sábado, 20 de octubre de 2012

Redecorando

Tenía un centenar largo de fotos para revelar, acumuladas durante estos tres últimos años.  Ya hace tiempo que no las pongo en álbumes, porque terminan abandonados en una estantería.  Al final nos es más cómodo revisarlas en una pantalla.

Las fotos son capturas de lugares singulares o un apoyo para que la memoria recuerde con más facilidad instantes (normalmente) agradables de nuestro devenir, así que es una pena que tanto los momentos como los sitios caigan en el olvido, reescritos por las prisas con las que normalmente vivimos.

Mi recurso para ello es tener la casa llena de fotos aunque, como dije, hacía un par de años que no mandaba ninguna a revelar.  Ahora estoy sustituyendo la mayoría que tenía y colgando aún más, si cabe.  El que ha estado en mi cueva sabe que el estilo decorativo es bastante particular.  Ahora he procurado tener por todas partes fotos de la gente que quiero y que no veo todo lo a menudo que quisiera.

Pero también he cambiado la mayoría de paisajes y he añadido unos cuantos más.  Estos si creo que vale la pena compartirlos.  Ahí va una muestra.


Desconocido en la puerta de la Catedral del Mar, en Barcelona.


La espuma de las olas podría recordar a un Ave Fénix o algo parecido.  Es como el juego de las figuritas en las nube, muy subjetivo.


Tumbarse boca arriba proporciona perspectivas diferentes.  Esta danza arbórea no recuerdo dónde la tomé, la verdad. Pero me invita a Tai Chi y por eso la he colgado al lado de mi cama, para verla al levantarme.


En un lado de la ría luce el sol y en el otro están en tinieblas aún.  Esto es en la playa de Pedrido, cerca de Miño.


No me diréis que no es relajante.  La foto está tomada en Isla Margarita, en Venezuela.


Una preciosa gama de azules y blancos, tomada también en Isla Margarita.


Uno de mis sitios favoritos para perderme, las Fragas do Eume, a 15 kilómetros de casa.


La famosa rubia gallega...


Detalle de una fachada del paseo de Gracia, en Barcelona.


Una de las innumerables fantásticas puestas de sol que se pueden apreciar en la playa de Miño.


El otoño en todo su esplendor cromático, cerca de Villafranca do Bierzo.


Esta leyenda preside el blog y ahora también la tengo bien visible en un lugar destacado de la cueva.


La playa grande de San Vicente de la Barquera, que invita en invierno a largos paseos.


Es bueno tener un buen zoom en la cámara de fotos.  La foto está robada en Playa Parguito, en Venezuela, un excelente lugar para olvidarse de todos los problemas durante unos días.


Situarse en medio de un rio también proporciona puntos de vista diferentes del entorno.  Este es el rio Mandeo, en Betanzos, en la subida a los Caneiros.


En esta foto sale gente, vale, pero me recuerda un día inolvidable en un sitio espectacular, la puerta del cielo, en la Riviera Maya.

2 comentarios:

la MaLquEridA dijo...

Pronto te faltarán paredes para colgar tantísimas fotos, todas muy buenas por cierto.


Saludos.

Albert Tortajada dijo...

Hay paredes, hay, querida. Y cuando se acaben, compramos otra casa más grande... :)
Me alegro que te gustaran.
Sabes, a veces lo que encuentro a faltar son puentes... :)