El alto el fuego será cuando ya no quede mucho por arder.
Israel continúa con el ataque desmesurado contra la población civil de Gaza. Esta masacre es preludio de un genocidio. El gobierno israelí alega que es en defensa propia. En cierta manera es así. Los terroristas de Hamás suelen entretenerse lanzando cohetes (y tienen misiles suministrados por Irán) sobre poblaciones israelies. Han muerto ya 27 ciudadanos de ese país con la tontería de los chupinazos. La respuesta violenta en contra hace fuertes a los fundamentalistas islámicos que creen, idiotas, que el sacrificio en la "guerra santa" les lleva directamente al paraíso, donde les esperan 70 vírgenes para deleite y servicio de cada uno de ellos (¿Tienen una fábrica, acaso?. No me salen los números). Hay que reconocer que son valientes, los tipos. Ya cuesta un mundo lidiar con una, imagínate con 70... Valientes, no. Insensatos. No les vayamos a dar mérito alguno. Son terroristas.
Pertenecen a la misma hornada de zombis que lapidan adúlteras en nombre del Corán. En el Corán no aparece por ningún lado ese tipo de castigo. Pero los analfabetos son convenientemente sectarizados desde pequeños por una banda de reprimidos que añoran la Edad Media y que no se dan cuenta que es una época que hace siglos que está superada. En algunos sitios, claro.
Hamás es un invento del Mossad, el servicio secreto israelí. La crearon y la aprovisionaron de armas y dinero para sentar un foco de disensión dentro de la OLP de Yasser Arafat, una organización que siempre fué laica. Para tener a los Palestinos divididos, vamos. Cuando Hamás le ganó las elecciones a Al Fatah, con Arafat ya muerto, la comunidad internacional se negó a aceptar los resultados de las mismas y amenazó con suprimir la imprescindible ayuda internacional. Además, inyectó millones de dólares en Al Fatah para que combatiera a Hamás en Gaza. Temían que sucediera lo que está pasando. Pero estos fracasaron.
Hamás no ganó esas elecciones por motivos religiosos. Los Palestinos son de una mayoría cristiana. Por poco, eso si. Hamás ganó las elecciones por que los líderes corruptos de Al Fatah vivían como reyes mientras la población de a pie pasaba auténticas penurias, con el 50% por debajo del umbral de la pobreza. La afilada semilla verde de la avaricia, sembrada por Occidente, estaba germinando correctamente. Hamás mientras, con el dinero que le daba Israel, levantaba hospitales y escuelas. Sin grandes lujos para sus dirigentes. Los islamistas, eso si, son bastante austeros en su forma de vida. Así es como se ganaron el voto de la población.
Pero el morito con turbante se volvió en contra de la mano que le daba de comer. La historia de la CIA y Al Qaeda en Afganistán se repitió de nuevo. Y lo que era un mero conflicto político-territorial adquirió un matiz religioso por una de las partes. Y cuando la religión entra por la puerta de la guerra, el sentidiño sale por la ventana. La historia está llena de ejemplos.
El gobierno de Israel, supongo que hasta los cojones de los cohetitos y los tarados que se inmolan en locales públicos, decidió poner fin, de una vez por todas, a la tontería. Y claro, teniendo el precedente de Hezbollah en el Líbano, esta vez lo tiene claro. No van a dejar títere con cabeza. Ni mujeres, ni niños, ni nada que se menee. Los niños son la semilla del rencor. Y el rencor siempre germina en odio. Y el odio, entre los fundamentalistas islámicos es odio irracional. Son esos tipos que se inmolan en aviones, estaciones de tren, frente a supermercados, discotecas, etc. La única forma de combatirlos es el exterminio. No hay reeducación posible.
Por eso estoy convencido que en ésta partida de Risk, el que lleva el ejército israelí tiene como misión "aniquilación total del enemigo". Y claro, la comunidad internacional tiene la ropa interior manchada de marrón. Hamás no puede hacer frente a Israel militarmente. Lo hará a su manera. Con terrorismo indiscriminado. Allí donde menos se les espere. Y ese sitio no es Israel.
Creo que la única solución para evitar que el conflicto se repita en otras partes radica en dos puntos esenciales. Erradicar el analfabetismo, caldo de cultivo de fanáticos religiosos (pensemos en lo que han llegado a hacer las masas ignorantes de otras religiones -excepto la Budista, tendré que arrimarme a ella-, en otras épocas). Y combatir las desigualdades sociales entre territorios. Esto llevaría varias décadas, claro. El primer punto colaboraría bastante al segundo. Y con el segundo se desmoronaría el sistema de confort occidental. No hay recursos suficientes para todos, si todos se ponen a consumir desmesuradamente como hacemos en Occidente.
No hay solución, pues, para éste conflicto. Israel está esperando, impacientemente, la excusa para efectúar su particular Blietzkrieg en Gaza. Y tiene que ser pronto, para evitarle la patata caliente a Obama, que pronto tomará posesión de su cargo de Presidente de los Estados Unidos. Cuidado, Barak. Quema tanto que puede perforarte las manos.