jueves, 21 de noviembre de 2013

De manifas

Como indignado "desde que me levanto", me invitaron a la concentración esa del Prestige que organizaba Nunca Mais. Indignado por la ausencia de responsables del desastre como estoy, era la excusa perfecta para afeitarme, llevaba cuatro días encerrado en casa a causa de la habitual climatología que tenemos en esta zona, durante esta época.


"Podríamos tirar galletitas de chapapote  (propongo, en tono "festivo") y estucar alguna fachada representativa". "No, tío, es una manifestación "pacífica". "No nos vamos a comportar como "radicales", que es lo que ellos esperan".


¿Lo que ellos quieren?  ¿A ti te importa lo que ellos quieren? ¿Les importa a ellos lo que tú quieres? O una de dos:  o eres tonto, o un esquirol.  Y tonto no eres, que lo sé.  A ti, lo que te tiene que preocupar, imbécil, es lo que tú y los tuyos queréis, no lo que "ellos" esperan de ti.  ¿Tan grande es esta especie de "Síndrome de Estocolmo" que han conseguido implantar en los subconscientes?

La jornada laboral de 8 horas se consiguió después de 44 días de huelga, no con manifestaciones festivaleras, veo que no te acuerdas.  Los cambios, las reacciones del Poder se consiguen con demostraciones auténticas de cohesión, no con carnavales.

No me lo puedo creer, han infiltrado esquiroles hasta en Miño, un pueblo que yo creía perdido del conocimiento de cualquier alma más allá de Lugo y de Hacienda, que no sabrán donde está, pero las cartas, las mandan.

Paso, tengo otras formas más entretenidas de perder el tiempo. Cuando organicéis algo serio, me avisáis.  Ahora no tengo el ánimo para fiestas.  Igual cuando vengan los señores del Gobierno a hacerse fotos con las víctimas, que siempre hay que estar al lado de las víctimas, me acerco y trato de expresarles mi descontento con el asunto.


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