sábado, 28 de abril de 2012

Green Knight. La deconstrucción


Este post llevaba en el borrador (como otros 34) desde hace mucho tiempo.   Para concretar, éste estaba ahí desde el 5 de mayo de 2010.  Hoy me apetece sacarlo de ahí, probablemente por la dosis justa de cañas y despecho acumuladas a lo largo de la tarde.

Sobre canciones es como sobre gustos, muy complicado ponerse de acuerdo.  En 2010 aparecieron un par de cientos de grandes canciones.  Un par de decenas de ellas, excepcionales.  Sin necesariamente estar en este último grupo, hubo dos que se me quedaron tatuadas en el alma.  Una de ellas es el Green Knight, de Memory Tapes. Sobre el grupo obviaré hablar.  Para el que le interese su trayectoria, ahi está la wikipedia, y ahí está la canción.


Si ambas canciones me han llegado tan hondo es por que soy incapaz de escucharlas concentrándome en las letras y en la música, a la vez.  O disfruto de una, o de otra, o de ambas alternamente.  Pero me es imposible hacerlo de las dos, a la vez.

Tanto la música cómo la letra son una melancolía profunda, llevada con una dignidad admirable, en cierto modo.  Si yo tuviera un zurullo en el alma como éste, ni se me ocurriría hablar de él.  A la altura de Robert Smith, y lo digo sin pasarme.

Vayamos con la letra, que es complicado de sacar por los vocoders y los coros muy en segundo plano, superpuestos a la voz principal, que se limita a murmurar la letra, probablemente porque no tiene ganas para más. Encima no está en ninguna página de lyrics. Estas canciones difíciles hacen que, como con las mujeres, sean interesantes sólo por eso.

(Don't close your mouth) Baby you know it's like I'm sleeping
(Don't close your mouth) I feel so close to you now
(Don't close your mouth) And even though I'll never hold you
(Don't close your mouth) I can watch the ones who will

Perdida la mujer amada, imagina, como en un sueño despierto, que la tiene cerca.  Sabiendo que está inalcanzable, se tortura con aquellos que si tendrán lo que él desea. Pero sin llorar el badbeat.  Simplemente asumiendo, con la cabeza bien alta y sin revolcarse en sus miserias (esto lo supongo porque suelo ser optimista con la gente), cómo es la cruel realidad.

I wanna give you my love
I wanna call your name
 
Estas dos frases son el único momento en toda la canción en las que parece no rendirse, expresando lo que siente, aunque, la verdad, sin demasiada convicción. Son dos frases casi inmejorables para contarle a alguien que le quieres. Sencillas, pero directas y muy tiernas.
Pero con las dos siguientes vuelve a la realidad de perdedor rechazado.  Aqui si que hay que reconocer que lagrimea un poco el momento que se fué.

At the sound of my voice you turn away
I remember when you were young and afraid

En pocas canciones vi resumido el relato de un vete a tomar por el culo en sólo dos frases, de una forma tan elegantemente poética.

La canción es una melancolía, así que en ese plan sigue, metiendo el sacacorchos en lo más hondo del corazón, sin compasión alguna y retorciéndolo como pocos masocas podrían hacer.

After all of this time
I still feel strange
Things that I've done that I can't say
I followed a voice that called my name

Bien releída, de dignidad, nada.  Se revuelca en su mierda sentimental sin miramientos, mientras se tapa con la batamanta y le da al play del Love will tear us apart, de Joy Division, lamentando no tener cojones ni una cuerda para pasarla por una viga a mano.  Igual es tan desgraciado que tiene los cojones, la cuerda, pero le falta la viga.

Luego, en la parte final, divaga.  Como el que habla sólo, borracho, porque ya no le escuchan ni sus mejores amigos.  Al borracho y al despechado, eso nunca le importó.  Si hace falta, le narrará a la luna llena su desgracia, noche tras noche, con un vaso de escocés sin hielo en mano. A pelo, tratando de conseguir, inútilmente, que Bukowski se sienta un afortunado a su lado.

Do you remember we were running in the summer grass (you) can't help me)
I hit the water, it was shining like a sheet of glass (you) can't help me)
I tried to swim back to the surface, something held me back (you) can't help me)
You didn't even try to reach your hand up to me then (you) can't help me)

La parte musical:

Ya de inicio, tanto el ritmo impuesto, cansino y desganado (la pandereta parece contratada pistola en mano)  y el teclado, triste y con cien cosas mejores que hacer, no auguran una trama feliz.

Después de la intro del primer párrafo de la canción, viene uno de los mejores samplers incluídos jamás en una canción (1:03 a 1:24) , el de las converse (tienen que ser unas converse) derrapando en el parqué de una pista de baloncesto, mientras se escucha el bote cansado de un balón que más que de basket, parece medicinalEs una de las mejores metáforas acústicas que escuché nunca sobre la soledad de alguien, la del amargado que se va a jugar un one on one consigo mismo y, muy probablemente, pierde en el último segundo.

Después de esto, se desata uno de los mejores minutos musicales de la historia cósmica de la música, entre 1:35 y 2:37. A pesar de la pesadez amarga de la historia, los instrumentos se desatan, tratando de tapar la amargura de la canción.  La guitarra reniega del plan en el que la han metido sus colegas y trata de cambiar de tema o de garito.  Y, a pesar de que no le hacen ni caso, sigue insistiendo alegre, as su puta bola.  Vale, el guitarra no pasa el control antidoping.  Tampooco.  De los que tocan algo en la canción, aunque sea las bolas, no lo hace nadie.  Ningun gran tema musical de los últimos 500 años se compuso sin estar bajo el efecto de alguna sustancia que alterase la percepción común, no jodamos. El guitarra queda disculpado.

De fondo, el amigo gay del letrista hace unos coros casi imperceptibles vocoderizados, llorando porque su colega no es homosexual como él.  Pero llorando aún más porque se da cuenta que, ni en ese momento de bajón total de su amigo, tampoco lo va a conseguir.

El productor le añade una capa con un efecto vinilo, para darle un tono aún más vintage a la composición.  Es de las pocas veces que los clic-clic de un viniilo quedan bien en una canción. Le añaden el toque justo de decadencia.

El piano, que probablemente esté aporreado por la mujer que desencadena la tragedia, sigue tratando de marcar un ritmo looser.  Pero ya dijimos que, en este espacio de la canción, todos van a su aire, con el acierto de que, encima, queda sublime.

Cuando el cantante termina con la letra y empieza con el aaaah - uuuuh, queda claro que está hasta las cejas de MDMA. Del bueno, que envidia.  Si no, después del desparrame emocional que ha hecho, debería haber concluído la canción volándose la tapa de los sesos con una Walter p-47, como un dgno caballero teutón.  Las drogas, bien empleadas, han evitado muchos suicidios.  Mal empleadas, de acuerdo, han provocado un lote deles, por supuesto, no voy a a hacer apología de la química recreativa. Al menos en éste post.

Además de comerse un par de buenos éxtasis, la maría circulaba alegremente durante la grabación.  Si no, no se entiende que después del time 2:38 sigan tocando los instrumentos, sólo para no dejar solo al gilipollas, que sigue divagando sobre su detritus emocional.  Esta parte de la canción, si la hubiesen suprimido, hubiese sido mejor para todos.

En cuanto acabaron la grabación, probablemente se quedaran dormidos en un rincón de la sala de mezclas, acusando el abuso de drogas y el amigo gay aprovechó para abrazar inocentemente a tristón, que se dejó, ajeno a los ocultos deseos de aquel.  
Suerte que estas cosas se graban.  Si no, no hubiesen sido capaces de volver a grabarla igual al día siguiente, ni en los venideros.

Como me mola montarme paranoias sobre las canciones buenas... :)

Y lo que mola de verdad de esta canción es, por supuesto, que todos nos hemos sentido alguna vez como el gilipollas.  Y, de vez en cuando me la pongo porque musicalmente es muy buena.  Pero también para conformarme viendo que hay alguien que está peor que yo... :)

Terminaremos con un remix delicioso

jueves, 19 de abril de 2012

Soñé muertos

Abro los ojos y miro al despertador; 15:13.  Tengo la vejiga a punto de estallar. Salgo a vaciarla y vuelvo a meterme debajo del edredón. Tengo una sed horrible pero la botella de litro que hay en la mesita de noche está vacía. Hay dos camisetas empapadas en el suelo y la otra almohada parece que haya caído en un charco.  No recuerdo haber hecho los cambios de ropa. Salgo de nuevo de la cama para llenar la botella de Minute Maid y vuelvo rápidamente a sumergirme en ese espacio de confort absoluto que es el lecho de uno, en una habitación completamente a oscuras. 

El cóctel de medicamentos que me tomé para el resfriado talla XXL que me estalló ayer ha surtido efecto y me encuentro mejor. Algunos pasajes oníricos siguen flotando en mi cabeza.  He soñado con muertos olvidados. Con la abuela, la rencorosa; con el tipo que me puteaba en el internado en 8º de EGB porque la niña que a él le gustaba prefería que yo le ayudara con las tareas de ciencias y que trazó fatalmente mal una curva de la carretera de Falset y con Anna, la medio novia que me dijo que no podíamos quedar ese día porque venían unos familiares suyos y que salió volando 30 metros, sin casco ni guantes, después de que la MBX en la que iba de paquete con un guapito, se empotrara contra el BMW de un alemán borracho que se saltó un ceda el paso, en el paseo de Salou.  Hubo más esta noche, pero ahora no soy capaz de acordarme de ellos.  Excepto la abuela, que hace ocho años que se fue, los demás llevan fuera de este mundo más de 20 años. ¿Porque habrán vuelto?

Parece que tratasen de recordarme que les he olvidado. Ni he intentado excusarme.  No hay ningún motivo por el que merezca recordarlos. Pero es curioso que aparezcan ahora, todos juntos.  El subconsciente es un misterio apasionante.

Ya es la tercera vez que descanso una cantidad exagerada de horas seguidas en tres semanas.  A pesar de que algunos días me he acostado pasadas las nueve de la mañana, no duermo más de seis horas.  Eso, al final, pasa factura y supongo que el cuerpo decide tomar el mando sobre la mente y cobrarse el descanso atrasado.

Dedico media hora de edredoning a ordenar el día mientras hago estiramientos con las piernas y la espalda, preparándolas para la salida en bici.  Hay que aprovechar que hoy no llueve. Al borde del mar, me quedo divagando durante un buen rato.  Hoy soy el único que ha venido a dejar flotar la mente al ritmo de las olas.  Normalmente, siempre hay alguien más, pero hoy el nordés sopla fuerte y frío y no va a aparecer nadie para que pueda jugar a ¿Que habrá dentro de su cabecita?


El paseo ha sido magnífico.  Con un bol enorme de verduras asadas, regadas con abundante aceite de oliva, me pongo delante de la lista de tareas pendientes para la web nueva: 23, entre chorraditas de diseño que hay que pulir, artículos a subir, mails a gente que no responde y...  Ya desisto de que esté lista para éste domingo 22 y habrá que dejar la inaguración para el día 29.

Me parece sentir que Anna me sigue recriminando que no me acuerde de ella.  La rememoré durante mucho tiempo hasta que dejé de hacerlo, no recuerdo cuando.  ¿Por que debería conservarte un lugar en la memoria, querida?  Excepto besos falsos, no me diste nada más. ¿Por que vienes ahora, 20 años después? La verdad, no sé en que puedo ayudarte.  Si me lo cuentas más claramente, vemos que se puede hacer.

Me voy a la báscula: 83.4.  Al menos algo sigue el plan trazado.  Lo mejor de saber que estás loco es poder disfrutar de esa realidad que los demás no ven, a sabiendas de que es una ficción propia.

Ya son las siete y media de la tarde.  Habrá que ponerse a trabajar. Justo ahora me rebrota la congestión, maldita sea...

domingo, 8 de abril de 2012

Canciones imprescindibles del 2011

Terminé (en principio, salvo omisión involuntaria) de escuchar todo (según criterios restrictivos bastante estrictos, para evitar estreses innecesarios) lo que se publicó en 2011. Las listas son algo muy subjetivo, claro, pero ahí va la mía. En abril, ya sé. Mas vale tarde... 

La selección (129 temas) de las 424 canciones que me quedé como lo mejor de 2011 (en la carpeta de pop, rock y electrónica alternativa) la he puesto (también) como un gadget al inicio del blog.

Nota: Es posible que alguna canción sea anterior a 2011.  A mi me cayó durante el año pasado, que conste.


miércoles, 4 de abril de 2012

Letra en Obras (3)

La entrega de este mes para Letra en Obras me pilló a pocos días de terminar el primer borrador de la novela, así que aproveché para hacerles una introducción a ella.
El artículo, escrito en galego, puede leerse en este enlace.

lunes, 2 de abril de 2012

Un día fuera de plazo

Esta última semana llené más de 70 folios.  Ha sido un esfuerzo importante, pero un día después de lo programado, escribí el último capítulo de la novela.  Con esto no quiero decir que esté terminada, ni mucho menos.  Si hiciera una analogía con una casa, podría decir que hay cimientos, paredes, techo, ventanas y puerta.  Ahora falta rematar la fontanería, la climatización y la instalación eléctrica y, muy importante, la decoración.

Quiero documentar bien algunos eventos y sitios que se mencionan en la historia y en los que no estuve o a los que no asistí.  Algunos son importantes en la trama, así que ya he quedado con gente que si estuvo, para que me cuente su experiencia y poderla plasmar adecuadamente.

184.465 palabras para contar una historia.  No sé si serán muchas o pocas, pero es la vez que he utilizado más para narrar algo.  Y el número tiene que crecer, claro.  Me he imprimido una copia que voy releyendo y me doy cuenta de lo malo que soy en la primera tirada.  Si hubiese tenido que hacerlo con una olivetti antigua, no habría podido.  No sé si los editores de textos modernos son una ventaja, realmente.  El hecho de que puedas volver y corregir con facilidad hace que no te esfuerces tanto en encontrar la palabra o la expresión más adecuada.  Pero también permiten escribir más rápido y volver con la pulidora en otro momento.  Esa pulidora va a sacar humo, las próximas semanas.


No me comprometo a tenerla repasada a finales de abril, como dije.Estas dos próximas semanas van dedicadas en intensivo a la web nueva.  Quisiera que estuviera funcionando el día 15, aunque la informática y los plazos deseados no suelen casar demasiado, sobre todo cuando no eres demasiado bueno ni en diseño, ni en programación.  Las carencias sólo se sustituyen a base de horas y horas y le tendré que robar muchas a la novela a la que, por cierto, aún no le he encontrado un título adecuado.

Al margen de todo esto, el fin de semana ha traído una noticia muy triste.  Siguen ardiendo las Fragas do Eume, un bosque que tengo cerca y que es un tesoro para muchos, menos para los autores del incendio; todo indica que ha sido provocado.  El paraje es excepcional para pasear a pie, en bicicleta o a caballo, disfrutando de la naturaleza.  El sitio perfecto para ir a desconectar.



El ser humano alberga muchas oscuridades en su interior.  Pero no soy capaz de llegar a las de quienes han sido capaces de pegarle fuego a un sitio como este.



De momento, ya han ardido 1000 hectáreas de esta joya...



Recuerdo la canción de Sau, Aixó es pot salvar y suscribo por completo unos de los versos:

I al fill de puta, que cremi aquests boscos
que li tallin les mans

(Y al hijo de puta, que quema estos bosques
que le corten las manos)

La canción de Sau tiene un fondo esperanzador.  Pero no es el caso.  Las labores de repoblación serán ardúas.  Ya hay varias plataformas creadas a tal fin.  En cuanto empiecen, cuentan con mis dos manos para arreglar el desastre.  Y me encantaría que las del autor o los autores de la atrocidad quedaran empaladas a la entrada del parque, como aviso de que el fuego intencionado no debe quedar impune.

Ayer descubrí un pasaje musical desgarrado y tremendamente triste que me vale para cerrar este post.

The scene has already faded away
Now it's time you stopped crying: missing pieces

Already faded away

Stop crying, stop crying
Missing pieces