viernes, 7 de mayo de 2010

Microrrelatos (1)



Las retorcidas nubes blancas y las sombras sin fin del azul del océano provocan que el zumbido de los sistemas de la nave, el parloteo de la radio, e incluso tu respiración, desaparezcan. No hay ni frío, ni viento, ni olor que consigan que te sientas conectado a la Tierra.

Durante un inmenso instante, puedes llegar a ser consciente de que Dios lo es todo o, por el contrario, que ni siquiera tiene sentido su existencia. Sentir que todo es tan pequeño e infinito a la vez llega a ser tan normal, que esa sensación te puede producir una angustia absoluta o una tranquilidad extrema.
Podemos ser tanto y tan poco al mismo tiempo.

Tengo que salir al exterior. Hay que revisar la antena de radio. Recibimos señales desde el cuadrante b-23 noroeste y eso es imposible. Ahí no hay ningún asentamiento de vida conocido.

5 comentarios:

todavia dijo...

y el resto??

Albert Tortajada dijo...

El resto queda a la imaginación del lector.
si quieres, puedes escribir unas líneas, 20 o 30 en tu blog.
Yo escribiré las siguientes.
Puede ser un juego divertido...

todavia dijo...

Su turno, Sr. =)

la MaLquEridA dijo...

¿De qué va esto?, ¿tú escribes algo y la Arañita el resto o cómo?.



Saludos.

D. dijo...

Hola Bidan:

Los sigo atentamente.
Disculpen por favor, pero los sigo desde aqui...
Hagan lo que tengan que hacer.
Si van en barco a la Isla Margarita, avisen.
Gracias.
Daniel.