De vuelta en casa, después de pasar por cuatro aeropuertos en cuatro días, cinco vuelos, vuelta de vacaciones y regreso a la realidad, con una reunión de presentación de datos de dos días. Reconforta saber que el buque en el que estoy metido tiene una buena coraza, al menos. Pensé que el regreso sería más traumático. Igual he aprendido, realmente, a tomarme las cosas de otra manera...
La frase de las vacaciones es de Armando. En cuanto alguien le metía prisa, sobre todo si era un guía local, le voceaba, con su peculiar acento maño: "No me estreseeees, que estoy de vacacioooneeees". Lástima de no tener audio de ella...
Intentamos por todos los métodos, quedarnos tirados en la península (sin cometer un delito). No hubo manera. Y el mariquita del huracán Alex pasó pronto y lejos...
Quería hacer un montaje de despedida, a sabiendas de que a mi mamá no le haría ninguna gracia... Hablabamos del último bañito en la playa, el último paseíto por el hotel, el último...
Mi último margarita de mango...
Mi último margarita de limón...
Mi último margarita de fresa...
Mi último Mosquito Coast...
Mi última cervecita...
Pero mi mamá no tiene sentido del humor para con el alcohol, así que si, tranquila, es un montaje. La cervecita no me la bebí.... :)
Entre otros recuerdos me llevé esta magnífica pierna (es la mía, no piensen que voy amputando gente como souvenir, ojo). Se ve que en la excursión de los Jeeps rocé con una hiedra venenosa que me dejó estos magníficos arañazos y ampollas. La planta, de resultas de rozarme, moriría, supongo. Es lo que merece... Alguno del grupo me dijo que me dejara de excusas y que contara la verdad.
Dilo, dilo, con la cara bien alta, coño... ¡el gato es mío y me lo follo cuando me da la gana!. Ay, Perico, aún río recordándolo...
Me faltó la foto con la máscara de "la Sombra". Te la debo, Mactans...
Una semanita no da para tanto, así que nos quedó un montón por ver...
Nos quedará por visitar algún Chilli-Willi y el Coco Bongo. El camarero que nos recomendó el Chilli-Willi nos dió como argumento que allí "
las chamas andan entre las mesas, con el peluche al aire". A saber que cara de necesidad hacíamos... A lo largo de la vida las preferencias cambian. Quizá alguien esperaba de las crónicas algo más de desenfreno y perversión, como en otros viajes, pero esta vez no ha sido así. De hecho se puede contar todo lo que ha pasado, a todo el mundo, durante la semana. Así que no podré terminar la crónica con las míticas frases que siembran el suspense de "Valemos más por
lo que callamos que por lo que sabemos” o, en su versión Elis “Lo que sucede en el Elite, se queda en el Elite”. Nada hijos. Todo es apto para menores...
El grupo fué magnífico. Que ocho personas de diferentes puntos de España y de diferentes departamentos de la empresa se lleven bien, es complicado, a veces. Algunos llevaron su mote de vuelta a casa. Blancanieves, Pequeño Chapulín, Lost, Cabezabuque, Andapuééés... , lo que es sinónimo de concordia. Pocas veces he tenido agujetas de tanto reír. Y al subir al avión en el aeropuerto de Cancún, el sábado, tenía los abdominales doloridos. Y no era por las fotos del gimnasio. Esas eran, obviamente, otro montaje...
Uno de los momentos memorables fué cuando le pedimos a un camarero en el Don Quixote que nos hiciera una foto de grupo. Le preguntamos si sabía como iba la cámara. Cara de ofendido y se dispone a hacérnosla. Al apretar el botón le estalla el flash en la cara. Tenía la cámara al revés... Lo siento, neno, pero la tengo que poner. El chamo se lo tomó de muy buen humor y nos hizo la buena, que ya salió en el día 8. Aún me vienen lágrimas a los ojos recordándo el momento...
Otro memorable momento fué cuando Inma le pidió a un taxista que nos pusiera una ranchera. 45 minutos después la pregunta, entre más lágrimas era: ¿Que parte de UNA ranchera es la que no entendió? Supongo que por agradarnos nos iba poniendo una y otra, buscándolas. Pero veníamos del espectáculo de música tradicional y ya estábamos algo saturados (léase: "algo hasta los cojones") de corridos y demás, después de una hora y pico. Era ironía, señor...
Valorar México por una semana en Cancún es como valorar Venezuela habiendo estado en Margarita. Muy arriesgado. Pues me arriesgaré. Los mejicanos me parecieron, ante todo, una gente muy tranquila y con un sentido del humor excelente. Siempre con la pistola de la fina ironía lista para disparar. Alguien, en un comentario, me pedía que hablara de las mejicanas. No sé como saben, anónimo, lo siento. Que son tremendamente agradables y simpáticas, eso lo certifico, pero nada más. Habiendo estado antes, en Venezuela, el listón para valorarlas físicamente estaba muy alto, así que no me meteré en un charco. Sólo diré que creo que montar en México una distribuidora de sujetadores de tallas grandes no es una buena idea. Detalles, le llaman...
En lo verdaderamente importante, pude apreciar que el pueblo mexicano ha hecho de la vida un guateque constante, eso lo hacen mejor que en Galicia, que ya es decir. Hasta de la muerte se hace una fiesta. “Si amanece, nos vamos” es una frase que resume ese sentir. “Dale, dale, no pierdas el tino, que si lo pierdes, pierdes el camino”. El muerto puede quedar por enterrar, me dijeron. Ese no tiene prisa...
Como he dicho, en México se burlan hasta de la muerte, pero también se hace una intensa celebración por el amor. “Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche, la última vez. Bésame, bésame mucho, que tengo miedo a tenerte y perderte después”, o “De la Sierra Morena, cielito lindo, vienen bajando un par de ojitos negros, cielito lindo, de contrabando. Ay, ay, ay, canta y no llores, por qué cantando se alegran, cielito lindo, los corazones. Ese lunar que tienes, cielito lindo, junto a la boca, no se lo dejes a nadie, que a mí me toca”, son dos muestras internacionalmente conocidas de ello. El amor y los celos son dos rebanadas del pan de cada día... Un camarero nos preguntó, un día: "Y que... las mujeres... ¿en casa?". Nosotros: "pues si, señor". "Eso es lo que ustedes creen...", con una sonrisita más que picarona.... Mamón...
Al respecto de las relaciones familiares, la suegra tiene un lugar de honor en el humor negro del país. Más que en otras partes del globo. Paseando por unos tenderetes con Inma, me pregunta un vendedor : ¿Algo para llevarle a la suegra?. Me lo miro con cara de incredulidad y le digo: "¿a la suegra? ¿estás de broma?". Rápidamente y sin cambiar la expresión, me responde: ¡Uy, tenemos de todo!... Cuchillos, dagas, sogas, veneno de serpiente... seguro que alguno de estos se lo clava encantado. Y muy bien de precio...
Hablando de comida, la base de la mejicana es la tortilla, que ha de servirse recién hecha. “Las mujeres y las tortillas, calientes han de ser”. Se dice que la dieta mejicana está basada en la vitamina T. Tamal, taco, tostadas, tortas, tlajuda, tortilla, totopos, tentempié, tlacogo… Para beber… tequila, la base de los Margarita. En el buffet del hotel tuve ocasión de probar una variedad interesante de platos típicos: Tacos, guacamole, quesillas, chilaquiles rojos y verdes, empanadas, Fajitas, nopales, burritos y se me acaba la memoria aquí. Soy hombre y llenar un plato de comida y anotar lo que es, en una libreta, son dos tareas muy complejas para hacerlas a al vez. Para beber, Chelada. Se exprime el jugo de limón dentro de una jarra de ¾ de litro, cuyo borde se ha ensalado. Se le echan tres o cuatro hielos y se llena de cerveza. Las otras dos bebidas aparte de la cerveza son el tequila y el mezcal. En múltiples variedades, solas o mezcladas.
Y, por supuesto, chiles por doquier. Al ver esta paradita me acordé de mi amigo Jorgito Doormangore. Al verlas seguro que empezará a salivar...
Durante la Guerra de la independencia, el griot original de los rebeldes era: "¡Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno, abajo los gachupines!". Como era muy largo y cuando terminabas de pronunciarlo, ya te habían disparado, se fué progresivamente sustituyendo por el mítico: "¡Viva Méjico, cabrones!".
El pueblo mejicanto tiene fama (merecida) de tener las manos de oro. Eso hace que su artesanía sea muy cotizada. Con las manos tallan, labran, tejen, bordan, pintan, decoran, moldean, hilan y esculpen. Y todo lo hacen la mar de bien. Tengo que confesar que no me importaría tener una habitación entera (o parte de la casa), llena de artesanía mejicana.
Sus atuendos típicos están inspirados en la naturaleza, por colores y formas. Hay una variedad espectacular de diseños, todos con un trabajo admirable.
Yo me llevé, entre otras pequeñas maravillas, una tortuga con incrustaciones de jaboncillo, ojo de tigre, jade, venturina, obsidiana roja y dorada y concha jabulón, purificada por un chamán. Ya sé, me timaron, pero yo contento, que es lo que cuenta. Con eso y una ficha de Periquillo debería ser invencible en las mesas de poker... :)
Y bueno, creo que eso es todo. Y esta vez "todo" es "todo lo que pasó". Dejaremos la versión crápula de Bidan para otra ocasión. O no, esperemos que siga sin hacer falta...