientras, al heads-up del torneo habían llegado Inés y Alejandro.
Al final se impuso el segundo quien, si no recuerdo mal ya ganó la etapa del mes pasado. En la foto, ambos sonrientes, supongo que tras un pacto que benefició a los dos.
A las sillas de los crupiers les han puesto unos cartelitos que recuerdan bastante a los autos de choque. Propuse hacer unas carreras, como warm-up para el campeonato de F-1 que se organiza en bwin a través de poker10, pero a la gente del casino no le pareció buena idea. Y eso que estábamos dispuestos a pagar el rake correspondiente...
Al dirigirme al guardarropía a por el casco y la chaqueta, los analgésicos ya empezaban a dejar de hacer efecto y bajé la escalera bien apoyado con la mano en la barandilla, despacito, escalón a escalon. Delante mío, un señor mayor la bajaba de la misma guisa que yo.
Pero bueno, esta anécdota ya la cuento mejor mañana....