jueves, 30 de agosto de 2012

Un discurso para pensar

Gracias al número 4 de la revista Orsai, conocí un poco de la personalidad de José Mújica, presidente de Uruguay.  Josefina Licitra ofrecía un perfil del personaje que puede leerse en este enlace.

En unos días en los que el indignante sometimiento a los mercados que vivimos, exaspera hasta el hastío, puntos de vista como el de este señor abren una puerta abierta a la esperanza de que otra forma de hacer las cosas es posible.

Son diez minutos que valen la pena.


El suicidio económico de las políticas neoliberales de Milton Friedman y la escuela de Chicago ya arruinaron a Argentina, Chile, Canadá, Rusia y otra decena de paises.  Someter a un Estado a una doctrina de shock sólo sirve para enriquecer a la oligarquía que la promueve y esclavizar a las asalariados, eliminando de un plumazo la clase media.

Recortar gastos, simplemente, sólo sirve para que los ladrones que provocaron el desastre económico en el que vivimos, se conviertan en los amos de los ingresos futuros de los que verdaderamente producen algo con su trabajo.  Si queda algo que producir.

Sin políticas que fomenten el empleo, sin unos salarios acordes a los precios del mercado, sin I+D (lo único que puede hacer que compitamos con los sueldos de Asia), sin pelear por que la experiencia y el saber no sea sustituido por becarios inexpertos (pero mucho más baratos), sin proteger los sectores económicos que aún funcionan y empujan el país, sin limpiar el innecesario exceso de amiguismo y corrupción que sigue funcionando en la organización de la administración política, nos vamos irremediablemente a tomar por saco.  Terminaremos trabajando una década (o más) para pagar los intereses de unos préstamos que salen del bolsillo de los que provocaron, impúnemente, este desastre.

Hay otra forma de hacer las cosas y hay que hacerla cuanto antes.