viernes, 4 de noviembre de 2011

El CEP de San Sebastián

Si mal no recuerdo he estado tres veces en San Sebastián.  La primera vez fué en el 2001 y fuí por una prueba del Ranking Nacional de 2ª A de billar americano.  El torneo empezaba a las 10 de la mañana y salí de Reus a las cuatro de la madrugada, habiendo dormido seis horas.  El Club (de billar) dónde se jugaba la prueba estaba por la parte de atrás del monte Igueldo.  La vista de la ciudad desde ahí arriba es impresionante.


Es lo mejor que me llevé, en cuanto a la ciudad.  Dimos una vuelta por los alrededores del hotel, pero no bajamos al casco urbano, que había visto de pasada.  Comimos en un restaurante que había allí mismo.
En el campeonato, pasé una ronda a las once y media, pasé otra a las seis de la tarde y empecé la tercera a las nueve de la noche.   A las once menos cuarto desmontaba los tacos y los metía en la taquera después de haber ganado 7-6, clasificándome para el día siguiente entre los últimos ocho.

A las dos y media estaba en Salou, poniéndo música en La Cage (Hay como 500 kilómetros). En esa época los radares no te pillaban de noche y ya llevaba un GPS con los fijos controlados, así que pude ir la mayor parte del tiempo gas a fondo.  Cuando terminé mi sesión, a las seis de la madrugada, metí los cd´s en el maletero y volví a enfilar rumbo a San Sebastián.  Encontré algo de tráfico rodeando Zaragoza y Vitoria, pero llegué a las diez y media, con tiempo de cerrar los ojos un cuarto de hora, tomarme un café de medio litro y ponerme a jugar.

Los deportes de concentración requieren frescura mental y perdí 7-2 con un tipo al que había ganado 6-1 tres semanas antes.  Las bolas parecían balones de playa, esos de Nivea y las troneras, agujeros de golf.  Cuando terminé, recogí mi modesto cheque de 100 euros y me puse a dormir en el coche, esperando a ver que hacía un amigo mío, que llegó a la final.  Cuando la perdió, decidimos poner rumbo a casa (eran las seis de la tarde) y cenar por el camino.  Había visto San Sebastián de pasada, nada más.

Al año siguiente volví para otra prueba del mismo circuito.  Esta vez fuí más previsor y nos fuimos con dos amigos el viernes después de comer.  La intención era cenar y dormir bien, para estar frescos al día siguiente.  Decidimos darnos una vuelta por La Concha e ir de pinchos.  Un bar, otro bar, unas muchachas nos hacen caso, un pub, otro pub, una disco, un piso...  Llegué al hotel a las siete y media de la mañana, para dormir una horita y poco, ducharme y subir al Club, que estaba en el Hotel Gudamendi, si no recuerdo mal el nombre.  Pasé una ronda, pero en la segunda me vino el mundo encima y volví a sufrir el síndrome pelota de Nivea y no me entró nada y fuí vapuleado.

Cómo no hay mal que por bien no venga, me fuí al hotel a dormir un ratito y a la hora de cenar estaba listo para atacar de nuevo la noche donostiarra.  Otra vez de pinchos, encontramos a las mismas muchachas del día anterior y volví a llegar a las ocho de la mañana al hotel.  A veces me pregunto por que alquilar una cama, si con la ducha es suficiente...


Como mis dos colegas seguían vivos en el torneo, subí con ellos, me dí una vuelta por el parque de atracciones que hay (que estaba cerrado) y fuí dormitando a ratos en el coche, hasta que los eliminaron a los dos.  Comimos algo y nos volvimos para casa.  Esta vez palmando en el billar, pero habiendo disfrutado de la ciudad y llevándome un gratísimo recuerdo.

En el año 2006, por Navidades, hicimos una ruta de una semana desde Miño hasta Reus, con paradas en Bilbao, San Sebastián, Empuriabrava y Barcelona, para ver a diferentes amigos.  A Donosti llegamos a media tarde para conocer a un sobrino recién nacido y mi hermano nos hizo un recorrido más cultural que el de la anterior visita.  La ronda de pinchos varios no la perdonamos,  obviamente.

 




Las tres veces fuí casi por la jeta.  En las dos primeras iba con los gastos pagados por haberme clasificado para la prueba de ranking (en el primero tuve que descontar la subida y bajada de Salou, compensada por el caché de DJ) y en la segunda íbamos de paso y nos quedamos a dormir en casa de mi hermano.

Del 18 al 20 de noviembre se celebra en Donosti una etapa del CEP.  Aunque parece ser que no han podido hacer un torneo de 3 días, como el que hubo en Madrid, voy a intentar jugarlo, aunque sólo sea por volver a vivir la noche donostiarra, si se da el probable caso de saltar por los aires el día 1.  Y baidefeis, por supuesto.  En Ladbrokes ponen en juego un paquete de 1100 € el domingo día 13 a las 20:00, hora inglesa.  Las entradas para esa final cuestan 27,50 €, aunque hay clasificatorios varios, incluídos tres freerrolls, uno de ellos mañana sábado.  Puedes ver todos los detalles aqui.

Ladbrokes utiliza el soft de Microgaming (Unibet).  Aunque no tiene mucho tráfico, está llena de paquetes, sobre todo en límites bajos.  Si aún no tienes cuenta ahí, puedes abrir una a través de este link.  Dependiendo de las manos jugadas, puedes conseguir hasta un 30% de rake.  En esta tabla está explicado.  Si la abres, envíame tu nick, a ver si les saco a los de Ladbrokes algo para que nos tomemos unas cañas.... :)

¡Nos vemos en Donosti! (Si hay suerte...)

8 comentarios:

Renata dijo...

se ve que es una linda ciudad =)

Odón dijo...

Hola

La ciudad es muy accesible y ofrece lo mejor a sus amigos y visitantes.

Nuestra etapa siempre ha estado montada en dos días (1A y 1B y la final) Y la estructura la hemos mejorado sobre la que teníamos. Madrid hace tres días por espacio y lo pudo cambiar. Nosotros lo haremos el año 2012.

Suerte a todos los que os clasifiqueis o vengais.

Un saludo

Odón

Albert Tortajada dijo...

Lo es, Renata, de las más bonitas de España.

Albert Tortajada dijo...

Un honor tenerle como lector, señor. Espero poder saludarle en persona. Eso querrá decir que me clasifiqué...

Implicada dijo...

yo sí pedo decir ¿ay qué bonito! :)
hartos saludos

Albert Tortajada dijo...

Lo es implicada. Las fotos que colgaste tú, también. Pero dado tu estado de ánimo, me abstuve... :)

Noemí dijo...

Si vas, voy :)

Albert Tortajada dijo...

Ya es otro muy buen motivo para ir.
Lo intentaré con esfuerzos redomados!