Ando estos días con docenas de cosas por contar. Puse más letras negras sobre fondo blanco durante el último mes (muchas de copypaste) que cuando estaba en la facultad de Derecho (en Empresariales me aburrí mucho y pasé muchas horas en el bar, así me fue...). Ninguna de esas palabras (0 -cero-) acerca de la novela, lo siento.
Lo de la novela me ha servido para cogerle muchísimo respeto a la gente que se llama, al menos, escribicionista. Juntar dos relatos principales y una docena más de secundarios, con una continuidad aceptable, es una tarea respetable y cada día me asusta más, por el posible resultado fallido. Si realmente no tuviera necesidad de publicarla casi inmediatamente, le daría veintidós vueltas más y la hincharía con 400 folios. Hay gente en ella que merece un libro sólo para ella.
Pero no tengo ese tiempo, así que va a quedar como quede. Sigo pensando que es una historia más que decente y que, una vez le de una vuelta más y que veinte manos amigas le añadan si visión personal, va a ser una lectura aceptable para tener al lado del inodoro por las mañanas, que es mucho.
Mientras no sale al aire Pokerviu, donde apenas escribo (yo, de poker, ya lo dije, poco tengo que decir), que que me sigan publicando desvaríos en Letra en Obras me infla el autoestima (lo que siempre viene bien), sobre todo por la gente con la que comparto página. Espero que no continúen fichando firmas que saben escribir de verdad, porque, con suerte, me voy al filial...
Pokerviú, la página sobre poker que abrimos casi ya con Pacocho, Pableras y Periquillo salta al aire en un par de días, espero. No hay enlace a ella porque aún están los pintores rematando esquinas. Pero ya está casi lista. Montarla ha estado bien porque ahora puedo conversar con gente que hable HTML, XLS y domine el arte de trastear las capas de Photoshop. Seguiré follando lo mismo, casi nada, pero al menos me iré menos avergonzado a dormir.
¡Ah! mi desvarío mensual en Letra en Obras puede leerse aqui.
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