miércoles, 19 de mayo de 2010

Correr es de atletas

Termina la reunión en Parets del Vallès. Como no hay nadie libre para que me acerque al aeropuerto, pido que me dejen en la estación de tren de Montmeló. Me gusta sentarme en un rincón discreto para contemplar a la gente e imaginar que historias contienen. Al llegar, compro el billete y consulto el horario. El próximo tren con destino al aeropuerto tarda 20 minutos. Son las 17: 30. Miro la hora de llegada al aeropuerto. 18:54. Mi avión sale a las 19:10. No da.

Llamo a un taxi y me dicen que tarda 20 minutos. Entre eso y atravesar Barcelona, tampoco llego. Entra un tren en el andén y me monto mientras analizo alternativas. Este para en El Prat y en Castelldefels. Llega a El Prat a las 18:40. Me bajaré allí y cogeré un taxi hasta la terminal. El milagro no sólo suena posible; algún paquete de neuronas lo visibilizan como probable.

El tran-tran del cercanías es increíblemente pausado. Trato de relajarme, de nada sirve agobiarse.
Llegamos al Prat y empieza la primera carrera, por el andén, esquivando gente. La Ley de Murphy se ha manifestado y mi vagón estaba en el lado alejado de la puerta de salida.

Desde el vestíbulo se ve la parada de taxis. Sólo hay uno. Segunda carrera, para adelantar a todos los posibles pretendientes. Un matrimonio mayor se queda con un palmo de narices a 15 metros del vehículo. Lo siento, señores, en dos horas y media jugamos la vuelta de la semi-final de ganadores del play-off de la liga de billar SAM de Coruña y no tenemos disponible al reserva. Son las 18:44.

- Al aeropuerto, por favor...
- ¿Va con prisa?
- Mas o menos. Mi avión sale en 25 minutos.
- Uy... no lo coges...
- (Ya veremos...)

Meto la corbata que ya me quité en el tren, en la maleta de mano.

18:54, aparca el taxi frente a la puerta de la terminal. Pago, pido el recibo y empieza la tercera carrera. Menos mal que ya llevo la tarjeta de embarque. La enseño en la entrada del control de seguridad y empiezo a quitarme chaqueta, cinturón, saco el portátil de la bolsa, las monedas de los bolsillos, cuando me llama el tipo de seguridad.

- Señor, esta tarjeta de embarque no es de aqui.

Perplejo, la miro y veo que es la de Coruña a Barcelona. Perfecto. Tiré la buena en el hotel y me quedé con la del día antes. Le miro y veo que no hay nada que hacer.

- En el mostrador de Spanair le hacen otra enseguida.

18:59, cuarta carrera por el brillante vestíbulo hasta la zona de facturación. Me meto en el mostrador de business, le explico el rollo a la señorita y se ve que mi cara de apuro surge efecto. Me saca una copia mientras me dice:

- Lo tiene negro, ya hace rato que están embarcando.

Ya les vale. Llevamos dos semanas con retrasos por culpa del reputo volcán islandés y hoy, precisamente, van todos los vuelos en hora...

Quinta carrera hasta el control de seguridad, arrastrando el trolley y con la bolsa del portátil colgando. Desde que Casanova huía de los maridos, nadie se quitó la ropa tan rápido. Otra vez el portátil en la bolsa y todos los artículos metálicos en el bolsillo lateral. Ya llevamos mierdas varias de metal, encima, ya. En un reloj de la terminal la hora que marca son las 19:07.

Sexta carrera. La puerta es la C75, la última de todas. Bendigo las horas de piscina y de bicicleta mientras esquivo la gente que acaba de llegar. Los zapatos de suela de piel no son el mejor calzado para hacer eses entre la gente sobre el piso encerado.

Cuando llego a la puerta de embarque, que larga es esa reputa terminal, ya está cerrada. La señorita me mira, me sonríe y me dice:

- Acaban de cerrar la puerta del avión...
- Puedo pasar por encima suyo, por debajo, o a través, como prefiera. Pero voy a montarme en ese trasto...

Supongo que vería ases o reyes en mi mirada y me abre la puerta. Séptima carrera, por el finger. No se si retumba mas el ruido de mis pies o los latidos de mi corazón. Están cerrando la puerta y la sobrecargo me mira, moviendo la cabeza de lado a lado, pero la abre de nuevo. Cuando entro me dice:

- Uuuuuuyyyyy.

Si, si, uy. Pero estoy dentro. Menudo riverazo...

Tardo como veinte minutos en parar de transpirar. Por suerte para mi compañero de butaca, se duerme enseguida.

Al llegar a Coruña, tengo una llamada perdida de Fran. Cuando le llamo me cuenta que el partido se aplazó  y se juega mañana...

11 comentarios:

Unknown dijo...

Que agobio, coño. He terminado de leer jadeando. Anda, debe ser la web esta porno que tengo abierta.

nicver dijo...

jaja que buena anecdota saludos desde aprendecondonpoker.blogspot.com

MegTuning dijo...

Si quieres la cruppier no se olvida de quemar la carta del river y al subsanarlo, te saca la unica carta que te vale para....

Hacer split pot!!! xD

jose javier dijo...

Tio, me lo he pasado mejor leyendo tu aventura que cualquier película que he visto el último mes !!
(y veo muchas)

Anónimo dijo...

ufff q estres, al menos es por vicio y no por trabajo, jejeje

Pacocho dijo...

lo mejro q has escrito en mucho tiempo... jojo.. que bueno

todavia dijo...

Yo no di un solo paso y me cansé =P

genial!

pot_holer dijo...

te aseguro que si esto te pasa en barjas ya le puedes decir misa al de la puerta. Si algún dia tienes que cojer un avion en mad que peri te de mi telefono y te invito a una cerve o algo si estoy currando

Albert Tortajada dijo...

Me faltaba el audio. Estoy buscando la cancion de los cojones, a ver si la encuentro.
Si me pasa en Barajas me subo al avión, vamos que me subo.
Igual luego me bajan, pero subir, subo...
Para ser un atleta completo me faltan ocho de las diez disciplinas del decathlon... y en las otras dos no te creas que destacaría demasiado, a no ser que fuera en los Specials Olympics...

Bambusit0 dijo...

Increible el relato, a medida de leia me faltaba el aliento y ese final inesperado... jajajaja Para hacer una peli, o al menos un corto jajaja. Genial.

Un saludo.

Unknown dijo...

ME he cansado yo tb, creo q me voy a tomar un batido ;)