Ayer, o anteayer, no recuerdo bien, en la Cueva el tiempo pasa de un modo muy indefinido, hacía un post sobre los tutoriales do it yourself. Tengo que reconocer que me encantan. Siempre encuentras a alguien que hizo una gran cagada y se esmera en explicarte como evitar que a ti te suceda lo mismo. Luego tu eres capaz de estropearlo de otra forma, estamos de acuerdo.
Siempre acudo a ellos en cuanto tengo que hacer cualquier cosa que no domino. Desde cambiarle la bomba a la cisterna del inodoro a preparar unas arepas (¿Ves como era mañoso, no hace mucho?). Y me fascina la devoción y esmero con que algunas personas se esfuerzan en ser lo más didácticos posibles. De una forma completamente desinteresada, lo que me sorprende aún más.
Empecé hará un par de meses una de las tareas más importantes que haré en mi vida, escribir una novela. Viví de refilón una historia, hace tiempo, que me sirve como hilo conductor de la trama aunque el 95% del libro será pura ficción. Espero que estemos hablando de la primera y no la única, aunque ello depende de la aceptación económica (vil dinero) que tenga el relato. Si esta aventura no funciona, tendré que pensar rápidamente en otra, por que si no tendré que ponerme a trabajar... :)
Nunca escribí un libro como tal, aunque ya edité uno muy específico, 80 páginas, del que se hicieron 10 copias a 5000 ptas, en 1997, pero eso es otra historia (que cuento en el libro, por cierto). Hice algún trabajo en la facultad, en equipo, de 40 o 50 hojas y he hecho algún post ladrillo de 3 o 4. Pero escribir un libro de 500 páginas es un cuento diferente.
Seguro que hay en la red algún compendio de consejos de como escribir una novela, pero no he querido, esta vez, recurrir a las sugerencias de otro. Creo que si sigo los patrones clásicos de como se escribe un libro, me estrellaré irremediablemente. No tengo ni la formación, ni la preparación, ni la cultura de los grandes escritores.
Decidí que me guiaría sólo por tres premisas; la primera, pensar en como están contados los libros que leí (que fueron muchos) y me gustaron y como estaban contados los que no me gustaron. La segunda es la historia en si, que creo que es para hacer un libro, amén del universo paralelo que le monto alrededor. Y la tercera, que es en la que más confío, en mi manera de contar las cosas, en mi humor negro, mis comparaciones y en la facultad de plantear situaciones increíbles que, la mayoría de las veces, sucedieron... En tratar de hacer trabajar el ingenio y la perspicacia del lector para saber si estoy hablando en serio o en broma, en hacerle cómplice del relato, como si estuviera participando en la trama.
Obviamente, ya me he topado con algunos escollos que cualquier tutorial me habría evitado. O el hablar con alguien que ya haya conseguido publicar y vender bien algo parecido a lo que hago. La letra con sangre entra... No es lo mismo hacer un relato de 10 páginas que uno de 500.
Tuve que marcarme una rutina. La inspiración te coge trabajando. Y si te pilla en la playa, que es muy raro, tomas notas en cualquier sitio. La BB es perfecta para ello. No puedes permitir decidir que ya te pondrás a escribir cuando te sientas ingenioso, por que entonces no harás más de dos folios semanales.
Descarté escribir por las mañanas. No es mi mejor hora. Como parece ser que soy un bicho nocturno, empiezo a poner negro sobre blanco en cuanto se pone el sol. Y hasta que los ojos o la imaginación dicen basta. Tengo la ventaja que puedo levantarme cuando mi cuerpo considera que ya ha dormido suficiente. Hace meses que no oigo un despertador.
Descubrí que escribir es un coñazo. A mi, lo que me gusta es contar cosas. Adornar los párrafos, buscar juegos de palabras. Con los primeros dos capítulos me pasé un mes, releyendo y volviendo a cambiar una y otra vez el texto. Decidí que escribiría la historia de tirón y luego ya me dedicaría a pulirla y darle gracia. Si con dos capítulos paso un mes, terminaré el libro en octubre de 2013, lo que no me sirve a no ser que me toque la lotería o me deje de perjuicios atávicos y decida alquilar este cuerpo serrano con el que tan generosamente me dotó la naturaleza.
Una historia como esta requiere que tengas muy claro el orden cronológico de las anécdotas suplementarias, las que engrandecen un hilo principal que puede ser corrientillo. A veces se me ocurrían algunas que iban bien hacia el final de la misma, otras eran para el principio. Con 50 folios escritos, el caos temporal empezaba a ser preocupante.
Saqué todos los borradores de las sesiones del corcho que tengo en la DJ Zone y monté un gran calendario con apartados. Personajes, sucesos A, sucesos B, localizaciones, etc. Así lo tengo todo a la vista y puedo ir añadiendo aspectos con sentidiño. Y seguir un orden a la hora de escribir. La imaginación o las ganas me llevan, a veces, a adelantarme en el tiempo, teniendo que dejar espacios en blanco que rellenaré en otro momento, cuando tenga ganas e imaginación para hacerlo.
Hice una especie de árbol genealógico de los personajes. Eso es muy útil cuando aparece alguien nuevo a escena.
He aprendido a cerrar el explorador de windows cuando escribo. Si no, saltan mails, mensajes del feisbuc y tuits que te distraen con muchísima facilidad, sobre todo si no estás demasiado creativo. En ese plan, no llenas dos folios en cinco horas. Y me gustaría tenerlo terminado antes de que acabe el año, aunque no quiero marcarme fechas. Si que me he impuesto escribir al menos cinco folios diarios, aunque muchos días no es posible.
No sé si lo conseguiré publicar y si, una vez editado, se venderá decentemente. Con que me diera para vivir un año más, me daría con un canto en los dientes. Dedicaría 6 meses a documentarme (eufemismo de rascarme la barriga) y los otros seis a escribir otro.
Lo que es seguro que podré escribir cuando termine, por que lo terminaré, en eso he empeñado mi dudoso honor, será un tutorial: "Lo que NO debes hacer si quieres escribir un libro en un plazo razonable". Ahi si podría ser útil para algún pringaete como yo, que aspira a comprarse los cordones donde Ken Follet se compra los zapatos.