lunes, 16 de enero de 2012

Jugaremos el Estrellas de Madrid


Después de una tarde algo aciaga, con un sólo ITM en cuatro torneos, me quedaba la bala del satélite para el Estrellas poker tour de Madrid.  A la hora y media, me quedaban 730 fichas de las 3000 iniciales.  Por suerte, con niveles de 15 minutos, mucha paciencia y dos flips ganados, me volví a meter en la pomada.  Después de cuatro horas y media de pelea, me hice con uno de los paquetes de 1500 € para jugar la etapa madrileña del tour que organiza Pokerstars.  Sufrí un poco en la primera burbuja (había tres premios de 430 € para los clasificados del 10 al 12, pero en la otra, la buena, me encontré casi triplicando al segundo de la mesa, así que conecté el aporreeiting mode y apenas pasé apuros.

A esa final de 215 € de entrada accedí mediante un satélite de 8.80 + R, en el que no hice el rebuy, pues en la primera mano me dieron AA en la BB y me vino un all in de cara que gané.  En la segunda mano, un cuádruple all in me pilla con KK y me coloqué *5 en fichas en dos manos.  8 € del add-on suman una inversión total de 16.80 para el paquete de 1500 €, al que habría que añadir los 2,65 € de un satélite que jugué para un 11+R y que gané, pero luego vi que la estructura del torneo de rebuys era demencial, así que lo abandoné en cuanto me pelaron el primer stack.

Así que volvemos a jugar un torneo en vivo.  Espero que no se me haya olvidado como sujetar las cartas...

sábado, 14 de enero de 2012

Somebody i knew today...

Bonito despertar... Me mandan un link a una curiosidad musical (¡¡¡Mil gracias, Rudy!!!).  5 personas y una guitarra tocando una melodía deliciosa.  
Se podría hacer la lectura de que los recortes llegan a algunos grupos pero que, con talento, todo se supera, pero no es el momento de pensar en como está el mundo, si no que toca dejarse transportar momentáneamente a Universos de algodón rosa ...



La búsqueda de la canción original se hace obligada...




La letra es una melancolía preciosa...

Now and then I think of when we were together
Like when you said you felt so happy you could die
I told myself that you were right for me
But felt so lonely in your company
But that was love and it's an ache I still remember

You can get addicted to a certain kind of sadness
Like resignation to the end
Always the end
So when we found that we could not make sense
Well you said that we would still be friends
But I'll admit that I was glad that it was over

But you didn't have to cut me off
Make out like it never happened
And that we were nothing
And I don't even need your love
But you treat me like a stranger
And that feels so rough
No you didn't have to stoop so low
Have your friends collect your records
And then change your number
I guess that I don't need that though
Now you're just somebody that I used to know
Now you're just somebody that I used to know
Now you're just somebody that I used to know

Now and then I think of all the times you screwed me over
But had me believing it was always something that I'd done
But I don't wanna live that way
Reading into every word you say
You said that you could let it go
And I wouldn't catch you hung up on somebody that you used to know

But you didn't have to cut me off
Make out like it never happened
And that we were nothing
And I don't even need your love
But you treat me like a stranger
And that feels so rough
No you didn't have to stoop so low
Have your friends collect your records
And then change your number
I guess that I don't need that though
Now you're just somebody that I used to know

(Somebody)
I used to know
(Somebody)
Somebody that I used to know
(Somebody)
I used to know
(Somebody)
Now you're just somebody that I used to know
I used to know
That I used to know
I used to know
Somebody

martes, 10 de enero de 2012

Tengo que comprar un diccionario de siglas...


* No tienes nada.
La doctora me mira y sonríe.  Mi cara de absoluta perplejidad le hace volver la vista hacia la pantalla, repasa mi historial, se vuelve hacia mi, vuelve a sonreír, esta vez forzadamente y repite:
* Nada.  Sin contrastes.

Aunque es casi la una, hace poco que me he levantado y la neurona sigue adormilada.  ¿A dónde han ido a parar las discopatías?

* No entiendo.  Hace una semana tenía cinco discos tocados y ahora... ¿nada?
* ¿Discos? esto es un TAC craneal..
* ...
* ...
* Osea, que no es la resonancia magnética de la columna...
* No. ¿Quien te pidió esta prueba?
* Su sustituta, en verano.  En lugar de recetarme Ritalin, que es lo que yo quería, quiso hacérmelo para cerciorarse de que en la cabeza no tengo nada (lo que se podía haber certificando simplemente asomando la vista por el oído, la verdad).  Pero esa prueba la tenía marcada para el 13 de febrero.
* Ah... Te la habrán adelantado. Pues no tienes nada...
* Vale, ya, eso ya lo sabía.  ¿Y la resonancia de la espalda?
* Pues no sé.  Aqui figuras en la lista de espera para la primera visita en neurocirujía.
* ... .... .... Estupendo... Pues buenos días tenga...
* Buenos días...

Llamo al Hospital.  Efectivamente, me adelantaron el TAC craneal por que han puesto una máquina más (¿andestán los recortes, andestaaaaaán?.  Y la cita con el neurocirujano sigue en el limbo de los que esperan.  Menuda jodienda.  Yo convencido de que la segunda carta para una prueba rara de esas con siglas extrañas era la de la espalda...  habrá que mirar por otro lado, porque si espero a que me la arregle el Sergas lo llevo claro.  Estos hijoputas están viendo a ver si la palmo y se ahorran mi pensión.  Pues la llevan clara...

martes, 3 de enero de 2012

El modelo islandés, con dos cojones, funciona.

Copypaste de un artículo de Paul Krugman (Nobel de economía en 2008) publicado en El País, el 30 de Octubre pasado.  Una premonición de lo que nos viene encima.  Apretarnos el cinturón para pagar la irresponsable gestión de los bancos y que sigan haciendo lo mismo, buscar el máximo beneficio sin apenas restricciones.  Eso supone seguir metiendo su capital en el circuito de la pura especulación, alejándolo de la economía productiva.  A empresas viables se les sigue negando financiación, obligándolas a suspender pagos o cerrar, mientras la banca sanea sus cuentas con el dinero de todos y coloca a sus peones en cargos estratégicos de la política para que nada cambie.

Los mercados financieros están celebrando el pacto alcanzado en Bruselas a primera hora del jueves. De hecho, en relación con lo que podría haber sucedido (un amargo fracaso para ponerse de acuerdo), que los dirigentes europeos se hayan puesto de acuerdo en algo, por imprecisos que sean los detalles y por deficiente que resulte, es un avance positivo.

Al revés que el resto, Islandia dejó arruinarse a los bancos y amplió su red de seguridad social
Pero merece la pena retroceder para contemplar el panorama general, concretamente el lamentable fracaso de una doctrina económica, una doctrina que ha infligido un daño enorme tanto a Europa como a Estados Unidos.

La doctrina en cuestión se resume en la afirmación de que, en el periodo posterior a una crisis financiera, los bancos tienen que ser rescatados, pero los ciudadanos en general deben pagar el precio. De modo que una crisis provocada por la liberalización se convierte en un motivo para desplazarse aún más hacia la derecha; una época de paro masivo, en vez de reanimar los esfuerzos públicos por crear empleo, se convierte en una época de austeridad, en la cual el gasto gubernamental y los programas sociales se recortan drásticamente.

Nos vendieron esta doctrina afirmando que no había ninguna alternativa -que tanto los rescates como los recortes del gasto eran necesarios para satisfacer a los mercados financieros- y también afirmando que la austeridad fiscal en realidad crearía empleo. La idea era que los recortes del gasto harían aumentar la confianza de los consumidores y las empresas. Y, supuestamente, esta confianza estimularía el gasto privado y compensaría de sobra los efectos depresores de los recortes gubernamentales.

Algunos economistas no estaban convencidos. Un escéptico afirmaba cáusticamente que las declaraciones sobre los efectos expansivos de la austeridad eran como creer en el "hada de la confianza". Bueno, vale, era yo.
Pero, no obstante, la doctrina ha sido extremadamente influyente. La austeridad expansiva, en concreto, ha sido defendida tanto por los republicanos del Congreso como por el Banco Central Europeo, que el año pasado instaba a todos los Gobiernos europeos -no solo a los que tenían dificultades fiscales- a emprender la "consolidación fiscal".

Y cuando David Cameron se convirtió en primer ministro de Reino Unido el año pasado, se embarcó inmediatamente en un programa de recortes del gasto, en la creencia de que esto realmente impulsaría la economía (una decisión que muchos expertos estadounidenses acogieron con elogios aduladores).
Ahora, sin embargo, se están viendo las consecuencias, y la imagen no es agradable. Grecia se ha visto empujada por sus medidas de austeridad a una depresión cada vez más profunda; y esa depresión, no la falta de esfuerzo por parte del Gobierno griego, ha sido el motivo de que en un informe secreto enviado a los dirigentes europeos se llegase la semana pasada a la conclusión de que el programa puesto en práctica allí es inviable. La economía británica se ha estancado por el impacto de la austeridad, y la confianza tanto de las empresas como de los consumidores se ha hundido en vez de dispararse.

Puede que lo más revelador sea la que ahora se considera una historia de éxito. Hace unos meses, diversos expertos empezaron a ensalzar los logros de Letonia, que después de una terrible recesión se las arregló, a pesar de todo, para reducir su déficit presupuestario y convencer a los mercados de que era fiscalmente solvente. Aquello fue, en efecto, impresionante, pero para conseguirlo se pagó el precio de un 16% de paro y una economía que, aunque finalmente está creciendo, sigue siendo un 18% más pequeña de lo que era antes de la crisis.

Por eso, rescatar a los bancos mientras se castiga a los trabajadores no es, en realidad, una receta para la prosperidad. ¿Pero había alguna alternativa? Bueno, por eso es por lo que estoy en Islandia, asistiendo a una conferencia sobre el país que hizo algo diferente.
Si han estado leyendo las crónicas sobre la crisis financiera, o viendo adaptaciones cinematográficas como la excelente Inside Job, sabrán que Islandia era supuestamente el ejemplo perfecto de desastre económico: sus banqueros fuera de control cargaron al país con unas deudas enormes y al parecer dejaron a la nación en una situación desesperada.

Pero en el camino hacia el Armagedón económico pasó una cosa curiosa: la propia desesperación de Islandia hizo imposible un comportamiento convencional, lo que dio al país libertad para romper las normas. Mientras todos los demás rescataban a los banqueros y obligaban a los ciudadanos a pagar el precio, Islandia dejó que los bancos se arruinasen y, de hecho, amplió su red de seguridad social. Mientras que todos los demás estaban obsesionados con tratar de aplacar a los inversores internacionales, Islandia impuso unos controles temporales a los movimientos de capital para darse a sí misma cierto margen de maniobra.

¿Y cómo le está yendo? Islandia no ha evitado un daño económico grave ni un descenso considerable del nivel de vida. Pero ha conseguido poner coto tanto al aumento del paro como al sufrimiento de los más vulnerables; la red de seguridad social ha permanecido intacta, al igual que la decencia más elemental de su sociedad. "Las cosas podrían haber ido mucho peor" puede que no sea el más estimulante de los eslóganes, pero dado que todo el mundo esperaba un completo desastre, representa un triunfo político.

Y nos enseña una lección al resto de nosotros: el sufrimiento al que se enfrentan tantos de nuestros ciudadanos es innecesario. Si esta es una época de increíble dolor y de una sociedad mucho más dura, ha sido por elección. No tenía, ni tiene, por qué ser de esta manera.